Eusebia Guarachi perdió a sus padres cuando tenía siete años. Su crianza quedó en manos de su madrina y, ante la carencia de dinero, no estudió. Durante 37 años fue trabajadora del hogar recibiendo un salario informal.
La historia de Guarachi se refleja en el estudio de ONU Mujeres, que señala que en Bolivia siete de cada diez damas tienen un empleo informal, que en algunos casos no cuentan con remuneración económica.
De acuerdo con el estudio, dos factores intervienen para que una mujer tenga un trabajo vulnerable: la falta de acceso a la educación y la costumbre laboral boliviana.
Además, ONU Mujeres reveló que el 64,1% de las bolivianas están en un trabajo vulnerable. La variable incluye a las trabajadoras familiares no remuneradas y a los empleadas por cuenta propia. En América Latina el índice en este ámbito llega al 30,5%.
“Siete de cada diez mujeres que tienen un trabajo vulnerable, es decir, que no tienen un salario estable o, simplemente, no tienen paga, que ayudan en algunos labores a cambio de comida o de algo”, detalló Natasha Loayza, oficial nacional del programa ONU Mujeres.
La voz de la mujer
Eusebia Guarachi llegó a ser dirigente de las trabajadoras del hogar. Hoy es activista feminista y lamentó que la mayoría quiera especializarse en repostería, costura o cocina. “Eso no es malo, pero debemos apuntar a más, podemos estudiar y ser mejores”, dijo a este medio.
ONU Mujeres, en su estudio, revela que tres de cada diez mujeres en Bolivia tienen un empleo independiente y que no son asalariadas. A la vez, el 12,8% de las féminas trabajadoras son contratadas por una industria con un salario estable. En Bolivia solo una de cada diez trabajadoras cuenta con un empleo digno, según un estudio de la Fundación Inesad publicado en 2015.
La directora de la Coordinadora de la Mujer, Mónica Novillo, ve avances en términos normativos para el trabajo de la mujer, pero criticó que la perspectiva de género continúa ausente en la legislación laboral. “Se pueden aprobar políticas públicas que planteen la discusión sobre el reconocimiento de las distintas formas de trabajo de la mujer”, argumentó Novillo.
Al respecto, Sonia Limachi, que pertenece a la Federación de Gremiales, Vivanderas y Comerciantes de La Paz, lamentó la ausencia de políticas públicas para apoyar a la mujer. “En Bolivia parece que se acostumbraron a que la mujer no debe tener un empleo formal, pero podemos llegar lejos”, señaló
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