miércoles, 25 de julio de 2012

Superá el miedo al ginecólogo

Susana Soliz (34) visitó por primera vez al ginecólogo a sus 30 años. Nunca lo hizo porque le tenía mucho miedo y al mismo tiempo vergüenza al examen pélvico, pese a que siempre veía en los medios de comunicación sobre la necesidad de hacerse un chequeo anual con el especialista.

Finalmente una amiga la convenció de hacerse un control de rutina y cuando llegó al médico estaba completamente asustada, pero gracias al cuidado y respeto del ginecólogo se calmó y entró en confianza, hasta que le hicieron el papanicolau.

“Gracias a Dios el examen no fue tan terrible. El doctor me lo realizó con tal delicadeza que fui perdiendo el temor y la vergüenza. El médico encontró un problema en uno de mis ovarios que requería de una cirugía inmediata para evitar complicaciones. Fue así como descubrí la importancia de someterme a un chequeo anual”, relata Susana.

Lamentablemente, su experiencia, no fue suficiente para que su madre perdiera el miedo al ginecólogo, ya que poco después de su operación, su progenitora fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino en etapa avanzada y seis meses después, falleció.


Un sondeo realizado a través de la página Web de EL DEBER a 201 mujeres, estableció de que el 43% nunca ha ido a una consulta ginecológica, el 35% va una vez al año, mientras que el 8% lo hace cada seis meses, el 7% se somete a un control cada tres meses y el 6% cada mes.

Pudor y vergüenza
De acuerdo con el criterio del sexólogo Herland Roca Chaar, el mayor problema de las mujeres desde su primera visita al ginecólogo es el pudor a ser examinadas por un extraño y a responder algunas preguntas indiscretas sobre la vida sexual. Además, se tiene la idea de que el examen es incómodo y también doloroso, cuando esto último no es tan cierto.
La tarea del médico en estos casos es generar un ambiente de confianza con las pacientes para que vayan perdiendo el temor al chequeo ginecológico y luego orientarlas con consejos, hacerles ver que no le van a hacer nada que ellas no quieran, porque cada mujer tiene derecho de decirle no al especialista, si algo le molesta o le incomoda.

¿Cómo perder el miedo?
Patricia (27) dice que lo ha intentado todo, ir acompañada, ir sola, hombre, mujer, etc., pero cuando llega el momento, entra a la consulta y luego sale corriendo inventándose cualquier excusa para que no la examinen. “Sé que es necesario someterme al papanicolau pero me domina el miedo, ¿qué puedo hacer?”, pregunta.
Lo primero, sugiere la ginecóloga Desirée Mostajo, es dejar de lado el miedo y la vergüenza, entendiendo de que en el médico la paciente va a encontrar a un amigo, a un confidente, algo parecido a un sacerdote que las va a escuchar, les va dar los mejores consejos y, por supuesto, le va a dar solución a sus problemas de salud. Por ello es importante que visiten al especialista por lo menos una vez al año.

Empatía y confianza
El médico es el que debe ganarse la confianza de su paciente, con quien debe haber empatía. “Hay que tratarla con guante blanco”, resalta el ginecólogo Carlos Paniagua.
No obstante, dice, para que esos temores infundados se vayan perdiendo, es necesario que las mamás enseñen a sus hijas desde pequeñas la importancia de la prevención y de los exámenes periódicos para evitar enfermedades, que las orienten y prediquen con el ejemplo, sometiéndose a chequeos periódicos con el ginecólogo y que vayan acompañadas por sus niñas.

Educación escolar
También en los colegios los profesores deben orientar a las alumnas sobre la importancia de la prevención y de los chequeos periódicos, para que cuando toque visitar a un ginecólogo, las jovencitas no sientan miedo o vergüenza. “Con la educación en casa y en la escuela, las chicas estarán preparadas para los controles”, insiste Carlos Paniagua, luego de señalar que en el siglo XXI, la medicina no debe ser curativa, sino preventiva.

¿Hombre o mujer?
Hasta hace algunos años, no había muchas ginecólogas, agrega Desirée Mostajo, pero de un tiempo a esta parte, se ha incrementado el número y ahora las pacientes tienen la alternativa de elegir a un profesional varón o mujer.
Erland Roca, agrega que ya sea que el profesional que atiende a la paciente, sea hombre o mujer, de igual forma tiene que ganarse la confianza.
“Los médicos debemos dar un buen trato a nuestras pacientes, tenemos que aprender a escucharlas, a conversar con ellas abiertamente y ganarnos su confianza”, afirma.

Liliana (31)
A mis 41 años, nunca me han practicado un papanicolau. Es algo superior a mí, cada vez que voy al ginecólogo me siento mal, sufro de ansiedad. Solo de pensar que tengo la cita, empiezo a sudar, cuando me subo a la camilla y levanto las piernas, empiezo a sufrir taquicardia, me mareo y me viene un ataque de angustia. No puedo soportar que introduzcan algo extraño dentro de mi, me contraigo y me duele mucho. No sé qué tengo que hacer para poder relajarme y que me hagan el examen pélvico porque sé que es necesario para evitar el cáncer cervicouterino.

Miriam (57)
Hace unos meses que no me estoy sintiendo bien, sé que tengo un problema de salud pero me da pánico ir al médico. Es algo que me supera, puesto que la primera vez que me hicieron el papanicolau, fue muy doloroso y nunca más quise someterme a esa prueba. Sé que debo ir y lo estoy posponiendo porque me da miedo que suceda lo mismo otra vez, además me da pavor enterarme que tengo cáncer o algo así. Incluso mi esposo y mis hijos están insistiendo en que me someta a un chequeo pélvico y siempre termino poniendo alguna excusa para no hacerlo.

Cómo elegir a un médico

- Desde que la mujer es sexualmente activa debe asistir al ginecólogo para que le brinde asesoría sobre métodos anticonceptivos y les realice los controles anuales (papanicolaou y exploración de mama).
Para elegir uno, tomen en cuenta los siguientes aspectos:

- Género. ¿Cómo se sienten más cómodas, con un hombre o con una mujer? Es un mito que las ginecólogas son más bruscas que los varones. Tampoco es cierto que los ginecólogos las ven como mujeres, para ellos simplemente son pacientes.

- Edad. ¿Prefieren un doctor joven o de más edad? El joven seguramente tiene pocos años de graduado y puede estar más actualizado. Además, debido a la gran competencia, cuenta con más de una especialidad. Por otro lado, el doctor con más edad tiene mayor experiencia médica. Evalúen cuál de los dos tiene más valor para ustedes.

- Objetivo. ¿Cuál es el objetivo: salud preventiva o reproductiva? Es muy diferente cuando aún no quieren tener hijos, porque la relación con el médico es de una vez al año. Pero si quieren tener hijos o ya están embarazadas es una relación de al menos una vez al mes y sobre todo una relación en la que están muy vulnerables. Así que depende de la situación, el esfuerzo y la inversión que deben imprimir en la pesquisa del ginecólogo.

- Referencias. Después de haber considerado lo anterior y decidido lo que esperan de un ginecólogo, busquen entre sus amigas, conocidas, compañeras de trabajo o escuela y vecinas una referencia positiva, que las satisfaga. No olviden hacer algunas preguntas clave: ¿Cómo es en su trato? ¿Es puntual? ¿Cómo es su equipo administrativo? ¿Cómo es su equipo de enfermeras? ¿Son amables? ¿El atiende los partos? Hagan bien sus indagaciones y elijan el que mejor les convenga. Y si algo no les gusta de ese especialista, busquen otro. Al final, seguro encontrarán uno que cumpla con todas sus expectativas.

Según una consulta a 140 mujeres, el 60% prefiere ser atendida por una ginecóloga

No hay comentarios:

Publicar un comentario