"El 9 de octubre de 2012 los talibanes me dispararon. Pensaron que con sus balas me callarían para siempre, pero fracasaron", ha dicho la joven ante la Asamblea General de la ONU en su primer discurso en público desde que sobrevivió a un ataque en su país por defender la educación de las niñas.
Malala ha asegurado que en su "segunda vida" sigue siendo la misma de siempre, con las mismas ambiciones, esperanzas y sueños, de ahí que siga luchando para lograr "educación para todos".
"Tomemos los libros y las plumas porque son nuestras armas más poderosas. Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo", ha subrayado contundente.
Antes había comenzado diciendo que era un honor poder hablar "después de tanto tiempo" y reconociendo no saber "qué espera la gente que diga".
Interrumpida en varias ocasiones por los aplausos del público, entre los que se encontraban un millar de jóvenes de 100 países, Malala ha señalado que no está en contra de nadie, ni siquiera de los talibanes, y ha afirmado que incluso si tuviera una pistola y estuviera frente a la persona que le atacó "no dispararía".
"Es la compasión que aprendí de Mahoma, Jesucristo y Buda, el legado que recibí de Martin Luther King y de Nelson Mandela, la filosofía de la no violencia que aprendí de Gandhi y la madre Teresa y el perdón que aprendí de mi padre y de mi madre. Por eso mi alma me dice, “sé pacífica y ama a todo el mundo”, dijo.
Malala, que ha comentado que Pakistán es un país democrático y amante de la paz y que los pastunes quieren educación para sus hijos e hijas, ha destacado que el Islam es una religión de "paz, humanidad y hermandad" que dice que no solo cada niño tiene derecho a recibir educación sino que es "un deber y una responsabilidad".
Convertida en símbolo mundial de la lucha por el derecho de las niñas a la educación y candidata al Nobel de la Paz, Malala fue atacada por un talibán cuando regresaba de la escuela en su región natal del valle del Swat y sobrevivió tras dos intervenciones de cirugía reconstructiva craneal.
Antes de su discurso, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha dicho que era "un gran placer" celebrar el decimosexto cumpleaños de Malala, a quien se ha referido como "una heroína y una campeona", una joven "valiente, humana, resistente y orgullosa" que lidera la batalla para lograr que el objetivo de la escolarización universal se haga realidad.
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