Ella no sabe inglés, pero es lo de menos. Cada año viaja por un mes a China, donde se vale de un traductor chino que la acompaña a las fábricas de diferentes ciudades para cerrar contratos para la importación de containers con juguetes, mochilas y hasta sardinas de Tailandia.
“En el exterior me siento muy contenta. Me olvido de todo, me dedico a ver las novedades, las autopistas de cinco pisos; China es admirable”, expresa esta mujer de 64 años que también ha estado en Chile, Perú, México, Europa y Corea. Tiene una tienda en la nueva feria Barrio Lindo y sigue proveyendo de mercadería a la Casa Hércules, como lo hacían sus padres.
Hace 32 años que doña Mechita migró hacia Santa Cruz con su esposo, Eduardo Moncada. En tierra camba también supo integrarse fácilmente. Hace 11 años abrió su restaurante ‘Doña Mechita’ y se ha hecho tan conocido que hasta la visitan, según cuenta, autoridades como el senador Germán Antelo, la familia del gobernador Rubén Costas, el exparlamentario Óscar Ortiz y los exalcaldes Johnny y Roberto Fernández, entre otros.
“Nunca he sufrido maltrato de la gente cruceña, es muy buena, estoy orgullosa de ser boliviana y paceña, tenemos derecho de estar en cualquier rincón de Bolivia”, dice.
Cuando se instaló en Santa Cruz, su casa quedaba en el “monte”. Desde entonces, la ciudad ha crecido tanto que hoy está ubicada en la avenida Cristo Redentor, entre segundo y tercer anillo, donde está su restaurante.
Junto a su esposo supo inspirar en sus cinco hijos el mismo espíritu emprendedor e integrador. Susana (40) es administradora de empresas graduada en la NUR; Gladys (36) obtuvo el título de ingeniera comercial en Chile; Abel (33) es contador en El Alto (La Paz); Enrique (30) estudió Ingeniería de Sonidos en México; e Irene (27) obtuvo su licenciatura en Turismo en La Paz, donde puso su propia empresa. “Ahorita ella está por el Cuzco (Perú) acompañando a 12 turistas de Austria que estuvieron por Bolivia y también visitarán Brasil, Paraguay y Argentina”, explica.
“Todos mis hijos son profesionales, estoy feliz, porque yo ya cumplí con mi obligación”, asegura con una sonrisa de satisfacción.
Sus tres hijas la acompañan en sus viajes de negocios, ellas hablan inglés y también importan mercadería para sus propias tiendas. Una incluso provee a supermercados.
Su esposo también tiene una importadora, pero sobre todo es transportista. Traslada soya y aceite desde el norte cruceño en sus tres camiones.
En sus ratos libre, doña Mechita comparte con sus comadres, entre ellas cruceñas y benianas, recordando los viejos tiempos. Eso sí, se da modos para participar de las actividades de los residentes paceños, como bailar morenada en la fraternidad ‘Señor de Mayo’, cada julio.
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