Hasta el 24 de diciembre del presente año, 135 mujeres fueron víctimas de feminicidio en Bolivia, informó la Fiscalía General del Estado. A estos crímenes se suma el sañudo asesinato de Rosa U. C., en La Asunta (La Paz), que eleva la cuenta a 136.
El país tiene la tasa más alta de feminicidios de América del Sur — 2,0 por cada 100.000 mujeres—, según un reporte de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) presentado en noviembre (ver cuadro de abajo). De acuerdo con las estadísticas consolidadas del Ministerio Público, en 2017 se cometieron 145 feminicidios, 36 más que los 109 reportados por esa institución en diciembre de ese año.
Repaso
Según las cifras de 2018, en promedio, tres mujeres fueron asesinadas por semana por razones de género, la mayoría por personas con quienes tenían o tuvieron una relación de pareja. Al igual que el año pasado, La Paz encabeza la lista roja con 47 crímenes (48 con el hecho perpetrado en La Asunta), más de un tercio del total.
Santa Cruz se encuentra en segundo lugar, con 23 casos, Cochabamba en tercero, con 22, y Tarija pasó del séptimo lugar al cuarto, con 12 crímenes. Pando, que en 2017 estuvo libre de estos crímenes, acumulaba tres a siete días de fin de año.
Sin embargo, solo la Gobernación tarijeña declaró alerta departamental, formó un consejo interinstitucional y programó fondos para las campañas de prevención que se efectuarán en 2019.
El estremecedor testimonio de Édgar P., de 41 años, quien mató a su cónyuge Rebeca Benita C., de 27, el 1 de abril, en el municipio de Atocha, departamento de Potosí, es un ejemplo del grado de naturalización de la violencia de la sociedad boliviana. “Pensaba que solo estaba desmayada, ya que le había agarrado a golpes, pisándola en la cabeza seis veces y dándole ocho patadas en el estómago y en la espalda”, dijo.
El 20 de diciembre, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) hizo pública su preocupación e indignación por la violencia sexual, infanticidios y feminicidios cometidos contra niñas, adolescentes y mujeres en Bolivia, y pidió acciones de prevención y una eficaz persecución penal. “Como ONU Mujeres exhortamos a las autoridades judiciales a cumplir y hacer cumplir las leyes y sancionar con todo el peso de la ley a los responsables”.
Solo en diciembre, se cometieron ocho brutales feminicidios. A Gladys E. A., de 29 años, su cónyuge Walberto W. Y. T (29) le destrozó el cráneo con un combo. El crimen fue perpetrado en el municipio El Puente, Tarija, el 8.
Al día siguiente fue asesinada en Padcaya, Tarija, Gladis T., de 20; su expareja Eyber L. B., de 22, le disparó en la cabeza. El 11 se encontraron los restos de Luisa C. Q., de 39; su esposo la mató y enterró en su chaco en Puerto Villarroel, Cochabamba; el 12 Jeaneth E. G., de 34, murió tras ser apuñalada varias veces en el cuello por Wílder Yerson R., en la ciudad de Tarija.
El 13, Lizeth, de 14 años, fue violada por dos sujetos en la ciudad de Potosí, y para cubrir el delito la ahorcaron con una pita y la remataron con una pedrada que le hundió el cráneo. Un día después, Justina R. M., de 28, murió a manos de su esposo Gilder V. A. (53), quien le hundió la región occipital de la cabeza a golpes. El feminicidio fue cometido en Charagua, Santa Cruz.
El 20, en El Alto, departamento de La Paz, Celia C.C., de 30, se desangró por las nueve cuchilladas que le asestó su cónyuge C. H. S. H, de 27; y el 26, Rosa U. C. murió a consecuencia de las 32 puñaladas que le asestó su esposo Jaime R. C. en La Asunta, La Paz.
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