“Yo sorprendo a todos y estoy aquí, sé que Dios me ayudó, tengo mucha fe en Él, y también el apoyo de mis papás, de mi familia y amigos”, dice la valiente joven de nacionalidad brasileña, cuya madurez e inteligencia sobrepasan las barreras del impedimento.
Solyana cursa el sexto curso de secundaria, a distancia por el Colegio Militar del Brasil.
Nació sin brazos y sin rodillas, lo que no le permite caminar. Sin embargo, a sus tres años de edad sus papás le pusieron en un colegio común. Fue allí donde aprendíó a escribir con los dedos de sus pies. “Mi colegio no era especial y de la misma forma que todos los niños aprendieron a escribir con las manos, yo aprendí a escribir con mis pies, porque es mi naturaleza, desde que era una bebita recogía mis cosas con los pies”, cuenta Soly.
Ella recuerda que los niños siempre le preguntaban dónde estaban sus brazos, la miraban y tenían muchas interrogantes, pero cuando hacían esas preguntas ella les probaba que podía escribir con los pies, escribía para ellos y entonces se quedaban sorprendidos y ya no preguntaban más.
El objetivo de Solyana al término de su bachillerato es estudiar Psicología, porque le gusta ayudar a las personas, ella está convencida que todo es posible en la vida, sólo basta tener voluntad.
“Hay personas que dicen no puedo y se quedan conformes, pero si se intenta sí se puede, por ejemplo, ahora estoy estudiando inglés, de la misma forma que aprendí español, porque mi lengua materna es el portugués y tuve que aprender español con mucho esfuerzo. Cuando uno tiene voluntad se puede hacer todo”, comenta.
Solyana desarrolla su vida normal en su casa y con sus amistades, cuenta que va al cine con sus amigos. Su madre afirma que su hija es muy independiente, “Yo le apoyo en todo lo que realiza y con su padre la llevamos al lugar que quiere ir, la dejamos con sus amigos y luego la recogemos”, dice.
La encantadora adolescente es hija única de Luciana Loredo Coelho y Soloní Benine Coelho, su padre es miembro de la Agregaduría del Ejército del Brasil, ellos se encuentran hace un año y medio en Bolivia, y orgullosos de tener una hija que se precia de ser normal.
Por todos los valores que comulga, Solyana se constituye en un ejemplo de perseverancia, templanza y de fe.
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