“El caso adquiere importancia en el contexto de la violencia familiar donde la víctima es siempre la mujer. Porque el 80% de los casos de violencia de mujeres a hombres es callado simplemente por vergüenza”, detalló la fiscal de la Cámara Séptima del Crimen, María Inés Ferreyra.
Tras conocerse la sentencia –fue el último viernes, pero se conoció ayer–, la funcionaria judicial animó a los hombres a dejar de lado “el machismo” y denunciar cuando son víctimas de violencia: “Es un caso testigo y su trascendencia pública puede ayudar a quebrar el silencio”.
M.I.L. llegó a juicio porque su hija de 15 años había sido abusada sexualmente con un espéculo ginecológico por ella, quien falsamente acusó a su ex marido de haber violado a la chica. La adolescente declaró en la Justicia que los abusos sexuales fueron producidos por su madre y que nunca había sido atacada por su papá.
En el juicio, en la Cámara 7ª del Crimen, los testimonios fueron coincidentes: el marido de M.I.L. “le tenía pánico a su ex esposa, y no la denunciaba para no quedar públicamente como poco hombre”.
La mujer fue encontrada culpable de hechos de la violencia doméstica: los más graves, un abuso sexual gravemente ultrajante contra su hija adolescente; y golpizas y cortes con un bisturí en los brazos y piernas de sus hijos menores para que gritaran al teléfono mientras ella le reclamaba a su ex que regresara a vivir con ella.
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