Sin embargo, tras enterarse de que enfermó con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) y que además sería madre, su vida dio un giro de 180 grados y hoy se convirtió en una líder del Centro Internacional de Estudios Sociales (CIES) Salud Sexual y Reproductiva y ayuda a los jóvenes de El Alto que viven en la misma situación.
“Sólo espero que a nadie más le suceda lo mismo”, dice refiriéndose a su enfermedad. Pese a su corta edad afirma que “ya vivió mucho”.
De acuerdo con el jefe de la Unidad de Comunicación del CIES, Martín Gutiérrez, ella es un ejemplo porque cada día trata de superarse.
“María es muy activa, ella es la primera que se acerca a la población en situación de calle y los aborda. También les cuenta su historia para que los demás sientan un poco más de confianza y así le comenten sus problemas”, remarcó Gutiérrez.
La joven destacó que a partir de diciembre de 2010 es parte del proyecto “Generando espacios para el ejercicio de derechos sexuales y derechos reproductivos de jóvenes en condición de desventaja en El Alto”, del CIES.
En noviembre de 2011 la joven se sometió a una revisión médica en el organismo de salud y así se enteró de que estaba embarazada y que tenía sida.
“La información fue muy dura para ella”, recuerda Gutiérrez. Pero desde esa fecha se propuso mejorar su condición y, paralelamente, ayudar a los demás.
“CIES me ayudó mucho cuando estaba en la calle y no podía salir, siempre me han atendido, no me han cobrado sino donde me iba a hacer ver (su estado de salud), por eso yo quiero hacer lo mismo, ayudar a los demás para que mejoren”, contó.
Fue en marzo de 2012 que decidió ingresar a un hogar de apoyo y ahora es responsable de su tratamiento y está muy ilusionada con la llegada de su bebé.
María admite que fue difícil cambiar de vida, pero gracias al apoyo de su madre lo consiguió y ahora vive junto a ella, quien trabaja como lavandera.
Dice que quiere mucho a Armando, el padre de su hijo, pero que él está detenido en la correccional de menores por robo agravado. Sin embargo, ella no pierde la esperanza de que ambos vuelvan a reencontrarse y tener una vida junto a su bebé.
Está consciente de que no disfrutará mucho con su hijo, por la enfermedad que ella sufre y porque sabe que esta patología no tiene cura.
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