“Al principio me dijeron que sería muy difícil para mí, como mujer, pelear. Pero yo les dije que no. Tengo hijos y no quiero verlos hechos pedazos. He matado a tres hombres”, comentó a la prensa la guerrillera. La historia de Givara es conmovedora, porque la guerra y su afán de proteger la prole, la han sacado a la calle a asesinar rebeldes.
¿Qué haríamos en las faldas de Givara? Respuesta rápida: lo que fuera, hasta daríamos la vida por nuestros hijos. Pero por varios motivos, nuestras Givaras están en otras guerras. ¿Dónde están las madres de los chicos de las rotondas? Bajo la sombra del árbol, mientras ellos mendigan en el sol. ¿Dónde están las Givaras de los niños que sufren lo indecible, abandonados en centros que ni sabemos que existen? ¿Y las Givaras que dieron a luz a los que limpian parabrisas? ¿Y por qué hay una madre que apalea a sus hijos? No hay respuesta.
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