Su profesión y su oficio es la arquitectura, es muy conocida en el medio en el que se desenvuelve por el sello que pone a sus obras, o son muy grandes o muy complejas. De tal manera que nunca pasan desapercibidas. Su especialidad es la arquitectura comercial.
Una paceña que radica en Santa Cruz desde hace 18 años, pero que guarda con esa coquetería propia de las mujeres de su edad. “Sacarán ustedes sus cuentas cuando les diga que mi hija mayor acaba de cumplir 21 años”, dice siempre sonriendo.
-¿Aún dibuja en papel y con lápiz?
Dibujo en papel y con lápices de colores para poder visualizar mis proyectos, es que el mundo… o mejor dicho la vida es a colores, no creo en el blanco o negro, también existe la escala de grises.
-¿Se considera una mujer exitosa en lo que hace?
El éxito se mide por la felicidad y puedo decir que soy feliz.
-¿Ha alcanzado sus metas propuestas?
A mi parecer la vida está hecha de etapas, las metas propuestas para la etapa en que me encuentro, están logradas.
- Es autora de grandes proyectos arquitectónicos ¿cuál es su mayor recompensa?
Desde que me gradué, hace 23 años, no he dejado de hacer arquitectura. Solía trabajar hasta el último día de embarazo y luego con mi bebé en brazos seguía dibujando. Pero mis mejores proyectos son mis hijas y verlas felices es mi mayor recompensa. Mi profesión también me ha llenado de grandes satisfacciones.
-¿Cuál es la clave o la receta que puedan seguir las mujeres que se vean reflejadas en su persona?
No creo en las recetas, cada ser humano es único y lo que quizás nos favorezca a unos, no sea bueno para otros. Lo único que puedo sugerir es que busquen disfrutar de lo que hacen, lo demás viene por añadidura.
-¿Y cuál es su sueño? ¿Tiene el edificio más grande, ahora quiere hacer el más alto?
Hace unos diez años, con mi colega Waldo Alborta(+) participamos de un concurso internacional, sobre un museo en Egipto. Ganar ese concurso hubiera sido un sueño realizado.
Me parece que para cualquier arquitecto el hecho de poder trabajar más allá de sus fronteras es muy gratificante.
-¿Cómo se desarrollan sus jornadas de trabajo? ¿Qué tan importante es su equipo profesional?
La arquitectura es un trabajo de equipo, he tenido la oportunidad de desarrollar proyectos con colegas maravillosos. Trabajo de manera horizontal, la gente que está conmigo, lo hace de igual a igual, no trabaja para mí.
-¿Qué estructuras arquitectónicas son necesarias en una ciudad como la nuestra?
Para nuestra ciudad, de más de dos millones de habitantes, cualquier infraestructura que brinde servicios es bienvenida.
-¿Cree que existen las políticas públicas para echar a andar proyectos de beneficio social?
Evidentemente nuestra ciudad está creciendo a pasos agigantados y me preocupa, como a muchos, la capacidad de nuestros servicios públicos, vale decir vías, drenajes, energía y otros. Espero que el Gobierno departamental esté trabajando en proyectos que ameriten.
-¿Cree en Dios?
Es el motor que me mantiene viva y la energía que me alimenta.
-¿En qué se entretiene cuando no está trabajando?
Solía leer muchísimo, últimamente no encuentro el espacio para hacerlo, leía sobre espiritualidad, biografías, novelas y lo que caía en mis manos, una de mis novelas preferidas es Sinuhé el Egipcio, de Milka Waltari; ahora mi terapia es hacer gimnasia. Si el trabajo lo permite entreno cinco días a la semana.
-¿Le gustan las labores domésticas?
No me apasionan las labores domésticas, sin embargo soy una fanática del orden y la limpieza, así que siempre estoy haciendo algo en casa; eso sí, disfruto mucho de la cocina, mi familia dice que no hay mejor quipe que el mío. Hago comida árabe cada vez que hay un acontecimiento familiar.
-¿Es ‘trapera’ o que accesorios (carteras, bisutería, cinturones, zapatos) acaparan más su atención?
No soy ‘trapera’, me cuesta más alimentarme que vestirme. Mi debilidad es un buen vino acompañado de unos langostinos o un exquisito sushi, nada como la vida lúdica.
-¿Cuánto le agradan el salón de belleza y los spa?
No creo que haya mujer que no disfrute de un día de spa o de una tarde en el salón de belleza y no soy la excepción. Sí que lo disfruto. Cada vez que puedo, con o sin motivo me regalo un par de horas en la peluquería
En su oficina improvisada. De café en café transcurren muchas de sus jornadas laborables. Es un ambiente que aprecia por el servicio.
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