Entre las experiencias que le impulsaron a luchar por los derechos y la equidad de género están las historias de dos mujeres víctimas de violencia física y psicológica. Montaño, junto a las psicólogas de la Oficina Jurídica para la Mujer, les advertían lo que podía suceder si continuaban en el círculo de la violencia, pero ellas presionadas por sus familias y los prejuicios y, creyendo en las promesas de “nunca más” regresaban a lado de sus maridos. Ambas perdieron la vida a manos de sus parejas.
“Si las mujeres no han sabido poner un alto a la violencia en la primera, los agresores en la segunda y tercera terminan por minar su voluntad y autoestima y posiblemente no podrán salir”, afirmó.
Los diversos escenarios en los que ha estado presente han marcado su carácter firme, pero también sensible y perceptivo.
Es una luchadora permanente contra la violencia hacia la mujer y ha estado presente en el asesoramiento y rehabilitación de cientos de aquellas que han decidido ponerle un alto a la agresión física, psicológica y sexual.
En su trabajo como directora de la Oficina Jurídica para la Mujer es valiente, luchadora, feminista, amante de la vida, la libertad y de los sueños.
No es casual verla en los medios de comunicación brindando declaraciones sobre los derechos humanos, sexuales y reproductivos o leer sus artículos periodísticos y material bibliográfico sobre los derechos sexuales reproductivos, identidad y cultura. Es que a Julieta Montaño le apasiona escribir y transmitir su experiencia y conocimiento.
DERECHOS Su lucha en defensa de los derechos de la mujer y en contra de la violencia física y sexual inició en la década de los años setenta a ochenta, cuando Bolivia vivía un periodo de inestabilidad, violencia política y vulneración a los derechos humanos. Era la época de las dictaduras militares.
“Cuando fue la apertura democrática después, de la dictadura, empezamos a preocuparnos por la situación de los derechos humanos de las mujeres que, pese a haber transitado de la dictadura a la democracia, no se notaba ningún cambio. Entonces, un grupo de mujeres decidimos crear un espacio para ellas”, relató Montaño.
Fue de esa forma que el año 1976, junto a otras 8 personas, fundó la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos y después, en 1984, creó la Oficina Jurídica para la Mujer.
Es integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM).
Julieta Montaño nació en Quillacollo el año 1946. Estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Simón y egresó en 1971. Desde entonces, gracias a su formación académica, se ha dedicado a asesorar jurídicamente a personas, en especial mujeres, sobre sus derechos.
Es madre de cuatro hijos (Wily, Ernesto, Ramiro y Wara) y tiene seis nietos.
Julieta Montaño comentó que en los últimos años las personas de la tercera edad han sido víctimas de violencia psicológica y física por sus hijos por cuestiones de herencia.
Recomendó a los padres de familia que no cedan sus bienes en beneficio de sus hijos mientras estén vivos, porque puede ser motivo de discordia entre hermanos y los únicos responsables, en ese momento, serán los progenitores.
27 años en la Oficina Jurídica
Julieta Montaño está a cargo de la Oficina Jurídica de la Mujer (OJM) desde su fundación, hace 27 años. Aún no tiene planes de dejar la institución, a pesar de sus 64 años de vida, de los cuales se siente muy orgullosa por su experiencia y logros en favor de la mujer cochabambina.
“A mí me encanta avisar mi edad. Me encanta lo que hago, cada día encuentro nuevas cosas que hacer y, si algún día dejo la OJM, voy a emprender otras iniciativas”, afirmó Montaño.
DEFENSA La OJM es una organización no gubernamental cuya especialidad es la defensa de los derechos humanos de las mujeres, a través del asesoramiento jurídico, psicoló- gico, social y de género.
La organización se sustenta económicamente gracias al aporte de instituciones del exterior.
La OJM cuenta con abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales quienes informan y asesoran a las mujeres sobre sus derechos y obligaciones como personas y ciudadanas.
La organización se preocupa por mejorar el estado anímico de la mujer o víctima, ofreciéndole mecanismos judiciales y extrajudiciales para enfrentar sus problemas.
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