Tras cinco meses de preparación y con un menú inédito de temas para Afganistán, como estilo de vida, moda, belleza, salud y "todas las cosas buenas y positivas que les pasa a las mujeres en la vida", la revista Gellara (pupila del ojo) lanzó hace una semana 2.000 ejemplares de su primer número.
Sus responsables, jóvenes comprometidas con un Afganistán para la mujer, tienen claro que solo con noticias sobre guerra y violencia no se cambia la mentalidad de nadie.
"Durante los últimos quince años, los medios se han centrado principalmente en dar noticias de la guerra y la violencia contra las mujeres, piensan que las mujeres de después de la guerra no necesitan leer de moda, estilo y vida moderna", dijo la editora jefe de la publicación, Fatana Hassanzada.
"Creo que ahora es el momento de empezar a trabajar en esos temas", agregó esta joven de 23 años, al subrayar que "es bueno tener noticias positivas, una fotografía bonita en la portada de la revista y ofrecer algo de tranquilidad al público para al menos leer una historia positiva al mes".
El primer número de la revista, impresa a todo color, cubrió historias como el cáncer de mama, la vida amorosa y la moda, temas absolutamente insólitos en la prensa afgana.
La edición incluye contenidos sobre mujeres célebres, con poses de modelos mostrando piernas o escotes, un contenido que la muy conservadora sociedad afgana puede encontrar sensible y ofensivo, acostumbrada a las historias sobre crímenes en nombre del honor y niñas que no pueden ir a la escuela.
Por temor a ese extremismo y razones de seguridad, los editores han decidido no difundir la dirección del medio ni dar datos de contacto.
Hassanzada dijo que, tras la publicación, "los extremistas religiosos" se han lanzado a las redes sociales para atacar la revista, mandando mensajes e incluso llamando telefónicamente a la editora para amenazarla e increparla por "escribir en contra de la religión".
"Crecieron en un ambiente cerrado, nunca vieron fotos de una mujer (parcialmente) desnuda en la portada de una revista y no les gusta y por eso escriben contra nosotros", lamentó.
"Las mujeres y las mujeres con hijab (pañuelo que cubre toda la cabeza salvo el rostro) es una de las armas de los extremistas para atacar a la gente de mentalidad abierta", dijo.
Su compromiso es con "un cambio a largo plazo" que permita hacer llegar a Afganistán a la modernidad.
Pero más allá de los extremistas, la otra amenaza para la publicación son las estrecheces financieras.
La publicación ha visto la luz gracias a un grupo de estudiantes y periodistas, muchas de ellas colaborando desde diferentes provincias y desde el extranjero sin cobrar por ello, mientras la revista busca recursos para contratar y pagar colaboradores.
Hassanzada espera que las suscripciones permitan el abono de los 1,5 dólares que cuesta cada ejemplar y que la publicidad haga el resto.
"Tengo mucha confianza en que podremos continuar publicando la revista cada mes; estamos trabajando de forma diferente y nos estamos centrando en cubrir contenidos atractivos", afirmó, al subrayar el hecho de que "otros no están muy entusiasmados con hacer esta cobertura".
Una de las redactoras de la revista, Lima Afsheed, de 20 años y aún cursando periodismo en la universidad, dice que está orgullosa de su trabajo, pese a haber recibido "reacciones serias" de gente.
No le importa, dice, porque trabaja por una "meta ambiciosa": "cambiar la sociedad y en particular la vida de las mujeres".
"Las mujeres deben trabajar para cambiar sus vidas, los hombres no cambiarán sus vidas por ellas, solo una mujer puede sentir el dolor de una mujer", dijo.
"La vida es una lucha, uno morirá de cualquier forma, pero mejor morir si has logrado el objetivo", añadió.
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