Una de las representaciones de la mujer de pollera en el ámbito político fue Remedios Loza que, en 1989, consiguiendo una diputación por el departamento de La Paz llegó a convertirse en la primera mujer de pollera en ocupar un curul en el Parlamento.
Pero en gobiernos posteriores, como es el caso de la actual política y el cambio del pensamiento social, permite a muchas mujeres de pollera, que debieron hacer sus estudios con otra vestimenta, recuperar esta indumentaria colonial y utilizarla en sus ámbitos públicos, logrando obtener algunas �“oportunidades�”, como establece el sociólogo René Valdivia, pero sin abandonar las exigencias de” belleza” que se impone en un sistema capitalista.
En entrevistas realizadas en un Podcast presentado para la embajada estadounidense, denominado �“Tus Polleras, ¿Tus Barreras?, una de las periodistas de Radio San Gabriel, Mari Tuco Ticona nacida en Caquiaviri de la provincia Pacajes, relata cómo ella que desde su niñez hizo uso de la vestimenta indígena de la pollera en la etapa escolar, pero que en su proceso de migración a la ciudad de El Alto y sus estudios realizados en una universidad, tuvo que modificar su atuendo, por pantalón, buzo y chompa, ante las críticas de discriminación generadas por sus compañeras de aula.
Mari Tuco, mujer de pollera, robusta, rostro redondo, tez morena, trenzas negras, de estatura mediana en la actualidad es radialista, docente universitaria, recuerda que, en su formación de educación superior, tuvo que modificar su vestimenta �“¿oye voz eres del campo? porque hablas aymara, me decían porque yo mesclaba el castellano con mi idioma nativo y por eso mi mamá me decía tienes que olvidarte de hablar aymara olvídate de eso. Recuerdo que cuando fui una semana de pollera a la universidad se hacían la burla, haz venido a vender algo me decían, otros eran más hirientes, me decían ¿estas esperando a tu caballero?, como tratando de hacer ver que la mujer de pollera estaba destinada solo a ser trabajadora del hogar, es por eso que cambié la pollera por pantalón, pese a que siempre trataba de nuevamente usar pollera�”, recordó.
Si bien a la conclusión de sus estudios universitarios Tuco retomó su vestimenta tradicional como es la manta, la pollera y el sombrero Borsalino, ella reconoce que es en la actualidad que el uso de la pollera dejó de ser un barrera, para convertirse en un plus, donde algunas mujeres que hoy hacen uso de la pollera, no hablan su idioma nativo o la apropiación de esta vestimenta es vista como una �“oportunidad�” de obtener un empleo en alguna instancia pública.
�“¿Yo no me pienso ni pintar como otras que están haciendo uso de las polleras, porque voy a aparentar lo que soy, acaso la mujer aymara es pintada? ( ), cuando se vea que la mujer de pollera habla aymara, ese si es mujer de origen, pero si no habla un idioma nativo, significa que no pertenece y que solo está haciendo uso de la vestimenta, una vez pregunté y una de ellas me decía que, si bien no les gustaba la pollera, tuvieron que cambiarse a este atuendo por el tema de que tiene que trabajar de algo�”, observó.
El prototipo de belleza occidental, en un sistema capitalista pese a los discursos políticos, continúa arraigado en las entrañas sociales, como lo reconoció Tuco, porque en la actualidad, sobre todo en los medios de comunicación o eventos públicos piden que la mujer de pollera sea delgada, blanca y en lo posible que haga uso de maquillaje que resalte el prototipo de �“belleza�”.
“Ahora por ejemplo piden que las cholitas deban tener cara bonita, flaquita, cuando en el mundo aymara la mujer tiene que ser robusta, para demostrar que es fuerte y lo contrario es demostrar ser débil�”, concluyó.
RETOS Y DISCRIMINACIÓN
Roxana Mallea, periodista de canal estatal, observó que el uso de las polleras se convierte en una oportunidad en los medios televisivos, pero que deben, en muchos casos, perfeccionar su esfuerzo para incursionar en otros espacios de mayor especialidad.
Mallea mujer de pollera, contextura delgada, tez blanca, estatura mediana, si bien pertenece a una familia migrante, después de realizar una actividad comercial, emprende por decisión propia hace 15 años incursionar en un medio televisivo de El Alto, �“mis primeras armas fueron formadas en el canal 57�”, recordó, desde entonces busca capacitarse en diferentes cursos para mejorar y responder a la dinámica de la televisión.
De formación universitaria, recordó que antes la mujer de pollera en televisión solo era vista en programas de comida o programas de eventos culturales folklóricos, �“pero yo busqué que podemos competir en espacios de información, debate, análisis, con toda seguridad, porque las polleras no te impiden a que hagas eso�”, explicó.
Mallea, establece que la pollera no debe ser utilizada como una escalera, para ingresar a un medio de comunicación, �“si tú eres de pollera, te estas mostrando de pollera en un medio de comunicación, debes mantener el uso de las polleras en todo espacio, cuando estas en la calle, cuando vas al mercado, porque es parte de tu identidad y no solo usar en un programa. De tras de nosotras hay otras mujeres de pollera que deben saber que es una responsabilidad que debemos saber llevar bien, es nuestra identidad�”, explicó.
Si bien, Mallea como otras mujeres de pollera que ocupan espacios públicos, han enfrentado en algún momento alguna discriminación que de alguna manera afectó el aspecto emocional, �“pero la diferencia ahora es que nos hacemos más fuertes para poder seguir, solo nos hacen ver que tenemos que armarnos de conocimientos y valores para incursionar en otros espacios, con eso se pueden alcanzar muchas cosas�”, añadió.
La periodista establece que cuando ella llegó a ser presentadora de noticias en ningún momento observa como algo inédito que era la primera mujer de pollera que presentaba informativos, aspecto que refuerza la primicia de que la vestimenta de pollera no debe ser utilizada como un plus, si una mujer no se capacita por ella misma.
OPORTUNISMO EN USO DE VESTIMENTA
El sociólogo René Valdivia, establece que el uso de la pollera si bien se utiliza como un acto de oportunidad, demuestra que los tiempos han cambiado socialmente y que las exigencias de formación y responsabilidad son aplicadas indistintamente de la vestimenta que se utilice.
Para Valdivia, que algunas mujeres hayan dejado la vestimenta en su etapa de formación educativa, sea de colegio o en la universidad, en la actual situación política, desde 1989 cuando se evidencia la incursión de Remedios Loza al Parlamento Nacional como la primera diputada, se da el inicio a que algunas mujeres retomen su vestimenta de origen.
�“Es ahora que han recuperado esa vestimenta y la lleguen a utilizar con la finalidad de poder lograr obtener alguna oportunidad no solo de empleo, sino de mostrarse tal cual son�”, explicó.
Pero para Valdivia, el rescate de las polleras no logra separarse de los modismos de belleza occidental, por el contrario, han acentuado en medio de su vestimenta algunos elementos propios del capitalismo, como es el caso de la contextura delgada, tés blanca, maquillaje, escote, blusas con transparencia, carteras que responden a una determinada moda, colores y bordados mucho más llamativos, aspecto que es parte de un mercado de �“belleza�” foráneo.
�“Es irremediable porque en el marco de un país que responde a una cultura occidental, capitalista y que no se ha separado de estos prototipos de belleza, no le dan a la mujer de pollera otra alternativa que seguir esos parámetros. La economía boliviana es de carácter occidental, no es una economía campesina, por lo tanto, solo se han cambiado algunos símbolos como la pollera, manta, pero cada vez se aplica los otros elementos de belleza, que hasta las mujeres de concurso de belleza han utilizado estos símbolos en España, como parte del vestuario de belleza�”, remarcó.
Valdivia indica que en la actualidad el campesino y sobre todo las poblaciones migrantes a la ciudad, se han convertido en una reencarnación del capitalismo, aspecto que le permite modificar su vestimenta que, si bien es utilizada como una ventaja, la misma se combina con los elementos que son los marcos de la cultura occidental, �“solo han incluido la pollera, manta y sombrero, pero por lo demás responde a la cultura occidental�”, reiteró.
Dejando los patrones de la cultura indígena, la misma que no fue sistematizada o definida estructuralmente.
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