domingo, 5 de febrero de 2012

Romero le colgó el teléfono al embajador de EEUU

a historia es vox populi en los espacios periodísticos, pero las distintas versiones sobre lo ocurrido sólo pudieron ser aclaradas por Lucy Gutiérrez, la mujer que fue testigo de la más famosa de las irreverencias de Anamar, cuando le colgó el teléfono a un embajador de Estados Unidos.

Ana María Romero de Campero fue nombrada directora del diario Presencia en 1989. Lucy Gutiérrez fue su secretaria administrativa hasta 1996.

“Fue entre 1992 y 1993, no recuerdo la fecha exacta pero el entonces periodista José Luis Exeni escribió una nota sobre la Embajada de Estados Unidos y su relación con la política nacional en Presencia Juvenil. Como directora, doña Anita verificaba siempre que las notas estuvieran bien respaldadas y con contraparte, confiaba en el material que se publicaba; pero el embajador de entonces, Robert Gelbard, la llamó para pedirle cuentas sobre esa nota y le alzó la voz. Doña Anita lo mandó al cuerno luego de advertirle que él no le iba a decir qué escribir ni le iba a enseñar cómo hacerlo. Luego le colgó el teléfono”.

Al día siguiente, publicó un artículo que tituló: “Presencia rechaza la injerencia de Estados Unidos”. La Conferencia Episcopal Boliviana, propietaria del diario, la respaldó plenamente. Esa y otras veces más. “Tuvo varios roces con ministros, autoridades y presidentes, pero ella no aceptaba telefonazos para cuestionar la información. La Iglesia la apoyaba mucho porque conocían de su rectitud y ella no les escondía nada. Con ese modo de ser su credibilidad aumentó y la gente la respetaba mucho más”, asegura

Lucy Gutiérrez, la mujer en la que Anamar confió tanto, que la llevó como secretaria personal a la Defensoría del Pueblo y, más tarde, como jefa de Gabinete al Senado.

Ana Benavides, comunicadora y articulista de Presencia afirma que como periodista Anamar jamás se acomodó al poder. “Era más bien irreverente ante el poder, lo interpelaba pero jamás imponía enfoques a otros periodistas, era respetuosa y en una charla encontrabas la orientación que precisabas”.

Su hijo Fernando Campero Romero sostiene que Anamar tenía una posición clara, que estaba influenciada por la Doctrina Social de la Iglesia Católica. La ética de Romero tenía sus raíces en la sólida formación en valores que le dio su familia, en sus convicciones cristianas y en la Teología de la Liberación. “Si bien estaba consciente del entorno social al que pertenecía, evitaba la ostentación, le indignaba la injusticia y decía que no era necesario ser comunista para optar por los pobres; admiraba a Mahatma Ghandi por haber logrado cambios importantes para su país por la vía pacífica”.

Waldo Albarracín define a Romero como una periodista “muy transparente, cabal, frontal en sus puntos de vista y honesta”. Luis Ramiro Beltrán respalda esa opinión. “Muchos políticos la criticaban, la molestaban y trataron de intimidarla, pero ella nunca se dejó, era valiente, equilibrada, inteligente, honorable, y no se doblegaba ante las presiones. Le tengo profunda admiración”.

Juan del Granado recuerda que Anamar, consecuente con sus valores democráticos, tuvo un papel determinante como directora del diario Presencia, para que el juicio de responsabilidades contra Luis García Meza no quede en el olvido. “Ella impulsaba la cobertura, el seguimiento al tema y, permitió así que ese juicio tenga una dimensión nacional. Si no hubiera habido ese acompañamiento en la opinión pública, el juicio continuaría hasta hoy. Anamar fue una periodista profesional, firme, que no le temía a los dictadores”.

La comunicadora Sandra Aliaga describe a Anamar como una periodista completa. “Investigaba, presentaba realidades con diversas aristas y múltiples voces. Era una lectora empedernida, muy preparada, con un sentido de la ética claro, segura de sí misma, pero nunca soberbia. Respetaba tanto a la gente, que jamás largaba algo sin confirmarlo, era rigurosa en eso”.

En 1998, Ana María Romero de Campero obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de la Asociación de Periodistas de La Paz. En una columna periodística escribió al respecto: “Gabriel García Márquez afirmaba que el periodismo es el mejor oficio del mundo y en verdad lo es. Escribir la historia, el momento mismo en que sucede, es como infiltrarse en la semilla del tiempo y hacer que ésta explote en un big bang de palabras. Es jugarle un treta a la vida para convencerla que la noticia de mañana, será mejor que la de hoy (...) No entiendo, cómo se puede premiar a alguien por hacer lo que más le gusta, por haber tenido la osadía de mirar el reloj del tiempo para averiguar la hora que marcaba, por hurtarle unas horas al sol para cerrar la edición de un diario y haber visto y escuchado tanto, que una vida no alcanza para contarlo”.
Le devolvió un canastón a Max

Ana María Romero consideraba que recibir regalos de sus fuentes de información era deshonesto y comprometía su credibilidad. Mientras fue directora del diario Presencia, Anamar siempre devolvió los presentes que empresarios y políticos hacían llegar a la Redacción para los periodistas.

Una anécdota que quedó en la memoria de varios de sus colegas fue el incidente que surgió con el entonces dueño de la Cervecería Boliviana Nacional (CBN) Max Fernández que, además, era candidato a la presidencia de la República. Fernández le envió un enorme canastón a Romero y ella lo devolvió. Sin embargo, Max no se dio por vencido y le reenvió el presente. El canastón iba y venía hasta que Anamar le envió una nota explicándole con firmeza porqué no podía aceptarlo. En represalia, el empresario le quitó la publicidad que tenía en la tapa de Presencia.

Romero reemplazó de inmediato esos espacios ofreciéndolos a una mutual y la ausencia de la CBN no se sintió. La historia fue relatada por la periodista y hoy ministra de Comunicación Amanda Dávila en un video que le grabaron a Romero por el Día de la Mujer, el 11 de cotubre de 2010.

El director de Erbol, Andrés Gómez Vela describe a Anamar como una mujer de sólidos principios, consecuencia probada, inteligencia práctica, indómita ante cualquier probabilidad de opresión, íntegra, valiente frente a la injusticia y demócrata en la teoría y la práctica.

Opiniones de periodistas
Luis Ramiro Beltran

Premio mc Luhan

No hay periodista que no se interese en la labor política, porque ésta es consustancial a la labor de la prensa. Anamar también se interesó, pero no militaba. Era patriota, activa y con su partida perdimos a una excelente periodista que escribía para transmitir su pasión por Bolivia, más allá de las diferencias.
Sandra Aliaga

Periodista

Anamar no agachaba la cabeza, el poder no la hacía temblar. Era una periodista de cepa, muy íntegra. Sabía quién era, no se amilanaba y era la misma persona con el Papa o con el chofer de taxi. Jamás iba a una entrevista sin prepararse. Yo me sorprendo porque hoy existen periodistas que hacen entrevistas sobre sexo o sobre energía nuclear con una soltura e ignorancia cínicas. Anita jamás.
Ana Benavides

Periodista

Anamar hacía unos análisis de la coyuntura en el país fabulosos. Pero lo hacía siempre con positivismo, buscaba soluciones con tanta pasión que te enamorabas de Bolivia al escucharla y te comprometías con sus luchas. Yo no me perdía sus columnas, escribía sobre valores democráticos, derechos humanos, educación ciudadana, sobre el mar.
Carlos Mesa

Expresidente Bolivia

Ana María fue un modelo de trabajo periodístico, serio, muy apegado a los cánones del periodismo bien hecho. Fue una persona correcta en su vida personal y en su profesión. De firmes convicciones e ideas difícilmente modificables, su palabra tenía una influencia muy significativa en la opinión pública.

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