Desde huesos rotos hasta complicaciones en el embarazo, problemas mentales y en la esfera de las relaciones sociales. El informe, además de recoger datos mundiales y sistemáticos (a partir de 118 estudios publicados en los últimos 20 años) sobre la prevalencia de este tipo de violencia, cuantifica el impacto que tiene sobre la salud física y mental de las víctimas y las conclusiones son estremecedoras.
Si cuentan con la ´suerte´ de no ser una más en la lista de asesinadas por sus parejas, las víctimas de violencia de género tienen el doble de probabilidades de sufrir depresiones, son casi dos veces más propensas a los problemas con el alcohol, tienen 1,5 por ciento veces más posibilidades de contraer sífilis, clamidia o gonorrea y hasta 1,5 veces más riesgo de contagiarse de VIH.
Además, tanto la violencia de pareja como por parte de personas que no son el compañero habitual se asocian a embarazos no deseados. De hecho, las mujeres que sufren esta situación tienen el doble de riesgo de aborto y tienen un 16 por ciento más de probabilidades de tener un bebé con bajo peso al nacer.
Difícil estadística
Estos datos ponen en relieve una cruda realidad difícil de cuantificar. En primer lugar, porque las propias maltratadas intentan ocultarlo. Si el año pasado en España murieron 52 mujeres a manos de sus compañeros sentimentales, sólo 10 habían denunciado violencia de género. Pero en la recolección de información hay otros obstáculos que advierte el informe de la OMS, el principal es que pocos países recopilan cifras sobre este tipo de violencia. "Necesitamos que más naciones midan la violencia sexual y utilicen los mejores instrumentos de medición que estén disponibles", indica Naeemah Abrahams, del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica.
A pesar de estas barreras, la revisión, publicada en la revista ´The Lancet´ y realizada en colaboración con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido) y el Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, encontró que el 7,2 por ciento de las mujeres en el mundo reconocía ser objeto de violencia fuera de la pareja sexual. Como resultado, fueron 2,3 veces más propensas a tener trastornos por el uso de alcohol y tuvieron 2,6 veces más riesgo de depresión y ansiedad.
Un compromiso sanitario
Ante este dramático panorama, el informe propone redoblar los esfuerzos globales para prevenir esta forma de violencia y el sector de la salud debe desempeñar un papel más importante a la hora de dar respuesta. Como advierte Chan, "los sistemas de salud del mundo pueden y deben hacer más por las mujeres que sufren violencia".
Según la doctora Claudia García-Moreno, especialista en salud reproductiva e investigaciones conexas de la OMS, "es necesario que el sector de la salud tome la violencia contra las mujeres como un problema más serio". En muchos casos, añade, "esto se debe a que los trabajadores simplemente no saben cómo responder".
Para ello, la OMS presenta nuevas guías de práctica clínica. En primer lugar, deben señalarse algunos servicios como oportunidades para detectar y apoyar estos casos: atención prenatal, planificación familiar, lugares de detección precoz del VIH, salud mental o urgencias. "La consulta deberá realizarse en un lugar privado, se garantizará la confidencialidad y se asegurarán los servicios necesarios para ofrecer una respuesta integral, atendiendo a los requerimientos de atención física y mental", indica el documento.
Además, el informe indica que habría que abordar otras cuestiones: "factores económicos y socioculturales, normas sociales que refuerzan la autoridad y el control del hombre sobre la mujer, reformar las leyes sobre la familia, promover los derechos de la mujer, etc".
Por tratarse de una de las zonas con mayor prevalencia de violencia de género, la OMS comenzará a trabajar a finales de junio con los países del sudeste asiático (37,7 por ciento ) para implementar las nuevas recomendaciones. Según la revisión de ´The Lancet´, los países con las tasas más altas de asesinatos de mujeres a manos de su pareja son los del sureste de Asia (58,8 por ciento ), los países de ingresos altos (41,2 por ciento ), de América (40,5 por ciento ) y de África (40,1 por ciento ).
Los países de regiones de renta baja y media del Pacífico occidental (19,1 por ciento ), la región europea de bajos ingresos e ingresos medios (20 por ciento ), y la región del Mediterráneo oriental (14,4 por ciento ) registran las tasas más bajas.
Las estadísticas también incluyen la violencia de género que sufren los hombres. Entre los asesinatos de los varones, las tasas de homicidio por parte de sus parejas fueron más altas en los países de altos ingresos (6,3 por ciento ), la región de África (4,1 por ciento ), y la región europea de ingresos bajos y medios (3,6 por ciento ), mientras en el resto de regiones la prevalencia era menos de 2 por ciento .
En definitiva, concluye el informe, "la violencia contra la mujer no es un pequeño problema que sólo afecta a unos sectores de la sociedad sinoun problema de salud pública mundial de proporciones epidémicas que requiere la adopción de medidas urgentes".
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