Su hermano, José Antonio Guevara, la recordó como una mujer que nunca midió el tiempo para entregarse a su trabajo. “Comenzaba a trabajar a las 4:00 sin importar si llovía, venteaba o hacía frío”.
Su vida como canillita comenzó a los siete años. Hija de Benedicta Gamboa y Jacinto Guevara, un no vidente, al que ayudaba a distribuir los periódicos. Sus cinco hermanos también se dedicaron desde niños a la venta de periódicos.
Crió a seis hijos: Gastón (59), Rosario (57), Orlando (37), Janeth (36), María Luisa y Tania, que vive hace 11 años en Bérgamo, Italia.
Anita Guevara fue dirigente durante muchos años. Se incorporó al Sindicato de Canillitas, después de que fuera creado por Carlos Bustos y Juan Verástegui, con 30 afiliados.
Durante su lucha contra el cáncer se mostró agradecida con la vida: “He tenido todo para criar a mis hijos, hacerles estudiar. Dios se ha portado muy bien conmigo, tengo mucho que agradecerle”.
Su dedicación al trabajo le valió varios reconocimientos, entre ellos las tres distinciones que le entregó el Concejo Municipal. Uno de los homenajes más recordados fue el que recibió en el Bicentenario de Cochabamba, en septiembre de 2010.
Ayer, sus familiares mostraron con orgullo los reconocimientos que recibió doña Anita.
A sus 77 años de edad marcó una huella en su gremio y entre quienes la conocieron en su puesto de periódicos, ubicado en la avenida Heroínas- afuera del “hogar de los canillitas”- por su entrega y la solidaridad que demostró con sus compañeros de trabajo, a quienes asistió desde su lugar de dirigente en diferentes circunstancias.
Su partida deja un gran vacío en el gremio de los canillitas, muchos de los cuales comenzaron en la venta de los diarios siendo niños y como ella realizan a diario un trabajo anónimo.
Ana Gamboa, quien además proveía de los periódicos a primera hora a los medios de comunicación, fue enterrada ayer en el Cementerio General luego de una emotiva ceremonia.
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