Estoy agradecido con mi madre por los cuidados que me brindó de niño, de adolescente y de adulto, en la salud y en la enfermedad. Por la inmensidad de su amor al ser mi guía en mi formación intelectual y profesional, junto a mi padre; templando mi espíritu, enseñándome el camino que conduce hacia el bien, el amor al prójimo y las enseñanzas que nos dejó Cristo Jesús.
Que el Señor la bendiga, que le dé mucha felicidad hoy y todos los días; que le dé larga vida para seguir disfrutando de su compañía y de sus sabios consejos, que siempre me da.
Desde lo más profundo de mi corazón le deseo lo mejor, de su hijo que la ama inmensamente.
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