Así lo revela el Sensor Yanbal de la Mujer Boliviana, cuyo estudio cualitativo indagó sobre dos conceptos: mujer completa y transformación.
El documento fue elaborado a partir de las respuestas de un grupo de féminas de entre 28 y 40 años de edad y que se desempeñan como amas de casa, comerciantes o profesionales, en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto.
Esa plenitud femenina se logra con la autorrealización, es decir que una mujer sea capaz de abarcar satisfactoriamente todos los espacios de su vida, tanto públicos (profesional) como privados (familia).
Así, la boliviana para ser completa tiene que ser “buena en todo”, apunta la psicóloga Margaret Hurtado. Esta situación “la convierte en objeto y no le deja espacio para pensar. Por eso, (por ejemplo) la mujer no se arregla por ella misma, sino por y para los demás”, remarca.
Según la percepción de una cruceña que participó de la consulta, “una mujer completa es multifacética, que puede hacer varias cosas: estudiar, trabajar y cuidar de su familia”.
Con ella coincide una cochabambina. Una mujer plena “es aquella que trabaja, va a la casa y atiende al esposo y a los hijos”. En otras palabras, es una súper mujer.
Bajo esa lógica, el estudio establece que en Bolivia hay una tensión entre los condicionamientos y la identidad de género. Es decir, entre lo que las estructuras sociales y culturales definen el ser mujer dentro la sociedad (deber ser) y la identidad, entendida como el proceso subjetivo del ser mujer (querer ser).
Para Hurtado, este contexto hace ver a las bolivianas más orientadas hacia una visión cosmopolita, aunque aún hay una predominancia del pensamiento clásico.
“Ellas aún se perfilan como mujeres dependientes, pues pese a que se les otorga el derecho a profesionalizarse y trabajar, su principal ocupación es la de ser madre y esposa”.
En cambio, una cochabambina consultada dice: “Creo que hoy en día la boliviana se está liberando de los prejuicios y está buscando su propia independencia, la que ya no depende directamente del esposo o la familia”.
Otros datos
El estudio también indagó sobre la percepción de las féminas en las cirugías estéticas de los varones. El 44% de las consultadas ve como una rareza este tipo de operaciones en los hombres.
En Cochabamba, el 54% de las mujeres de entre 18 y 28 años aseguran que la operación estética en los hombres es “raro”, mientras que la población femenina de entre 26 y 40 años (11%) dice que una de estas cirugías puede ser necesaria.
De acuerdo con la experiencia del presidente de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, Gonzalo Soliz, el 25% de sus pacientes son varones. “Hago lifting y liposucción en hombres”, cuenta el especialista.
En su criterio, el porcentaje de varones que recurre a una cirugía estética en la ciudad de La Paz es más alto que el que se tiene en Estados Unidos (8%).
La encuesta
El Sensor Yanbal de la Mujer Boliviana se hizo a 500 féminas de entre 18 y 65 años, en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto. En el diseño y análisis del informe trabajaron las empresas Captura Consulting SRL y Mora y Araujo.
El 38% de las personas consultadas tenía entre 26 y 40 años; el 32%, de 28 a 25 años, y el 30%, de 41 a 65 años.
Además, el 38% de las personas es de Santa Cruz; el 25%, de La Paz; el 19%, de El Alto, y el 18%, de Cochabamba.
“La boliviana se está liberando de los prejuicios y busca su propia independencia, ya no depende directamente del esposo ”. Cochabambina consultada
Para las participantes del Sensor Yanbal de la Mujer boliviana 2012, la autoestima es entendida como la valoración que tiene una persona de sí misma. Esta valoración puede entenderse tanto en el ámbito social como en el personal. “La autoestima va mas allá del aspecto físico y tiene que ver con aceptarse tal como es una y no vivir con complejos”, afirma una participante cochabambina. El estudio destaca que una persona con buena autoestima se sabe importante, competente y responsable, no se siente disminuida cuando necesita ayuda, porque al reconocer su propio valor le es fácil conocer el de los demás. En contrapartida, una mujer con baja autoestima proyecta una imagen negativa y le cuesta entablar de manera armónica relaciones interpersonales.En este contexto se comprende el hecho de que muchas buscan cambios y transformación y eso tiene que ver con su actitud y su aspecto físico.Para las participantes, los factores que influyen en la autoestima se relacionan con aspectos físicos, psicológicos y sociales. En el ámbito social, la autoestima está ligada al qué dirán de la gente y a los parámetros socioculturalmente construidos sobre la imagen de la mujer y en el aspecto estético los estereotipos condicionan a la mujer cómo debe verse.
La autoestima y la valoración
Para las participantes del Sensor Yanbal de la Mujer Boliviana 2012, la autoestima es entendida como la valoración que tiene una persona de sí misma. Esta valoración puede entenderse tanto en el ámbito social como en el personal.
“La autoestima va más allá del aspecto físico y tiene que ver con aceptarse tal como es una y no vivir con complejos”, afirma una participante cochabambina.
El estudio destaca que una persona con buena autoestima se sabe importante, competente y responsable, no se siente disminuida cuando necesita ayuda, porque al reconocer su propio valor le es fácil conocer el de los demás.
En contrapartida, una mujer con baja autoestima proyecta una imagen negativa y le cuesta entablar de manera armónica relaciones interpersonales.
En este contexto se comprende el hecho de que muchas buscan cambios y transformación y eso tiene que ver con su actitud y su aspecto físico.
Para las participantes, los factores que influyen en la autoestima se relacionan con aspectos físicos, psicológicos y sociales.
En el ámbito social, la autoestima está ligada al qué dirán de la gente y a los parámetros socioculturalmente construidos sobre la imagen de la mujer y en el aspecto estético los estereotipos condicionan a la mujer cómo debe verse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario