jueves, 10 de marzo de 2011

La mujer alteña y su participación activa en el arte

Desde el nacimiento del Teatro Trono en 1989 y luego con la fundación de la Comunidad de Productores de Arte (COMPA), en los noventa, todavía en sus inicios, no se contaba con la presencia de mujeres en este proyecto artístico; el primer grupo estable del elenco estuvo conformado, por Erick Valdivia, Angel Urey y Juan Santos Cornejo, entre otros, recordó Iván Nogales director de Teatro Trono y COMPA.

En septiembre de1998 surge la idea de iniciar un grupo femenino en Teatro Trono, iniciativa que permitió convocar a jóvenes entusiastas para ser parte del grupo artístico, cuya meta estaría orientada a incentivar un espacio de reflexión, sobre la situación social, política y económica del país.

El primer grupo estuvo conformado por Claudia, una bailarina y actriz argentina, Andy, Coral, Ana y Erika, quienes presentaron una obra en el XI Festival de Teatro Popular. Pasada la presentación comenzó su trabajo en las calles, caminando con bolsas de vestuario, utilería y una considerable cantidad de revistas de educación ambiental que eran distribuidas en las escuelas, donde se presentaban. A partir de ese momento el espacio de Trono, que en principio perteneció a los varones, se convertía en el de las mujeres, recordó Doris una ex integrante de este elenco artístico.

“El Trono era una pequeña casita con la cara de Chaplin, que sonreía, muchos no le daban importancia, otros la veían como una casita pintoresca y nada más. Sin embargo, había algo que me atraía y llamaba en silencio, despertando mi curiosidad, uno de esos días decidí entrar, sería largo el describir las sensaciones, que experimente desde entonces, simplemente me atrapó y no pude salir más”, expresó Ana Salazar integrante de Teatro Trono y COMPA.

Guerrilleras del arte

El aporte femenino al Teatro Trono es indiscutible, pues cuando ya no había un grupo estable conformado por hombres y mujeres dedicados al arte, fueron tres muchachas las que salieron adelante con el proyecto, pasando una serie de aventuras, que lejos de debilitarlas las fortalecieron y crearon un lugar propicio, para que los niños y jóvenes desarrollen sus capacidades actorales y su sentido crítico frente a la sociedad en la que viven.

Las guerrilleras del arte tomaron el reto para sí mismas; vivir del arte y esto desde luego no fue una tarea fácil, las innumerables caminatas con mochilas al hombro y afiches con material educativo ambiental fueron sus mejores armas, para lanzarse al mundo en busca de un sueño que era compartido con su director.

Las hermanas Ana y Coral Salazar junto a Raquel Romero, se enamoraron del arte y jamás se pudieron separar del mismo, sus experiencias juntas son innumerables.

“Nos encontrábamos solo las tres (Coral, Raquel y yo) éramos el Teatro Trono, asumimos el reto con compromiso y mucho amor. Fue una época en la que nos impregnamos del encanto del teatro, nos imaginamos como actrices profesionales, atrapadas por ese misterio y decisión de optar por el arte y el teatro, como nuestra forma de vida”, relató Salazar.

Así comenzó una serie de visitas que emprendieron las jóvenes entusiastas, que hicieron de su alimento diario el teatro, creando nuevas obras o renovando las anteriores, llevando consigo su escenografía por los diferentes barrios y escuelas de La Paz y en otros departamentos del país, tiempo que no olvidarán jamás estas guerrilleras del arte.

“En Padilla nos preguntaron por los hombres y nosotras respondíamos que el grupo Trono éramos las tres, extrañados de vernos con tantas mochilas y sólo mujeres nos hacían conocer su admiración, y más aún, por el espectáculo que les ofrecíamos a la población. Así fue en muchos lugares por eso nos llegaron a decir que éramos unas guerrilleras”, aseguró Salazar.

En lo personal Ana Salazar asegura que le ha servido mucho, porque ha tomado el teatro como una forma de vida que le ayudado a liberarse, expresarse, a no sentir miedo y decir lo que piensa. “El estar en un escenario te permite transformarte, tener libertad, para volar, ahora puedo transmitir todos mis conocimientos en talleres que dicto a niños y jóvenes en COMPA”.

En la actualidad se desempeña como instructora de teatro en COMPA y han pasado varias generaciones de artistas bajo su formación, además de encargarse de la parte administrativa y en la elaboración de proyectos.


Nuevas generaciones

Anahí Machicado nació en El Alto y se identifica con su problemática, por esta razón busca aportar desde el teatro, para que la juventud tome conciencia de lo que puede hacer por mejorar su ciudad. “El ser parte de Teatro Trono me ha cambiado en el sentido de tener una visión crítica, con relación a algunos temas de esta urbe”.

Para Machicado el Trono se diferencia de otros elencos, porque representa a El Alto, con chicos de barrio, cada miembro está involucrado con el teatro, desde la temática hasta el proceso de presentación de la obra. El estilo callejero de tocar bombos para convocar a la gente y regalarles una obra hace que Teatro Trono sea único. “Cada representación artística es única, con temas que tienen que ver con nuestra ciudad. Muchos jóvenes al vernos actuar nos preguntan dónde pueden aprender a hacer teatro”.

Machicado es miembro de una red de jóvenes líderes que hacen teatro en Cochabamba y Santa Cruz, donde tiene presencia COMPA y es ahí donde se plantean algunos temas que son tratados por los jóvenes en busca de soluciones a problemáticas actuales.

“Yo pertenezco a una red de jóvenes líderes, junto con otros chicos que hacen teatro en Cochabamba y Santa Cruz. Nos reunimos para platear soluciones a problemáticas que existen en cada región o barrio, a través del teatro como instrumento de acción. Esto te incentiva a formar parte del grupo con jóvenes que quieren dar la cara por lo que pasa y no ser un bulto más, cada miembro aporta con ideas para lograr esto”, afirmó la integrante de Teatro Trono.

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