Según afirma, la de ella gira en torno a sus hijos Leyla (11) y José Andrés (6). "Yo vivo y trabajo para ellos. Son mis pilas recargables, lo que me motiva y me da fuerzas cuando me canso", dice sin dejar de sonreír, aunque un poco nerviosa.
Sin embargo, sustentar su hogar será una lucha constante, no solo por ser madre soltera, sino también por la discapacidad que tiene para caminar debido a las secuelas de la poliomelitis que le afectó cuando tenía tres meses de nacida.
Vive un reto constante para sustentar su hogar. Estefa optó por dedicarse a este oficio desde hace seis años, cuando su esposo la abandonó, también perdió su empleo como funcionaria pública en la Alcaldía. "Fueron momentos duros, no sabía qué hacer. Hubo un momento en que pensé en dar a mis niños en adopción, de la desesperación, aunque luego recapacité al darme cuenta que eran lo único que tenía en la vida", confiesa, a tiempo de aclarar que no pudo contar con su familia por ser de escasos recursos y por vivir en los valles.
"Por mucho tiempo busqué empleo, pero también fueron muchas las veces que la sociedad me cerró las puertas, después vi que lavando podía hacer por lo menos para la comida y eso hago todos los días", manifiesta la mujer, que recorre cada día las calles de su barrio y del centro de la ciudad en su silla de ruedas.
"Eso sí, antes de salir de casa les dejo todo preparadito, cosa que si pillo una 'lavada' ya ellos se van comiditos al colegio", apunta.
Es sabido que en sus condiciones la lucha no es sencilla, menos con el recelo que hay de muchos ciudadanos para dar empleo a las personas con discapacidad, aunque ella piensa en positivo.
"Como sea me doy modos para 'sobrevivir'. El amor de una madre supera cualquier barrera, más aún cuando, también hacés el rol de padre", finaliza.
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