miércoles, 27 de mayo de 2015

Pese a los sacrificios, las mamás no se cambian por nadie

Según un psicoterapeuta, las madres necesitan sus propios espacios.

El rol de la madre en la sociedad Boliviana es siempre definido desde el punto de vista del sacrificio y el amor. Y es así. Según un psicoterapeuta, la labor de las mujeres en el hogar debería ser reconocida y hasta remunerada. Según ellas, el ser madres las llena de orgullo y no cambiarían por nada esa decisión.

El 27 de mayo en Bolivia se rinde homenaje a las madres en las escuelas, en las instituciones y en la familia. Las calles se llenan de comerciantes que ofrecen desde pequeños obsequios hasta hermosos ramos de flores naturales, la madre se convierte por un día en el centro de atención y en la cotidianidad la familia gira en torno a ella.

Según Carlos Llanque, psicoterapueuta, cumplir el rol de madre en nuestra sociedad puede resultar una obligación impuesta a las mujeres que han optado por tener hijos.

"En mi experiencia de trabajo terapéutico he visto que las mujeres que han dedicado su vida a los hijos y la familia, y que han permitido que la vida gire en torno a ellas, generalmente tienen la sensación de que no han hecho nada con sus vidas y no saben qué hacer para remediarlo", explica Llanque.



DOBLE ESFUERZO. El problema con el que se enfrentan las madres en la sociedad, tiende a ser de carácter integral, que implica un cambio de vida, que empieza en el embarazo y sigue con los roles posteriores que se cumplen en el hogar y fuera de él.

"La nomenclatura de que la mamá tiene que ser la sacrificada, la que sufre, la que está lista para los hijos, es un rol que ha sido impuesto y no permite a las madres desarrollarse y crecer como personas" explica Llanque. Agrega que no se valora el papel que cumple la mujer que decide tener hijos, puesto que se la ve como un ser improductivo —en el caso de aquellas mujeres que se han dedicado de lleno al hogar— y en el caso de las madres que han logrado establecerse en un trabajo remunerado son "doblemente explotadas", puesto que luego de su jornada laboral deben llegar a casa a cumplir con la atención de los hijos y el esposo.

"El tratamiento que debería darse a las mamás tendría que ser equitativo, el trabajo en el hogar debería ser reconocido económicamente", afirma el especialista.



EL ORGULLO DE SER MAMÁ. Varias escuelas y colegios adelantaron la celebración del 27 de mayo este martes pasado. Danzas, recitaciones y almuerzos, fueron parte de las actividades de las que participaron estudiantes y madres de familia.

Karen Paucara, madre de cuatro niños, observa con entusiasmo cómo el menor de sus hijos baila con sus compañeros para agasajar a todas las madres asistentes a la celebración en la escuela Martín Cárdenas. "El día de las madres, nosotras trabajamos más", afirma con una sonrisa en el rostro y relata que fue ella misma quien tuvo que elaborar una noche antes las manualidades para que su niño se las obsequiara en el agasajo. "Son ellos quienes se divierten más", explica y, luego de un suspiro, agrega que "ser madre vale la pena".

Karen, estudió hasta la secundaria, pero el amor llegó temprano y se casó con tan sólo 19 años. Los hijos no tardaron en llegar, y aun cuando tuvo que abandonar su sueño de continuar con sus estudios, Karen no se arrepiente de su maternidad, "haría todo porque ellos estén felices, daría mi vida por ellos", dice mientras aplaude con entusiasmo y orgullo a su pequeño.

Carlos Llanque, afirma que es importante para las madres, tener sus espacios de crecimiento personal y de recreación, "la mamá es un personaje de tanta importancia que merece ser elogiada todo el año con respeto, valoración y como un ciudadano que contribuye enormemente a que la patria crezca", concluye.



34,6 por ciento de las madres en Bolivia son jefas de hogar, y tres de cada diez trabajan para mantener a su familia.





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