domingo, 7 de abril de 2013

Japón no es un buen país para ser madre y profesional

Las mujeres japonesas son más propensas a tener un título universitario que los hombres, y el número de mujeres que trabaja crece de manera constante desde hace diez años. Pero, por una serie de razones, una madre todavía tiene dificultades para conseguir un buen trabajo.

Nobuko Ito es el modelo de japonesa moderna profesional.Es abogada calificada y habla inglés con fluidez. Tiene años de experiencia trabajando en derecho contractual internacional, pero ya no trabaja en un estudio de abogados internacional grande. Esta profesional, que tiene tres hijos, sostiene que en Japón todavía hay que decidirse por lo uno o lo otro. Hacer las dos cosas es muy difícil.

“Antes de tener hijos recuerdo un mes de mucho trabajo en el que le facturé al cliente ¡300 horas de trabajo!”, dice Nobuko.

“Llegaba a la oficina a las 9 de la mañana y me iba a las 3 de la mañana del día siguiente, y también iba los sábados y domingos. Si se quiere seguir trabajando hay que olvidarse de los hijos, sólo hay que dedicarse a la empresa. No puedo hacer eso, es imposible”, agrega.

El ejemplo de Nobuko muestra cómo la cultura de trabajo de Japón puede ser brutal. Es una de las razones por las que el 70% de las mujeres japonesas deja su trabajo apenas tiene su primer hijo.

El rol del marido

Otra de las razones son sus maridos. Si se habla de ayudar en la casa, los japoneses sólo pasan sólo 15 minutos al día con sus hijos.

Luego está la licencia de paternidad. Los hombres japoneses tienen derecho a tomarla, pero sólo una pequeña minoría realmente lo hace: sólo un 2,63%, según el Ministerio de Salud y Bienestar Social.

“Mi esposo no se tomó licencia por paternidad”, dice Nobuko Ito. “La mayoría de los hombres japoneses son muy reticentes a utilizar ese sistema. Tal vez quieren quedarse en casa para ayudar a la familia, pero por otro lado creen que tienen que trabajar tan duro como sea posible o de lo contrario no tendrán un ascenso, o puede que pierdan su trabajo”.

A pesar de todo esto, muchas japonesas quieren seguir trabajando después de tener hijos.

Pero entonces surge el siguiente problema: el cuidado de los niños o, más bien, la falta de él.

Según estadísticas del gobierno de Tokio, hay 20.000 niños en lista de espera en las guarderías diurnas de la ciudad.

Los centros públicos que existen son buenos, pero son muy pocos y una guardería privada puede costar $us 2.000 al mes.

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