Pese a que no está permitido, aún hay padres que se resisten a prohibir a sus hijos que jueguen con agua mojando a desconocidas en la calle. Es una práctica tradicional, arguyen muchos, mientras sus vástagos dicen entre ellos: “No mojen a las feas” o “¡dale con toda tu fuerza!”. Lo cierto es que, por muy antigua que sea esta costumbre, es un acto violento que denota machismo.
En los carnavales de inicios del siglo pasado se lanzaba a las muchachas cáscaras de huevo rellenas con agua y perfume “como un gesto de galantería”, haciendo que se creyera que la mujer debería sentirse halagada, reflexiona Patricia Flores, periodista experta en género. En realidad —añade— éstas son formas enormemente agresivas de violencia que no tienen ninguna otra lectura que el ejercicio de la agresión amparada en una práctica cultural de diversión.
“Ojalá los chicos jugaran uno contra uno, pero lo hacen en grupo. Si uno se te acerca con un globo tal vez podrías reaccionar y darle un golpe, pero no ocurre eso ya que actúan en grupo. Además, no se puede combatir la violencia con violencia. Lamentablemente, ni la Policía ni las fuerzas municipales son suficientes para evitar estos actos vandálicos”, dice.
Puede que para muchos la intención sea jugar, pero luego siempre se pasa a la intención de lastimar. Es un acto de violencia a la mujer porque se la daña físicamente, además la persona que moja no tiene el consentimiento de la otra para hacerlo, afirma la psicóloga Nicole Ostertag. La acción connota machismo por el hecho de someter a la mujer, las expresiones no verbales implícitas son: “Te mojo y no puedes defenderte”, “tú no puedes agredirme, estás en desventaja”. Ellos demuestran fuerza y cobardía, pues lo hacen en grupo y así se envalentonan.
“Estos actos son resultado del machismo, pero no solo en época de Carnaval, sino siempre. La mujer debe empezar a defenderse y persistir con el mensaje de que mojar está prohibido por ley, no solo por no malgastar agua, sino para evitar las agresiones”, agrega la profesional.
Una discusión abierta en Facebook plantea a las afectadas diversas formas de defenderse, entre ellas subir a las redes fotos de la placa del vehículo de los agresores y de sus caras. También se sugiere acudir a las autoridades o a un transeúnte para pedir ayuda. Hay quienes incluso proponen responder con piedras. Cuán perverso resulta este tipo de ataques, dice Flores, que las mujeres hasta exploran formas para defenderse.
Para la piscóloga Lorena Áñez, “las risas a medias para esquivar la embestida o dejarse someter no son una opción, pues das la señal de que sí estás jugando. No debemos mostrar debilidad y hay que buscar apoyo en las demás personas que están en la zona —las señoras de las tiendas, por ejemplo— para que obliguemos a los chicos a dejar el lugar”.
Flores recalca lo importante que es trabajar en la prevención en casa, con la enseñanza de que un globazo jamás será una práctica de galanteo.
Actitud
No demuestres debilidad ni asumas la posición de víctima. Busca ayuda en otras personas que estén cerca para que los ahuyenten. Si puedes identificarlos, denúncialos.
Fuentes: Patricia Flores, comunicadora social y experta en género, Nicole Ostertag, psicóloga clínica, y Lorena Áñez, psicóloga.
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