Para las feministas de Mujeres Creando todo tipo de piropo es ofensivo y representa un acto de violencia contra la mujer, incluso con palabras galantes porque son una invasión a su espacio personal y una reacción del “machismo patriarcal” ante el avance de la iniciativa femenina fuera del hogar.
Las declaraciones surgen como repercusión a una campaña realizada por la editorial Larousse en México, que consistió en colocar carteles en el sistema de transporte público con definiciones de palabras relacionadas con situaciones desagradables para las mujeres.
La campaña de Larousse
La empresa a cargo de los reconocidos diccionarios colocó frases que tuvieron amplia repercusión en las redes sociales. Algunas como: “falda es una prenda de vestir que no debería usarse con miedo", “bombón es un dulce esponjado de azúcar, no una mujer”.
La representante de Larousse en México, Montserrat Cisneros, dijo que la campaña busca visibilizar el problema y “la importancia del lenguaje en el desarrollo de las personas”.
Crecer con miedo
Para Andreyna Gómez, sicóloga y experta en servicio de orientación en Mujeres Creando Santa Cruz, la problemática del acoso sexual callejero es tan grave como cualquier otro tipo de violencia debido a que se tiene registros de menores que desde los ocho años ya sufren algún tipo de acoso por su apariencia o forma de vestir.
Alertó que este tipo de situaciones no son anecdóticas, es decir, que no deben quedarse como charla entre las mismas mujeres. “Al recibir un piropo, un acoso callejero, se refuerza la idea de que las mujeres estamos en el espacio público o en las empresas solo para adornar”.
La responsable de asesoramiento legal en Mujeres Creando, Greta Vargas, opinó que la violencia callejera es difícil de probar porque es esporádica, no deja testigos ni lesiones.
“Nuestro sistema judicial requiere pruebas. No hay una normativa sobre el tema y aunque la hubiera no hay la lógica. Las autoridades operan basados en prejuicios. Eso dificulta el acceso a la justicia”, agregó.
Invertir en tiempo libre
La escritora Cecilia De Marchi destacó la idea de Larousse y recomendó el modelo colombiano en el que el Estado y los artistas promueven actividades para uso del tiempo libre en lugar de gastarlo en ocio, esperando a la primera mujer para silbarle.
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