El mundo está enfrentando desafíos sin parangón. Se sabe actualmente que los enfoques tradicionales de gobierno de la sociedad, de gestión empresarial, de financiación de los servicios públicos, de manejo de los conflictos y de la guerra han perdido simplemente toda su relevancia.
Que haya más mujeres ocupando puestos de toma de decisiones políticas, económicas y sociales, a todos los niveles, es la vía para apartarse del tipo de toma de decisiones que ha resultado tan pobre al hilo de los últimos años.
Hoy, queremos un enfoque diferente que reconozca el valor de cada persona y su potencial de contribución a la construcción de un mundo mejor.
No se puede avalar más un mundo aceptando que se ejecute a una niña por su afán de ir a la escuela o que se desprecie la violación de las mujeres, un delito calificado de ‘estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado’. Creíamos que la campaña por la igualdad era una campaña contra el bajo nivel de remuneración, la discriminación, la humillación o estos techos de cristal que traban el ascenso de las mujeres en el trabajo, o incluso una campaña contra el hambre y la pobreza. No obstante hay más, la desigualdad se expresa con demasiada frecuencia en actos opresivos y represivos clásicos. Construir un mundo mejor es permitir que cada persona desarrolle plenamente su potencial, siendo todo lo demás sin ningún valor.
Queremos priorizar políticas dirigidas a las personas: promoviendo empresas que consideren ante todo a las personas y no a sus ganancias en su toma de decisiones, con la convicción de que es mejor invertir el dinero en un entorno más equitativo, justo, social, acatando el marco legal que financiar a déspotas políticos o apostar en conflictos.
Las empresas cooperativas han hecho tanto para ayudar a las mujeres a promoverse en las actividades económicas, conllevando un mejor respeto de la comunidad, una mayor legitimidad e influencia política. La evolución ha sido demasiado lenta. Ha llegado el momento de demostrar que nuestro movimiento cooperativo puede ser un movimiento para la emancipación económica, social y política de todas las mujeres.
Es éste el verdadero mensaje cooperativo en el mes de la mujer.
Octubre, dedicado a todas las mujeres
Estamos ante un punto de inflexión histórica en el que urge redefinir los estereotipos de poder y liderazgo para las mujeres, que las lleve a convertirse en socias igualitarias en la toma de decisiones y maximizar su aporte al desarrollo socioeconómico. La historia nos ha enseñado que las consecuencias negativas de la inequidad las padece toda la humanidad y conseguir la equidad efectiva de las mujeres es un imperativo social y económico por el que deben luchar hombres y mujeres por igual.
Muchos estudios coinciden en afirmar que hay un nexo esencial que une la meta de conseguir igualdad de derechos para la mujer a todas las metas relacionadas con la reducción de la pobreza, la mejora de la salud y la educación, atenuar los efectos del cambio climático y el progreso hacia el desarrollo sostenible. Todas son metas en común con los objetivos perseguidos por el movimiento cooperativo mundial, son interdependientes y se supeditan a los avances en la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres.
El modelo empresarial cooperativo, por tanto, es la plataforma ideal para derribar las barreras de inequidad, y está en una posición privilegiada para brindar a las mujeres acceso a una democracia participativa, a instancias decisorias, acceso a los mercados y a la tecnología y sobre todo, para brindarles protección frente a las injusticias del modelo de desarrollo imperante.
Una tercera parte de los emprendedores del mundo son mujeres y cada vez hay más, sobre todo en países con niveles de renta baja; muchas bajo el modelo cooperativo. Más de la mitad de cooperativistas en el mundo son mujeres. Éstas son capaces de reivindicar lo que les corresponde.
* María Eugenia Pérez Zea
Presidenta del Comité Mundial
de Equidad de Género de la ACI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario