Según la versión de Virginia Mamani Sea, madre biológica de Luis, Flor y Abigail, el 13 de junio se vio obligada a alejarse a raíz de las amenazas de muerte que el padre José Luis Choque le había hecho; pero al enterarse por las noticias había retornado de una población peruana, a donde se había ido a trabajar y ocultarse del agresor.
Familiares políticos de éste, detallaron que luego de la desaparición de la madre, Choque Poma pasó a convivir con Brígida Mamani Angulo, la denominada “madrastra”, pero que esto fue solo hace pocos días antes del hecho, de lo cual no se tiene certeza, pues no conocían bien la vida de la pareja, que se quedó con la tutela de las dos gemelas, y dejó a Luis al cuidado de la abuela paterna.
De acuerdo a la relación de los hechos que plantea la Fiscalía, el jueves 1 de diciembre la madrastra agredió brutalmente a la menor, ocasionándole un trauma facial severo, trauma ocular cerrado bilateral, traumatismo cráneo encefálico cerrado, edema cerebral y fracturas de hueso. Tras la valoración médico forense, se otorgó 60 días de impedimento a la menor.
VERSIÓN DE MADRASTRA
Por su lado, antes de ser detenida, Mamani Angulo dio una versión distinta a la Defensoría en el Hospital Corea, señalando que ese día había dejado solas en la casa a las menores y que fue Flor quien hizo caer un lavaplatos en la cabeza de su hermana.
Mediante un comunicado, la Fiscalía señala que Flor relató que el día de los hechos la madrastra primero la golpeó a ella, causándole siete días de impedimento por lesiones en el rostro, el tórax anterior y posterior, extremidades superiores e inferiores y el abdomen, y posteriormente se ensañó con su hermana.
“De acuerdo a la versión de la menor, no sólo la madrastra era violenta con ambas, sino también con el padre (José Luis Choque Poma), quien les arrancaba el cabello, les jalaba las orejas, e incluso les daba sopapos y patadas; por lo que junto a su pareja, inicialmente, fueron imputados por tentativa de infanticidio y lesiones graves y leves”, precisó el fiscal del caso, Ramiro Jarandilla.
RESCATE
Uno de los tíos paternos, señalo que el rescate de las gemelas, el viernes 2 de diciembre, se dio por pura casualidad, ya que ese día estaban de visita en casa de la abuela y la noticia fue conocida cerca de las nueve, así que se dirigieron al otro domicilio.
Relató a EL DIARIO que encontró a Abigail en la cama e inconsciente, “ya tenía el yeso en una manito”, señaló y afirmó que la abuela había asegurado que la menor se fracturo la muñeca “por traviesa” en la escuela.
“¿Por qué no la has llevado al médico, si esto es grave?, le he preguntado (a la madrastra) y me dijo que él José (padre) no quería”, relató el tío, que se negó a dar su nombre, mientras junto a otros familiares esperaba que terminen la autopsia en la morgue, el miércoles pasado.
Tomándola en brazos, el tío se la llevó y pagó algunos de los elevados gastos en el hospital Corea de la ciudad de El Alto de donde salió la denuncia a las defensorías, pero se derivó a Abigail al Hospital del Niño por su grave estado.
PADRE
El padre también fue imputado por infanticidio, pero la familia indica que es de profesión transportista y que se encontraba de viaje desde el miércoles 30 de noviembre. Luego de ser informado adelantó su retorno de Palos Blancos, un día, y el sábado por la madrugada fue aprehendido al llegar, debido a las lesiones, de data antigua, que se encontraron en el cuerpo de las menores.
La trabajadora social del Grupo de Apoyo Civil a la Policía (GACIP), María Limachi, informó que Abigail durante los cinco días que fue internada, fue alimentada mediante sondas, y este procedimiento tenía un costo de Bs 1.200; la terapia intensiva casi Bs 2.000 al día, por lo que se inició una campaña y luego de fallecer, se pagó una cuenta de 16.000 bolivianos al Hospital del Niño.
La fiscalía ha negado dar detalles que esclarezcan el caso y el grado de responsabilidades, tanto de los padres biológicos como de la madrastra, todos detenidos e imputados por infanticidio y ahora afrontan una pena 30 años.
El Fiscal General, Ramiro Guerrero, si bien señaló que se está pidiendo varios informes, no supo precisar cuál es el estado de la investigación respecto de la presunta omisión de los maestros de la escuela, que de ser cierto el maltrato recurrente, que recibían los niños, estos debieron haberlo denunciado al igual que los médicos que colocaron el yeso a la menor y no detectaron las lesiones o fracturas anteriores.
MUERTE
“La niña nunca ha despertado del coma. El 7 de diciembre, a las 5 de la mañana, pese a mantener las medidas avanzadas de tratamiento, presentó paro cardiaco, se administraron dosis convencionales de adrenalina sin mejoría del ritmo cardiaco”, informaba en conferencia, el día de la muerte de Abigail, el director del Hospital del Niño, Alfredo Mendoza.
Explicaba también que el diagnóstico de defunción reveló “choque séptico refractario, traumatismo cráneo encefálico y edema cerebral severo, politraumatismo compatible con maltrato infantil, por acción y omisión, insuficiencia renal aguda, alteraciones metabólicas del estado ácido base y falla multiorgánica”.
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