La semana pasada, la piloto tenía que haber vuelto a Afganistán tras completar un curso de 15 meses en las bases de las Fuerzas Aéreas estadounidense de Arkansas, Texas y Florida. Pero este domingo, Niloofar decidió no volver a su casa.
"Allí las cosas no están cambiando", explicó al diario The New York Times. "La situación empeora cada día y, a pesar de que me encantaría seguir volando para mi país, porque eso es lo que siempre he querido hacer, temo demasiado por mi vida y la de mi familia", añadió.
"Siempre llevo una pistola encima para protegerme", declaró a AFP durante una entrevista el año pasado. "Nunca salgo de la base aérea con mi uniforme para evitar ser un mayor objetivo de los talibán", quienes han jurado en repetidas ocasiones que la iban a matar. "Muchos de mis colegas me tratan con desprecio", concluyó, sugiriendo que ni si quiera se sentía segura entre los suyos.
Mientras, la Administración del presidente afgano, Ashraf Ghani, ha puesto el grito en el cielo. En menos de un día, su heroína se ha convertido en una villana que, según Kabul, es un mal ejemplo para el país. "Estaba destinada a ser un modelo para la juventud", explicó este martes el portavoz del Ministerio de Defensa, Mohammad Radnanesh. "Sus declaraciones son irresponsables. Es una lástima que haya decidido traicionar a su país".
"La capitán Rahmani está mintiendo para influenciar a la Administración estadounidense", añadió Radnanesh, quien se mostró convencido de que "también miente al decir que su vida corre peligro" por lo que pidió "a nuestros amigos de Estados Unidos que denieguen su petición".
La peor crítica hacia Niloofar ha venido desde el sino de la lucha por la igualdad de género en el país. La conocida activista y fotoperiodista afgana Maryan Khamosh ha recordado a la piloto que son muchas las mujeres como ellas que viven con las amenazas y el riesgo constante contra sus vidas.
"Muchas veces he fantaseado con ser como Niloofar y poder bombardear a los enemigos de nuestro pueblo", Khamosh escribió en las redes sociales. "Pero tú, Niloofar, que pudiste tocar los cielos sobrevolando las cenizas de nuestra tierra has decidido avergonzar a nuestra bandera", concluyó.
¿Una víctima de la propaganda?
La caída en el vilipendio de Niloofar es una historia que va más allá de las aspiraciones de una mujer que quería volar y bombardear a los talibán. Detrás de su epopeya en la guerra afgana se intuye la historia de un juguete en manos de la maquinaria propagandística de Washington y Kabul.
¿Es Niloofar un juguete roto de la propaganda? ¿Cómo puede ser que el paradigma del éxito de la mujer en las Fuerzas Armadas afganas deserte en el punto álgido de su estrellato?
El problema fundamental de la evolución de la posición de la mujer en las fuerzas de seguridad afganas es que ésta ha estado casi totalmente respaldada por occidente, sin tener en cuenta que tanto el ejército como la policía todavía son feudos tribales en los que la mujer casi siempre desarrolla un papel de madre o viuda.
En 2013, las fotografías de Niloofar posando frente a su avión C-208 vestida con mono de combate, gafas de sol y hijab -el pañuelo que las musulmanas utilizan para cubrirse el pelo- dieron la vuelta al mundo. Su país, así como la OTAN a través de su revista propagandista Sada-e Azadi, y la prensa nacional e internacional, la enaltecieron, convirtiéndola en símbolo de la lucha por la igualdad de la mujer, cosa que de inmediato la convirtió en objetivo de los terroristas y los mulás más extremistas.
En 2015, el Departamento de Estado de EEUU le concedió el premio 'Mujer de Coraje' por ser "el orgullo del pueblo afgano y del resto del mundo", según declaró la vicesecretaria de Estado, Heather Higginbottom. Una mujer con una bravura titánica "que no puede ser intimidada o silenciada en la lucha por la igualdad en Afganistán", añadió.
La abogada de la piloto, Kimberly Motley, explicó este martes que la decisión ha sido "una de ésas que te rompen el corazón", pero la ha descrito como "necesaria porque volver a su país suponía un gran riesgo para su vida". En cuanto a la caída en desgracia de la piloto, la abogado afirmó que "los verdaderos traidores son los que amenazan su vida y la de su familia".
En estos momentos, Niloofar Rahmani está a la espera de la decisión del Departamento de Estado de EEUU. Si acepta su petición de asilo, las relaciones entre Kabul y Washington se verán deterioradas. Pero si decide denegársela, la vida de la piloto correrá más riesgo que nunca.
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