domingo, 6 de marzo de 2011

Recuerdos del Chapare y de la producción de coca


Pilar Soliz Inturias | Recuerda que antes para vivir de la hoja sagrada, los campesinos tenían que trabajar mucho y ganaban muy poco, pues sólo se empleaba en el consumo tradicional y en satisfacer las necesidades de los mineros

Pilar Soliz Inturias tiene todos sus dientes completos. No usa placa a pesar de que ya tiene 100 años y aunque no puede ver bien y no camina porque tiene rota la cadera izquierda, come todo sin ningún problema, aunque ya no pijcha la coca, que vendió durante más de tres décadas.

“Ya no recuerdo casi nada, antiguamente cuando era soltera no adolecía de nada, vivía sanita, en mi trabajo con mis hijas… a estas mis hijas he criado, las he hecho estudiar, ahora ellas también ya están viejitas, teníamos que caminar mucho para vivir, viajábamos a los Yungas de Espíritu santo en tres días llegábamos a la ciudad de Cochabamba, así caminábamos”, dice tras explicar que toda su vida fue cocalera en la zona que ahora conocemos como el Chapare.

“Dónde yo vivía se llamaba Yungas del Espíritu Santo. No había todavía el Chapare. Ahí se producía coca, yuca, plátano, balusa, eso comíamos. Criaba gallinas, solo eso. Sólo gallinas podíamos comer, qué otra cosa sino había. No había nada, menos una vaca” dice y explica, “Mi casa estaba hecha de pura madera, cuando allá vivíamos su papá de ellos murió. Antes no habían caminos, ahora hay lindos caminos, hay muchos autos. Por eso antes a nuestro chaco en Espíritu Santo íbamos a pie tardábamos hasta tres días, no sé ni cómo viajábamos tanto a pie”.

Asegura que cuando era joven, trabajar con la hoja sagrada no era igual que ahora, pues todo era más difícil y las ganancias más pequeñas.

“La coca teníamos que plantar, preparando con picotas el suelo teníamos que sembrar, teníamos que cuidar como a una bebé, teníamos que deshierbar, aporcar, y cuando ya estaba madura cosechábamos hoja por hoja. Luego hacíamos secar, encestábamos en cáscaras secas de plátanos, luego enviábamos aquí (a Cochabamba) a nuestros hijos, todo a lomo de bestia, antes no habían camiones. En burros, en mulas, en e-sos animales mandábamos, así vendíamos la coca. Ahora, ya no pasan ningún trabajo, producen coca y la venden en el mismo lugar, ya nadie trae hasta aquí”, asegura, para añadir que cuando llegaban a la capital “habían comerciantes de coca en la ciudad; ellos buscaban bastante”, para venderla después a los centros mineros de Oruro y sobre todo a Potosí.

“No era mucho lo que producíamos, ya no recuerdo quiénes nos compraban, creo que todos ya se han muerto. En esa época no había droga, imposible, nada de eso se sabía, solo traíamos y vendíamos aquí en la ciudad a las comerciantes de coca. Antes se buscaba la coca para pijchar casa por casa. No sabíamos nada de los pisadores de coca, no había eso”, añade y asegura que aunque la coca era un producto muy requerido por el pueblo boliviano en el antiguo Chapare, “antes nadie cultivaba en hectáreas, solo catitos. Ya no tengo esas tierras del Chapare, se lo hemos dejado, quién hade trabajar. Todos se han muerto, se ha convertido en bosque nuevamente. Se ha llenado la maleza. De Espíritu Santo todos se han ido hacia el Chapare, más allá, hasta dónde se habrían ido, se han perdido, ya no existen más, las casa también se han caído”, dice recordando el oficio que tuvo entre los 30 y 50 años.

“Cada tres o cuatro meses cosechábamos la coca”, cuenta.

A pesar de haber vivido mucho tiempo en el trópico de Cochabamba, asegura que nunca se encontró con los indígenas originarios de la zona, como los yuquis o yuracarés.

“No había indígenas, nos dijeron alguna vez que había, pero no los vimos nosotras. Sólo había venados, cerdos, osos frontinos, tigrecillos, gatos monteses, anta, pero nosotras no cazábamos nada de eso. Entre mujeres no podíamos dedicarnos a eso. Habían animales que se comían, la yuca, el plátano, nuestras gallinas, esos habían. Se comían todo lo que sembrábamos”.

Explica que en este lugar tenían muchos problemas de salud como una enfermedad a la que llamaban Chujchu.

“La gente temblaba nomás, yo también enfermé una vez, mis hijos también han enfermado pero no han muerto, han muerto muchas personas. Dice que nuestra sangre se acaba y es por la picadura de un mosquito que se come toda nuestra sangre, y la humedad le enfermaba a la gente”. Recuerda también que “trabajando en lluvia, uno enferma se debilita y se muere; allá en el bosque no hay medicinas, en Espíritu Santo no había medicina por eso muchos morían, ahora hay bastante medicina, hasta médicos hay. Antes no había nada, no sabíamos ni qué era medicina, con pulmonía moríamos antes”.

Actualmente, Pilar Soliz está muy delicada y pasa el día sobre una especie de carrito con ruedas en las cuatro esquinas, que sus hijas mandaron a hacer para poder transportarla sin lastimarla. Cada mes, ella cambia de vivienda pues sus hijas comparten la responsabilidad de cuidarla.

“No come fideo ni arroz, no le gusta, le encantan las lawitas y la fruta”, dice la hija que actualmente la está cuidando.

“Cayendo me he roto mi pierna, desde aquel día estoy muy enferma, me duele la espalda, la cabeza, el pecho, no puedo aguantar, alguna vez mejoro un poco, pero generalmente estoy muy delicada”, explica y recuerda que a lo largo de sus 100 años de vida lo que más hizo fue cansarse.

“Sin calzados muchas veces teníamos que trabajar en plena lluvia, nuestra ropa secaba en nuestro cuerpo, quién te va a socorrer en pleno monte, cocinábamos un poco de yuca o mote, con esa simple comida todo el día teníamos que caminar.

Ahora ustedes todo unos caballeros en autos caminando a su trabajando, ojala hubieran sufrido como nosotros. Día y noche trabajábamos nosotros. Estos mis hijos han sufrido muy poco, como nosotros nadie ha sufrido. Ese cansancio de antes, ni mis hijos han visto”.

A pesar de lo dura que fue su vida asegura que fue feliz y recomienda a las nuevas generaciones que “coman todo lo que quieran comer; para vivir bien hay que trabajar, la gente se muere porque no come, porque no hay alimentos”.

Hitos históricos que afectaron su vida

Producción de coca

“Sobre todo cultivábamos coca en esa zona. De allá sacábamos al mercado en mulas, tardábamos todo un día para llegar a la carretera, todo lo hacíamos a pié”.

El estigma de la coca

El libro Historia de Bolivia de José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos D. Mesa Gisbert explica que “el cultivo tradicional de coca en la zona de los Yungas de La Paz para consumo tradicional de campesinos y mineros, comenzó a expandirse al norte de Santa Cruz, al departamento del Beni y, finalmente (a mediados del 80), a la zona del Chapare en Cochabamba. Se estima que en Bolivia se producían en 1985 más de 100.000 toneladas de coca, más del 80 por ciento destinadas a la fabricación de cocaína”.

Este mismo documento asegura que hasta 1980 la producción de coca en Bolivia alcanzaba las 22.900 hectáreas; en 1985 la producción era de 65.300 hectáreas de coca; en 1990, 50.300 hectáreas de coca y en 1995, 48.000 hectáreas de coca.

Se calcula que tras el proceso de erradicación, que redujo la cantidad de hectáreas a 14.600 el año 2000, ahora existen alrededor de 30.500 que están siendo controladas, después que los gobiernos de Carlos D. Mesa y Evo Morales admitieran el cato de coca por afiliado, a las federaciones cocaleras del Chapare.

Víctor Paz Estenssoro

“Conocí a Víctor Paz Estenssoro, él hizo una revolución para los campesinos”.

Cuatro veces Presidente

Nació el 2 de octubre de 1907 y murió el 7 de junio de 2001. Fue abogado de una de las minas de Simón I. Patiño y Presidente del país en cuatro ocasiones de 1952 a 1956; de 1960 a 1964; de agosto a noviembre de 1964 y de 1985-1989.

Fue fundador del Movimiento Nacionalista Revolucionario y autor de la revolución boliviana del 9 de abril de 1952, tras la cual logró implementar cuatro medidas fundamentales: La Nacionalización de las minas de estaño; la Reforma Agraria; el Sufragio Universal; la Reforma Educativa. (Extraído de Presidentes de Bolivia. Entre urnas y fusiles. Carlos D. Mesa Gisbert).

Evo Morales

“Evo Morales, este actual Presidente, dicen que es igual a Barrientos también, dicen que es bueno pero yo no lo conozco, solo lo conozco en fotografía”.

Presidente cocalero


Evo Morales nació el 26 de octubre de 1959, durante el Gobierno de Hernán Siles Zuazo (MNR), en la comunidad rural de Oruro, Isallavi que pertenece al cantón de Orinoca de la provincia Sur Carangas. En las elecciones de 2005 (18 de diciembre) obtuvo el 54 por ciento de los votos, lo que le permitió acceder a la presidencia de la República. Asumió el poder el 22 de enero de 2006.


Es el tercer mandatario boliviano en la historia de la República elegido por mayoría absoluta de votos (el primero fue Hernán Siles Zuazo en 1956 y el segundo fue Víctor Paz Estenssoro en 1960).


El 6 de diciembre del 2009 logró la reelección, asumiendo el cargo el 22 de enero del 2010. (Extraído de Evo Morales - Biografía, fundación CIDOB).

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