lunes, 23 de mayo de 2016

Andrea, madre a tiempo completo en la primera infancia de sus hijos

Cuenta con 35 años y tiene cinco hijos (tres mujeres y dos hombres). Andrea Durán y su esposo se sienten felices de haber formado una gran familia. Ellos recibieron siempre el apoyo de sus familiares.

Madre a tiempo completo durante los primeros años de vida de sus cinco hijos (en la primera infancia). Así se define Andrea Durán, de 35 años, quien se siente orgullosa de haber conformado una familia numerosa.

Su primer embarazo, hace 16 años, le provocó cierto temor, por su inexperiencia. No obstante, con el paso del tiempo fue adquiriendo seguridad y la llegada de sus otros retoños la asumió con mayor naturalidad.

"Como no hay una escuela en la que te enseñen a ser madre, la mujer tiene que ir aprendiendo con el paso del tiempo, mientras los hijos crecen".

Rememora que cuando nació su hija mayor, ella y su esposo reaccionaban inmediatamente, incluso ante el primer estornudo, y la llevaban inmediatamente con el médico, para evitar cualquier problema.

Con sus otros hijos -señala- fue más sencillo porque cuando alguno de ellos se enfermaba, inmediatamente sabía lo que tenía, si era o no motivo de preocupación, y cómo podía curarlo.

En esta primera etapa como madre se fue nutriendo con todos los consejos que le daban su madre, su suegra, sus hermanas e incluso sus abuelas, por quienes siente mucho agradecimiento.

Sara, de 15 años, es la mayor de sus hijas, la primera nieta de la familia, por lo que todos sus parientes estaban pendientes de ella.

Una etapa difícil en su vida, como madre, fue cuando perdió, después del nacimiento de su primera hija, a dos bebés.

En el primer caso, ella se había contagiado con una enfermedad eruptiva, lo que afectó al bebé en gestación. Tenía un mes y medio de embarazo. En el segundo caso, el niño no se había llegado a formar por completo.

El segundo embarazo que tuvo fue de alto riesgo. Cuando llevaba cinco meses de gestación, Andrea sufrió peritonitis, tras reventársele su apéndice. La tuvieron que operar de emergencia para resguardar su vida y la de su bebé.

Asegura que fue complicado porque había la posibilidad de que sobreviviera solo uno de ellos. Afortunadamente, el embarazo llegó a buen término y nació su segunda hija, Esperanza, quien tiene ahora 13 años.

"LLEGARON"

Ella y su esposo no habían planificado formar una familia tan numerosa, pero tampoco les había pasado por la mente tener un solo hijo o hija, sino varios.

“Fue lo que se presentó y estamos felices, porque tenemos una familia grande, muy bonita”, señala orgullosa.

Dice que cada uno de sus hijos nació con una diferencia de dos años, como promedio, tres son mujeres y dos hombres.

La mayor de sus hijas, Sara, tiene 15 años; la segunda, Esperanza, es de 13; Belén, de 11 años; Mateo, de 9; y el benjamín, Leonardo, que cumplió 8 esta semana, el pasado jueves.

Andrea destaca que cada uno de sus hijos tiene su personalidad bien definida, que los diferencia de los otros.

Confiesa que algunos de sus hijos son extrovertidos, mientras que otros son más bien introvertidos. Algunos son muy tranquilos y otros revoltosos. “Son estas diferencias las que amamos”.

APOYO

Una dificultad que vivieron Andrea y su esposo fue descubrir que uno de sus hijos tenía déficit de atención. Confiesa que al principio les costó entender de qué se trataba, pero gracias al apoyo de psicólogos comprendieron que había muchos niños con el mismo problema y que con trabajo se podía lograr solucionar.

Su hijo que tenía este déficit de atención logró superar el problema, pero antes tuvo que ser cambiado de colegio en varias oportunidades.

“Ahora él es un niño feliz y nosotros también”.

Otra situación difícil que se presenta en una familia -afirma Andrea- es cuando los padres son primerizos. Para ellos fue una pena dejar a su hija mayor en el kínder, por primera vez, sobre todo porque se trataba de su primogénita.

“Ellos (tus hijos) te piden que no te vayas y lo primero que uno hace es decirles chao”.

SU EMPRENDIMIENTO

Una vez que sus hijos crecieron (el menor tiene 8 años), Andrea inició con su esposo un emprendimiento “Manos de azúcar”, que se encuentra en la zona norte de la ciudad, sobre la calle Juan Capriles, donde prepara diferentes tipos de masitas, tortas y café.

Si bien ella no estudió repostería, con su madre tuvieron la idea de preparar masitas en su casa para venderlas a pedido, mediante el servicio de catering. Luego fueron implementando más productos hasta llegar a abrir su emprendimiento, en febrero de este año.

Cuando trabajaba desde su hogar elaboraba tortas a pedido, con diseños exclusivos, de acuerdo a las características que el cliente indicaba.

Andrea se dio cuenta de que había un buen mercado para las tortas con diseños exclusivos y en su emprendimiento “Manos de azúcar” continúa con esta actividad.

Señala que al principio le tomaba unas diez horas elaborar cada una de las tortas, pero ahora que cuenta con ayudantes lo hace en tres o cuatro horas como máximo.

Su hija mayor, Sara, le ayuda en sus tiempos libres como cajera.

Sus otros hijos también expresan su deseo de ayudarle en sus tiempos libres, porque en algún momento quieren continuar su legado, heredar su emprendimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario