Cada 8 de Marzo se recuerda el Día Internacional de la Mujer, una fecha en la que se evalúan los avances en cuanto a la participación de la mujer en diferentes espacios públicos y privados. La Organización de Naciones Unidas (ONU) Mujeres ve que todavía existen desigualdades en diferentes ámbitos, por ello, este 2017 planteó como objetivo mundial alcanzar en 2030 un planeta 50-50, es decir de equidad de género.
En ese marco, el representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bolivia, Denis Racicot, destacó que la Asamblea Legislativa boliviana sea la segunda en el mundo con equidad de género, la primera en lograr la paridad fue la república de Ruanda, en África.
“La mitad de la Asamblea Legislativa vuestra es la segunda en el mundo que tiene equidad de género, eso es un avance que países de los más importantes, de los más poderosos no han logrado tener y ustedes lo tienen”, resaltó Racicot a EL DIARIO.
La actual Asamblea Legislativa está compuesta por 36 senadores (17 mujeres, 19 varones) y 130 diputados (63 mujeres y 67 varones).
La presencia femenina y la equidad en el parlamento está escrita en el artículo 147 de la Constitución Política del Estado (CPE). “En la elección de asambleístas se garantizará la igual participación de hombres y mujeres”. En ese marco, también es en cumplimiento de la Ley número 026, de Régimen Electoral.
OPINIONES DE MUJERES
En entrevistas realizadas por EL DIARIO a diferentes mujeres que ocupan cargos públicos, se constató que la mayoría coincide en que los avances de paridad son positivos, no solamente con lo sucedido en la Asamblea Legislativa, sino en otros ámbitos.
Resaltaron la Ley 348 (Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia), en la que se define la erradicación de la violencia como un tema de prioridad nacional y como un problema de salud pública, desde un enfoque de prevención, protección de las mujeres en situación de violencia y la sanción a los agresores.
Pero, al mismo tiempo, criticaron que pese a la norma, la violencia contra la mujer continúa, por lo cual el país debe seguir luchando contra el patriarcado.
La directora regional del Plan Internacional, Corina Villacorta, indicó que la fecha es la oportunidad de celebrar los avances hacia la igualdad de género y, a la vez, recordar que falta mucho por hacer para que toda niña y mujer goce plenamente de sus derechos.
APORTES DE LA MUJER
Un reciente informe del Observatorio Boliviano de Empleo y Seguridad Social del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) señala que en Bolivia cada día más mujeres se integran al mundo del trabajo remunerado, sin abandonar las tareas tradicionales que les han sido asignadas a través de pautas culturales, que diferencian los roles femeninos y masculinos en nuestra sociedad.
Esta incorporación de la mujer en el trabajo remunerado se traduce en un aporte a la economía nacional, que a su vez se refleja en el crecimiento económico.
Del mismo modo, sus tareas para el mantenimiento de la vida familiar, como la elaboración de alimentos, la limpieza y arreglo de la casa o el vestuario, el cuidado de otros miembros de la familia (niños y adultos) y otras tareas de servicio personal, que no son cubiertos por los bajos salarios que pagan las empresas, permiten abaratar el costo de la fuerza de trabajo para el capital.
El informe anota también que en general, aun cuando las mujeres se dediquen exclusivamente a las tareas del hogar, no significa que no contribuyan económicamente, pues hacen posible la salida de otros miembros de la familia al mercado laboral.
TRABAJO NO REMUNERADO
“Es decir, con su trabajo no remunerado en el hogar, las mujeres contribuyen también a la obtención de ganancias extraordinarias, y, en contextos con altos grados de explotación laboral como el boliviano, este trabajo se convierte en un instrumento indirecto para la acumulación de capital, sin que este aporte específico sea reconocido por la sociedad e incluso por las propias mujeres”, indica el documento.
“Actualmente, en las principales ciudades del país las mujeres conforman el 46% de la población ocupada, 47% entre la asalariada y el 53% entre la independiente”.
“Este hecho es suficiente como para concluir que su trabajo tiene una incidencia considerable en la economía y en la generación de ingresos personales y familiares; sin embargo, nada les asegura que, en medio de la desigualdad distributiva y social existentes, que puedan mejorar sus condiciones de vida y, en muchos casos, salir de la pobreza”.
TIPICIDAD EN EL TRABAJO
La mujeres asalariadas trabajan en un grupo reducido de ocupaciones que se definen como típicamente femeninas, principalmente en los servicios sociales y personales –salud, educación, limpieza y trabajo doméstico en hogares ajenos–, el comercio por menor y en la manufactura, donde están expuestas con frecuencia a formas de subcontratación que llegan hasta el trabajo a domicilio.
Sus trayectorias laborales están marcadas por la realización de trabajos inestables y mal remunerados, en tareas repetitivas y sin enriquecimiento o desarrollo profesional, tanto en el sector privado, donde se sujetan con frecuencia a la contratación sin derechos laborales, como en el sector público.
A pesar de que el aumento de la presencia femenina en el empleo asalariado ha estado acompañado de una mejora en su nivel de escolaridad, su inserción no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los hombres, lo que dificulta su acceso, pero también su permanencia en el empleo. Esta desventaja se traduce en una persistente desigualdad salarial que atraviesa a todas las posiciones ocupacionales, termina señalado el informe del Cedla.
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