Doña Santusa es una de las recolectoras más antiguas del lugar y hace su trabajo consciente de los riesgos a los que se expone, aunque resignada debido a sus necesidades económicas. Antes de la basura, vivía de sus actividades agropecuarias.
“Yo trabajo aquí hace 15 años, esta basura ha contaminado a toda la comunidad. Antes tenía llamitas, chanchos, ovejas y me dedicaba a cuidar eso, pero desde que esta basura ha llegado he empezado a escoger las botellas, las vendo a un boliviano con 20 centavos el kilo”, cuenta.
En el botadero existen 10 grupos de mujeres, cada uno integrado por nueve o 10 comunarias del sector, que se turnan para recolectar botellas pett, metales, cartón, botellas de vidrio, envases de plástico y hasta cáscaras de verduras que llevan para los pocos chanchos que les quedan.
La Razón visitó el lugar el martes 14 de junio, al mediodía, y encontró a las mujeres organizadas en grupos, almorzando junto a sus hijas e hijos en los alrededores de su lugar de trabajo, uno de los más contaminados del departamento y quizá del país.
Óscar Cala, responsable del cierre del relleno, son los gases que con más frecuencia se emiten en los botaderos. Se encuentran prácticamente todo el día en ese lugar, aspirando dióxido de carbono, óxido nitroso y metano, que, según
De acuerdo con Víctor Hugo Velasco, infectólogo pediatra, estas mujeres y sus familias están expuestas principalmente a infecciones respiratorias agudas, gripe, conjuntivitis, infecciones gastrointestinales, fiebre tifoidea, salmonella, cólera en tiempos de epidemia y hepatitis B, provocada por pinchazos o heridas con agujas que están infectadas. También se exponen a intoxicaciones por el agua que consumen, que está contaminada con los líquidos lixiviados que escurren del botadero y que llegan hasta los pozos de donde se abastecen a diario.
En el vertedero, cerca de 100 camiones dejan 470 toneladas de residuos sólidos cada día. Cuando llega una volqueta cargada de basura las mujeres corren llevando un saco de yute en una mano y un “chuntillo” o picota corta en la otra para partir las bolsas de desperdicios. Varias no tienen esa herramienta de trabajo y abren las bolsas con sus manos, que protegen con viejos y agujereados guantes de goma. Las recicladoras más antiguas no utilizan ningún tipo de protección.
El contacto directo entre piel y basura puede generar, según Velasco, enfermedades e infecciones dermatológicas. “La basura no está seleccionada, allí se pueden encontrar desde botellas rotas, agujas, cuchillos y elementos punzo cortantes que pueden generar infecciones mortales”, advierte.
Labor. Las recolectoras trabajan junto a los “alkamaris”, que son buitres del altiplano que llegan al lugar en busca de comida.
Doña Isabel cuenta que en este botadero se encuentra de todo, incluso personas muertas. “Una vez, al partir una bolsa negra he encontrado un niño muerto, parecía recién nacido, así nomás lo votan, pero todos los días encontramos animales muertos perros, gatos y gallinas”, relata.
La versión es corroborada por Cala, quien asegura que en más de una oportunidad se encontraron cadáveres. “Hemos tenido que llamar a la policía y como no vienen entonces nosotros los enterramos y alguna vez en medio de la basura se han quedado, hasta fetos en bolsas y yutes se encuentran”, asegura.
Las recolectoras del botadero reconocen que están expuestas a una serie de enfermedades e infecciones, pero dicen que no pueden hacer nada frente a su realidad. “No tenemos nada, ni una inyección nos ponen, hemos pedido a la empresas, al Alcalde, pero no nos hacen caso, mi dolor de estómago mascando coca nomás me hago calmar. Y cuando me enfermo voy a la farmacia o me aguanto, porque no tengo dinero, mucha gente se ha enfermado”, cuenta doña Mercedes mientras mastica coca.
Según Cala, la empresa Colina, encargada del cierre paulatino del botadero, no puede brindarles ningún tipo de asistencia médica, ni dotarles de uniformes como solicitan las recolectoras. “Las señoras no son nuestras empleadas, vienen por su voluntad”, señaló.
No obstante, Doña Santusa cree que, por moral, la empresa debe asumir alguna responsabilidad con las mujeres que trabajan en el botadero, porque están en los predios de la comunidad el Ingenio que antes pertenecía a los comunarios. “Trabajamos, sin uniforme, sin alimento, sin barbijos. Esta empresa debe colaborarnos por lo menos con duchas porque ellos están en nuestro terreno”.
Efectos de la basura en el aire
La descomposición de la basura genera:
Metano (CH4). Proviene de la descomposición de la materia orgánica por acción de bacterias.
Óxido nitroso (N2O). Se libera por el excesivo uso de fertilizantes, está presente en desechos orgánicos.
Dióxido de carbono (CO2). Es el gas más abundante y el que más daños ocasiona a la salud.
Los niños ya no tienen entrada al botadero
“Los más habilosos para recolectar botellas de plástico, de vidrio, papeles, cartón y hasta comida para los cerdos son los niños”, asegura doña Sabina, quien, sin embargo, ya no quiere ver a menores haciendo esta labor.
Ella trabaja hace 12 años en el botadero, pero desde el 2010 va sola al lugar. Su hijo ya no la acompaña como antes, porque fue atropellado por un tractor.
“Mi hijo estaba buscando botellas, pero el tractor al retroceder le ha pisado cuando estaba aplanando el relleno, desde esa vez ya no dejan entrar más niños, el gerente nos riñe”, contó. Ahora ya no hay niños trabajando en el botadero de Villa Ingenio.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) determina que “el trabajo que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños, está considerado entre las peores formas de trabajo infantil, y debe ser erradicado”.
El 12 de junio, la OIT presentó un informe en el que se establece que en Bolivia existen 850.000 niños y niñas trabajadoras y, según el Ministerio de Trabajo y Unicef, entre las peores formas de trabajo infantil en el país están la zafra, la pesca, la fabricación de ladrillos, los servicios domésticos, la minería y aquellas labores en las que los niños están sometidos.
La minería y las ladrilleras son consideradas las peores formas de trabajo infantil, porque los menores están expuestos a los altos niveles de contaminación; sin embargo, los gases que se desprenden del botadero, como el dióxido de carbono, óxido nitroso y metano, tienen mayores niveles de contaminación y podrían provocar daños severos a la salud, según el doctor Víctor Hugo Velasco, infectólogo pediatra. Hasta hace dos años, en Villa Ingenio había niños expuestos a estos peligros en su labor de recolectores de desechos en los basurales.
Ahora, los niños se acercan a sus madres a ciertas horas, pero ya no trabajan junto a ellas.
Riesgos que se corre en el botadero
1. Fiebre Tifoidea. Por beber aguas residuales
La fiebre tifoidea y la paratifoidea son enfermedades graves causadas por la bacteria salmonella. Puede ser fatal, especialmente si no se trata de inmediato a los contagiados.
2. Resfríos (iras). Por virus y bacterias
Provoca dificultades para respirar, la persona se agita, pero además tiene dificultades para tragar, dolor de garganta, dolor de oído y cabeza, y fiebre.
3. Hepatitis B. Al producirse una herida
Los síntomas son piel y ojos amarillentos (ictericia), náuseas, fatiga que tarda durante semanas o incluso meses y dolor abdominal en el área del hígado (lado derecho superior).
4. Dermatitis. Por contacto con irritantes
Los estados de la piel que caracterizan la dermatitis pueden ser: enrojecimiento, inflamación, formación de ampollas, formación de costras, descamación, exudación o comezón.
5. CONJUNTIVITIS. Por el viento contaminado
Enfermedad que se produce por la inflamación de la conjuntiva de los ojos. Los síntomas: irritación y picazón. Los ojos se van tornando rojos y arden.
6. Infección intestinal. Por mala higiene
Las manos sucias o el estar en ambientes antihigiénicos pueden hacer que la gente ingiera algunas bacterias que se reproducirán en el estómago hasta crear infecciones.