domingo, 7 de mayo de 2017

Familias disfuncionales cultivan feminicidas o mujeres sumisas

Un estudio psicológico, realizado por la doctora Rosario Larrea, establece que hogares disfuncionales son los ambientes donde se desarrollan más las actitudes feminicidas así como también se canalizan mujeres sumisas, que conciben la violencia como parte del hogar.

Para Larrea, los casos de feminicidio se han visibilizado con mayor fuerza, siempre existían, pero no era identificado o normado como una problemática social, siempre existió con los mismos rasgos de violencia, que demuestra la conducta psicopática de algunos varones.

“Ellos surgen de las familias disfuncionales, donde la violencia de pareja es una conducta permanente, donde la pelea, agresión y reconciliación, se convierte en un círculo vicioso, que incluye a los propios hijos, quienes observan, se acostumbran y viven en esos hechos de violencias, donde el padre le pega, agrede, insulta a la mujer y esta acepta los procesos de violencia, replica la violencia con los hijos, pero no acepta separarse y vivir libre”, describe Larrea.

“Lo que genera la devaluación de la familia como núcleo de la sociedad son las peleas entre parejas y al crearse este tipo de familias, la niña está acostumbrada a esta violencia y aprende este prototipo de familia”, detalló Larrea.

NIÑOS

En consecuencia, las niñas y niños criados en familias disfuncionales, cuando llegan a decidir construir sus hogares, “buscan una réplica de esa familia disfuncional de la que han salido, en el caso de las mujeres, aceptan una pareja que somete, agrede y se impone”.

Esas conductas del varón están relacionadas con la personalidad de los psicopáticos, siendo identificados a los mismos como aquellos que en la primera fase de enamoramiento buscan primero “seducir, conquistar, pero poco a poco influye para que su pareja abandone las diferentes relaciones de amistad, familiares y actividades, con el objetivo de tener a su lado a una mujer sumisa, dependiente, que acepte sus disculpas, después de enfrentar los episodios de violencia”, añadió.

Esas personas son absorbentes, posesivos, violentos y castrantes, “que no permiten que su pareja tome decisiones propias o disfrute de su libertad sin tener que depender de él”.

EL ALTO

En la ciudad de El Alto, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen registra cerca de 400 casos al mes, de los cuales el 80% de los casos denunciados están relacionados con violencia física, psicológica y sexual al interior de la familia. Al momento en esta urbe se reportó cinco casos de feminicidio, de los cuales cuatro están cautelados y uno se encuentra en etapa de investigación; en los primeros cinco meses de esta gestión.

NO HAY REINSERCIÓN

Para la especialista en el análisis de la conducta humana y en hechos de feminicidio, los varones o mujeres involucrados en la comisión de estos delitos no lograrán modificar su conducta ni llegar a una reinserción social, porque no sólo requieren de un tratamiento especializado para modificar una conducta aprendida desde su concepción y parte de su desarrollo, sino porque para ellos el cometer a la pareja y demostrar dominio, muchas veces con la muerte de sus víctimas, es parte de su conducta.

“Es imposible que estas personas cambien su conducta, peor aun cuando los procesos judiciales no garantiza ninguna justicia a las familias de las víctimas y estas personas por más que estén 30 años en prisión, no cambian de conducta, porque el psicópata anula otra forma de vivir”, explicó.

Dicho aspecto ha generado que las familias de las víctimas de feminicidio busquen mecanismos de hacer “justicia por mano propia”, en contra de los responsables de estos delitos, quienes están preventivamente en la cárcel, al no obtener justicia, generando un segundo núcleo de violencia.

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