lunes, 13 de noviembre de 2017

La mujer no debe olvidarse de la persona más importante: ella

Rubén García Molina nació en Buenos Aires, Argentina. Tiene 59 años. Durante su formación en su tierra natal se especializó en técnicas de liderazgo desarrollando, en 1994, actividades de coaching personal. Desde 2015 ha volcado su inquietud a temas de superación personal y problemática de la mujer y de pareja. Conduce su propio programa radial denominado Intensamente y tienen un sitio web superarte.net



Los temas personales ocupan y preocupan a todo hombre y mujer. ¿Quién no quiere un manual para el logro de objetivos? Y de eso trata el coaching, esta vez en columnas mensuales que mía te trae bajo la guía del coach personal Rubén García, quien se ha especializado en la problemática de la mujer y aborda temas de pareja.

mía— ¿Cuál es tu actividad como coach personal?

García— Ayudo a la gente a alcanzar sus metas, a través de sesiones de crecimiento. Todos, en algún momento de la vida, necesitamos ayuda y guía; y aquí es donde el coach hace su aporte.

mía— ¿Cómo son las sesiones?

García— Son espacios de superación para abordar desafíos y conflictos, donde les regalo ‘autos’: autoestima, autodependencia, autoconocimiento, autoconfianza, autonomía, autoconsistencia, autocontrol, autosuficiencia, autoafirmación, autosuperación, etc.

mía— ¿Qué es el coaching?, ¿en qué consiste?

García— Es una metodología de desarrollo humano; se enfoca en el presente para lograr objetivos a futuro. Produce un proceso de aprendizaje transformacional, generando una nueva realidad a partir del uso del lenguaje. El coach formula preguntas durante una conversación; este método no es una terapia psicológica ni un asesoramiento, es un acompañamiento, en el que tanto el problema como la solución parten del cliente, nacen a partir de la problemática para alcanzar la solución deseada en un tiempo breve.

mía— ¿Cuál es el proceso?

García— Consta de seis fases; desde la generación de confianza, pasando por la observación, indagación y devolución; para luego definir un plan de acción y su correspondiente seguimiento.

mía— ¿Cuál es la diferencia entre el coaching y la terapia psicológica?

García— El coaching no trabaja con personas con patologías, sino con personas sanas. No indaga en el pasado, se enfoca en el presente para lograr objetivos en el futuro; por lo que la duración del proceso es menor. Tampoco indaga los ‘por qué’, sino que se enfoca en los ‘para qué’. Y en vez del lenguaje descriptivo, utiliza el generativo.

mía— ¿Cómo se desarrolla una sesión de coaching?

García— Las sesiones de coaching son básicamente conversaciones de una duración de aproximadamente 60 minutos, donde el coach guía al cliente por medio de preguntas hacia sus objetivos, ayudándolo en el camino a clarificar ideas, deseos y metas.

mía— ¿Qué es un coach?

García— Es alguien que hace que salga lo mejor de tu interior; no da consejos, no opina, ni juzga. Desarrolla tu actitud y aptitud para inventar nuevos caminos, ayudándote a transformar la crisis en posibilidad, a través de un cambio de paradigma que cuestiona lo tradicional de tus patrones de conducta y comportamiento habitual. En mi opinión, es un espejo, que aporta luz a quienes dirige sus desafíos.

mía— ¿Hay un momento en particular para visitar a un coach?

García— Cuando quieras lograr un objetivo; siempre que tengas un problema que te impida alcanzar tus sueños o cuando no sepas cómo comenzar un proyecto.

mía— ¿Qué características debe tener un buen coach?

García— Debe ‘brillar’ por su ausencia, dando total protagonismo a su cliente. Sus características diferenciales son la experiencia de vida, madurez, crecimiento interior, sensibilidad y, sobre todo, humanidad, es decir, su capacidad de resonar en base a su crecimiento a partir de crisis personales.

mía— ¿De qué se conversa con un coach?

García— De tus preguntas, de tus problemas, de tus sensaciones, de lo que te enoja, de tus cambios y desafíos, de tus dudas, de tus decisiones, de tu progreso y reconocimiento, de tus miedos... etc.

mía— Te especializaste en la problemática de la mujer, ¿por qué?

García— Porque vivimos en una sociedad machista, la cual solo cambiará si somos los hombres los que ayudamos y luchamos por los derechos de la mujer. Esta sociedad tradicionalmente enfocada en el hombre, le ha hecho creer a la mujer que no vale por sí misma; solo vale por su rol de esposa o madre, al servicio del hombre o para la crianza de hijos. A las mujeres les han inculcado que los derechos son del hombre, y que deben tolerar cualquier cosa, por el bien de su familia; lo cual no es así. Como objetivo, está bien que les importe el bienestar de su pareja, el de sus hijos, el de todos…Pero al mismo tiempo, no deben olvidarse de pensar en la persona más importante para que todo esto funcione. Y esa persona es ‘ella’, la mujer.

mía— ¿Qué necesidades tiene la mujer actual, según tu experiencia?

García— Ella necesita mantener su equilibrio y bienestar, sin sacrificarlos por nada, ni por nadie. Debe dejar de posponerse y entender que ella importa muchísimo. Necesita ganar confianza y autoestima para superarse en la vida y atreverse a pensar en ella, sin descuidar su entorno. Debe realizar, por convicción propia, su viaje personal de la sumisión hacia la autodependencia. Tiene que aprender a ser feliz desde su condición de mujer.

mía— ¿Cómo se logra ese objetivo?

García— La mujer es diferente (al hombre). Su cerebro es totalmente diferente, con millones de años de evolución en base a esas diferencias. Por lo tanto, necesita una metodología de crecimiento especialmente formulada, que tenga en cuenta su condición de mujer; con una óptica específicamente focalizada en sus sentimientos, problemas y necesidades. Que utilice su lenguaje generativo para alcanzar aquellos objetivos específicos de su condición femenina, transformando sus deseos de crecimiento y superación, en una hermosa realidad donde pueda realizarse y ser feliz.

mía— Y, en cuanto a las relaciones de pareja...

García— Sin duda, debe aprender a darse la libertad de formar vínculos que le permitan crecer como ser humano, lejos de cualquier relación tóxica, alejada de cualquier apego o dependencia, ya sea emocional o económico. (Debe aprender a tener) relaciones donde pueda escuchar y ser escuchada, brindar y recibir apoyo, amar y ser amada. Pero sobre todo, respetarse y ser respetada.

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