domingo, 26 de mayo de 2013

Madres de familia que no renuncian a sus ideales sin dejar de ser madres

En nuestro medio, existen mujeres que apoyan el desarrollo de Oruro sin descuidar su profesión principal, como es la de ser madre, dividiendo su tiempo para cumplir las funciones que asumieron como dirigentes, propietarias de una empresa o como defensora de los derechos de las personas, es de esta manera que logramos conocer el cotidiano vivir de tres madres de familia que a pesar de sus recargadas labores, no dejan de lado a sus hijos y a su familia.

Logramos entrevistar a tres mujeres que en distintos rubros aportan al desarrollo de Oruro a nivel empresarial, dirigencial y de liderazgo, ellas son Mónica Siles, diseñadora destacada a nivel nacional, que a pesar de no haber nacido en nuestra ciudad logró que Oruro se conozca internacionalmente; a la vez estrechamos un poco más los vínculos con la presidenta del Comité Cívico, Sonia Saavedra Dalenz, dirigente gremial, que de forma similar al no ser orureña de nacimiento logró recuperar la institucionalidad del ente cívico que era utilizado como trampolín para lograr cuotas de poder, y conocimos en el aspecto maternal a la representante de la Defensoría del Pueblo, Clotilde Calancha quien por su trabajo en la defensa de los derechos logró obtener el respeto de toda la población, incluida la de sectores que usualmente son difíciles de tratar.

En estas tres mujeres logramos a través de una conversación arrancar una lágrima o sentir que se quebraba su voz al recordar a sus hijos que son la razón de sus vidas y lo difícil que es asumir el papel de madre y profesional a la vez.



APRENDÍ MUCHO DE MI

MADRE Y ME RESTA

MUCHO POR APRENDER

Es de esta manera cómo Mónica Siles Toro, resume la manera en que ve a su progenitora, a quien agradece el amor de madre que siempre le dio y por ser su gran referente, ayudándole a ser fuerte, luchadora, de mucha fortaleza y de iniciativa para no quedarse relegada.

Para Mónica ser madre es una de las facetas más importantes de una mujer, la más transcendente porque permite participar en la formación de un nuevo ser que contribuye a la sociedad.

El día de Mónica inicia muy temprano despidiendo a su hija menor Belén, una adolescente que aún asiste al colegio, y que la describe como una niña, con todo el encanto de las quinceañeras, a quién le gusta escuchar y disfrutar de sus cosas, a la vez apoyándola ante cualquier problema o conflicto emocional.

Mónica recuerda con mucho entusiasmo que el tiempo en el que le tocó estudiar comunicación, trabajar y atender su hogar fue complicado pero se siente agradecida con su familia porque recibió el apoyo de la hija de su esposo, Tatiana quien se convierte en muchas ocasiones en la hija mayor y su mano derecha, además de sus dos hijos propios que son parte importante de su vida.

Pero al hablar de su hijo Fabrizzio, la voz de Mónica se quiebra un poco por ser muy parecido a ella y ser extremadamente sensible, con quién tiene una comunicación sobrenatural puesto que con una mirada llegan a entenderse plenamente.

Pero tampoco deja de lado a su esposo, Oscar, quién siempre se encuentra dispuesto a ayudarla hasta en el mínimo detalle, pendiente de lo que se le ofrezca ante el trabajo que tiene.

Ante este sentimiento tan lindo de madre y esposa insta a la juventud que a pesar de las dificultades, disfruten la maternidad de forma madura para afrontar duros momentos junto a sus hijos, como lo hizo la Virgen María, quién es la madre de la humanidad, ante quien nos postramos y lloramos ofreciéndole cada sufrimiento y logros, además de pedirle su intercesión ante Jesús.



LAS MUJERES TENEMOS LA CAPACIDAD DE TRABAJAR DESDE EL HOGAR

Es de esta manera que Sonia Saavedra Dalenz, presidenta del Comité Cívico resume la labor de la mujer como máxima creación de Dios, que según su percepción, tiene la capacidad de trabajar desde su hogar para lograr el desarrollo y progreso de Bolivia formando a sus hijos con valores religiosos, cívicos y sobretodo de responsabilidad.

Es por esta situación que nos cuenta que el trabajo que realiza no es fácil pero tampoco imposible, puesto que al ser comerciante, se encuentra acostumbrada a iniciar su tarea a las seis de la mañana para preparar la fruta que debe enviar a su caseta, al mismo tiempo prepara el desayuno y el almuerzo para tener tiempo y atender posteriormente los temas relacionados al Comité Cívico.

Ella se siente orgullosa de haber llegado a Oruro en 1977 desde Colquiri, donde nació, porque fue en la tierra de los urus donde se formó junto a sus hermanas Aurora, María Luisa y Teresa; donde además se casó con Roberto Alave con quien tuvo dos hijos, Carla que es licenciada en Lenguaje y Literatura e Israel que estudia en la Facultad de Derecho.

Como su suegra era parte del sector gremial, al casarse inició su labor como dirigente hace 28 a 29 años, su paso de dirigente gremial a dirigente cívica no fue fácil puesto que tuvo que soportar discriminación primero por ser mujer, ser comerciante y no haber nacido en Oruro.

Estos tres aspectos hicieron que enfrente el machismo existente en nuestro medio y persista en su lucha cívica, porque mucha gente decía que por ser mujer y gremial no tenía la capacidad de dirigir una entidad cívica.

Con su voz quebrada, narra que a pesar de haber una serie de leyes que supuestamente apoyan a la mujer en contra del racismo y la discriminación, sufrió violencia de parte de los gobernantes, incluso del Presidente Evo Morales y sus ministros, porque al realizar el control social a las instituciones muchas personas le tomaron como enemiga, pero cuenta que gracias a Dios y con la confianza que le brindó Oruro, pudo presidir el Comité Cívico a pesar de los momentos amargos que atravesó en su condición de mujer.

El apoyo de su familia fue fundamental, incluida su suegra que es la primera en apoyarla y estar a su lado, correteando (si vale el término), para comprar petardos o algún otro detalle que pudiese presentarse ese instante, como la donación que le hizo de comprar de un rollo de tela para la confección de banderas rojo carmesí que se distribuyeron en algunas movilizaciones, para llevar en alto el color que caracteriza a los orureños.

También tiene apoyo de su esposo y sus hijos, especialmente de su hijo Israel que se encuentra a su lado ante cualquier eventualidad y de sus hermanas que se preocupan ante las medidas asumidas por su persona en defensa de Oruro.

"El temor de mis hermanas es que a través del gobierno me pase algo, siempre andan repitiendo que no debo hablar mucho, desde ese lado he causado mucha preocupación a mis hermanas pero de todas formas me brindan su apoyo incondicional incluso la que se encuentra lejos de Bolivia, porque a través del internet realiza el seguimiento de todo lo que me pasa", cuenta Sonia.

Recobrar la institucionalidad del ente cívico fue difícil como mujer, porque tuvo que soportar la burla de muchas personas, fueron días sin dormir, viajando, realizando el control a muchas obras, tratando de apoyar no sólo las necesidades de la ciudad, también de las provincias para lograr que la gente confíe en el Comité Cívico, junto a los componentes de su directorio, incluida la secretaria, quienes dieron más del cien por ciento de su labor cívica en defensa del departamento cuando así se requirió.

Como madre felicita a las mujeres valerosas que son parte fundamental desde la creación de la humanidad, quienes deben entender el mensaje que Dios legó, como son las mujeres quienes no son débiles para ser el puntal del progreso de las familias, del departamento y del país.

Las mujeres bolivianas debemos trabajar sin discriminación y con equidad siendo el principal reto, trabajar desde el hogar para que sea próspero, amoroso y lograr que sea digno, según Sonia.



MIS HIJOS FUERON MI IMPULSO PARA QUE SALGA PROFESIONAL

La representante del Defensor del Pueblo, Clotilde Calancha nos cuenta que sus hijos fueron el impulso que tuvo para superarse ante la adversidad debido a que tuvo que enfrentar en un momento dado la función de madre y padre.

"Yo creo que lo mejor que me dio Dios son mis hijos que como todos a pesar de sus defectos y desaciertos veo que en este momento de crisis en los hogares, se dedican a sus hijos", manifestó.

Relieva que sin dejar de ser esposa, madre, hermana o hija, las mujeres deben seguir avanzando, porque no hay ningún tipo de seguridad en el hogar y en un momento dado son las mujeres quienes deben asumir la tarea de padres y madres, con responsabilidades ya que en muchos casos no se tiene la ayuda del papá.

La "doctora" como es conocida en Oruro, con cariño y respeto, inició profesionalizándose en la carrera de Ciencias de la Información, Bibliotecología, Archivos y otros en el exterior y retornando a Bolivia, se casó y tuvo dos hijos. En el transcurso de los años su matrimonio no funcionó, motivo por el que tuvo que asumir la función de madre y padre.

Trabajó en la universidad como bibliotecaria, asumiendo el cargo de directora de bibliotecas debido a su experiencia, por el trabajo realizado con la Fundación Simón Patiño en Ginebra, en el Palacio Portales.

La biblioteca fue muy importante para sus hijos Gustavo y Ernesto, puesto que al encontrarse sola debía tenerlos en dichos ambientes, incentivándoles desde pequeños disfrutar la lectura.

A pesar de ser profesional, su necesidad de mejorar su condición económica, por sus hijos, le motivó a estudiar la carrera de Derecho, por lo que trabajaba, estudiaba y no descuidaba sus labores de ama de casa, levantándose muy temprano para dejar el almuerzo listo para mediodía, con la ayuda de sus hijos que le apoyaron en todo aspecto, narrándonos como una anécdota que el día que debía defender su tesis, ella cocinaba y su hijo le leía los temas que debía defender.

Posteriormente asumió la decisión de ser docente y llegó a ser vicedecana de la Facultad de Derecho, lo que le permitió mejorar su situación económica para que sus hijos concluyan la carrera de inglés que no pudieron hacer anteriormente debido a la falta de recursos. Posteriormente le nombraron como vocal de la Corte Electoral y, en 2002 la defensora del Pueblo de ese entonces, Ana María de Campero le invitó a trabajar con ella como su representante en Oruro.

Habiendo asumido varias responsabilidades como profesional nunca dejó de ser mamá, apoyando a sus hijos, orientándoles ante cualquier problema.

"Quiero unir a mis hijos, sábado o domingo y en lo posible cuando no viajo me dedico a cocinar y reunir a toda la familia y creo que he llevado una vida dura pero exitosa, en mi hogar, con mis hijos y también en mi profesión", asegura.

Pondera que no es la única mujer que lava, cocina, plancha porque desde sus 15 años cuando falleció su papá tuvo que asumir la función de madre de sus hermanos, cocinando, arreglando la casa, estudiando y trabajando.

Para Clotilde Calancha la tarea de ser mamá no es fácil, es dura, pero a pesar de ello las mujeres no deben desalentarse ante cualquier eventualidad, al contrario deben seguir adelante, seguir batallando y que a pesar de que falten fuerzas deben seguir junto a sus hijos.

Nos cuenta que al margen de su familia, le toca ser mamá incluso de sus colegas y, como anécdota, en las reuniones de la Defensoría a nivel nacional a sus colegas de Oruro, les refieren que están junto a su mamá, algo que es agradecido por los trabajadores según pudimos comprobar.

Por el apoyo constante, no hace mucho recibió un mensaje de uno de sus colegas, lo cual le conmovió mucho, y decía "Gracias mamá, estoy luchando por mi vida", por lo que asume que tiene muchos hijos a quienes quiere por haberles ayudado en algún momento crucial de sus vidas, lo que le satisface porque además cumple lo que Dios manda "amar como el nos amó".

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