Cuando Nancy se refiere a que el servicio de voluntariado no es una cuestión de edad, busca aclarar el criterio común que erróneamente hace pensar que las mujeres, al llegar a la tercera edad, se dedican a esta actividad de ayuda al prójimo.
Y lo dice con la autoridad del conocimiento de causa que le brinda el hecho de haber dedicado su adolescencia y ahora su juventud a realizar labores solidarias, motivo por el cual recibió felicitaciones de la Unicef mediante su programa Unoy. Y hace poco fue distinguida en Tarija con el Premio Joven Sobresaliente 2012, en la categoría Contribución a la niñez, la Paz Mundial y los Derechos Humanos.
En su haber, por así llamarlo, figura también el reconocimiento del Rotary Club Grigotá por su apoyo constante en las campañas médicas en comunidades rurales, como animadora de los niños en las movilizaciones de fluorización y desparasitación.
El modelo
Reza un dicho común: las palabras conmueven y el ejemplo atrae. Este concepto se puede aplicar en el caso de Nancy, que tomó el modelo de acción de su familia.
Al mirar en retrospectiva a su infancia, confiesa: “siempre vi que mis abuelitos y mis padres dedicaban parte de su tiempo, regularmente, a otorgar ayuda a la gente que necesita apoyo. Esta herencia se transformó en mí en una especie de vocación”
Los primeros pasos
A partir de los 10 años de edad, cuando aún estaba en el colegio, Nancy encontraba satisfacción especial en los hogares de asistencia a los niños que dirige la congregación Don Bosco. Al cumplir 14 iba con sus amigas a dictar catequesis y llevarles frutas a los menores. Allí, en esas constantes visitas, conoció a dos sacerdotes que -otros ejemplos, así lo considera ahora- marcaron su vida en el servicio del voluntariado.
Se trata de los italianos Octavio Sabaddini y Claudio Piccinini.
“Me cautivó ese amor tan singular, inagotable puedo decir, que le brindaban a los chicos de los hogares Don Bosco y San Lorenzo”, cuenta entre otros temas.
Placer por ayudar
En las vacaciones escolares Nancy aumentaba su tarea de solidaridad.
Hoy evoca: “Mi mayor regalo era que mis padres me dieran permiso para visitar con mayor frecuencia a los niños de los hogares. Me encantaba disfrutar mi tiempo compartiendo con los niños. Compraba películas de cuentos infantiles y las mirábamos juntos. Sentía un placer singular en hacerlos reír, darles alimento, ayudar a las madrecitas a bañarlos, realmente esas actividades me llenaban de alegría”.
Así, desde que visitaba esos hogares, empezó a sustentar el criterio de que es mejor dar sin esperar recibir algo.
Institución
Luego ingresó a Interact y Rotaract Grigotá, que son programas juveniles que tiene el Rotary Club International. Ahí consolidó aquello de que es preciso ayudar sin aguardar recompensa. “Es que existe un lema rotario muy lindo que dice así: Dar de sí antes de pensar en sí. En síntesis, siempre uno debe estar dispuesto al servicio del prójimo y buscar por sobre todas las cosas el lado positivo en todo lo que se emprende, y de esta manera dar el máximo esfuerzo con la mejor voluntad.
En la mente y en el corazón
De esa trayectoria en el voluntariado durante su adolescencia guarda recuerdos y afectos de los hogares: Nidito, Fundación Síndrome de Down, Centro de Niños con Parálisis Cerebral, Tutelar, Renacer, Fortaleza, Don Bosco, Mano Amiga, Techo Pinardi y Cabildo de la Niñez.
Ámbito de operaciones
Nancy, hoy encargada regional de ventas cruzadas del Banco Bisa para Santa Cruz, Tarija y Trinidad, perteneció a las siguientes entidades:
• Unoy Bolivia. Es un programa de las Naciones Unidas para la juventud, que trabaja por la comprensión y paz mundial.
• Voluntarios Sin Frontera. Es una organización internacional de red de voluntarios.
• Fulieb. Es un programa del cual fue cofundadora. Tiene por objetivo impartir destrezas, conocimientos y valores a estudiantes de colegios fiscales y de convenio a través de su escuela de Líderes Emprendedores en Santa Cruz de la Sierra.
• Fue presidenta del (2007 - 2008) Rotaract Club Grigotá. Es una organización mundial sin fines de lucro conformada por jóvenes, hombres y mujeres, de 18 a 30 años de edad, que se dedican al servicio social a través de la realización de diferentes proyectos enfocados en salud, educación y medio ambiente; donde adquieren destrezas de liderazgo.
• Fue directora del Rotaract Grigotá del Proyecto Sillas de Ruedas, del 2007 al 2009.
Reconocimientos
• Felicitada por Naciones Unidas para la Niñez con su programa Unoy Bolivia en 1999.
• Del Rotary Grigotá, por su apoyo constante en las campañas médicas en áreas rurales y por promover la aplicación de los ideales de servicio en la niñez y juventud mediante principios éticos y morales.
Recuerdos
En el centro de niñas infractoras Renacer, que pertenecía a los hogares San Lorenzo, el sitio era como la cárcel del menor. Ahí llevaban a las chicas que habían cometido delitos o aquellas que eran abusadas.
Las historias de esas niñas eran realmente tristes. La mayoría había sufrido daños profundos en su vida y a tan corta edad. Con la sicóloga del centro realizábamos actividades de motivación para que olviden por un momento todo aquello que habían sufrido.
En los hogares Nidito Tutelar, el trabajo era con criaturas recién nacidas hasta los 3 años. Ahí lo que más se podía ayudar era en la hora de bañar a los bebés y darles de comer.
También ayudó en el centro Techo Pinardi, dedicado a los niños de la calle.
La distinción 2012
Por todo esto la Cámara Junior Bolivia distinguió a Nancy y a otros tres jóvenes más con el Premio Joven Bolivia 2012.
La ceremonia se realizó en el hotel Los Ceibos de Tarija.
Los reconocidos fueron: Nancy Valera Morón, en la categoría Contribución a la Niñez, la Paz Mundial y los Derechos Humanos.
Pablo Uriarte Robles: en Logros culturales.
José Antonio Chávez: en Servicio humanitario y voluntario.
Luis Enrique Llanos: en Innovación médica.
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