"Si no potenciamos el talento y la integración de la mitad de la población, fallaremos en la reducción de la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la violencia y la degradación medioambiental", afirmó.
Ofreció datos que ilustran sus argumentos y destacó que la incorporación de la mujer al mundo productivo podría contribuir a reducir el número de personas desnutridas entre un 12 y un 17 por ciento, es decir, entre 100 y 150 millones de personas menos padeciendo hambre en el mundo.
El acceso igualitario a la educación para la mujer es un factor importante hasta el punto de reducir la mortalidad infantil, ya que, según dijo, las muertes de menores de cinco años son el doble de probables en los casos de madres sin educación primaria.
"El coste económico de la violencia doméstica es también significativamente alto si se tienen en cuenta los gastos que acarrea a los sistemas públicos de salud o la pérdida de productividad por la ausencia laboral", agregó.
El maltrato doméstico supone cada año para los EEUU un coste de 5,8 millones de dólares.
Recordó que la violencia y el abuso sexual son los mayores lastres.
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