Jueces anteponen visiones personales patriarcales. En el ámbito judicial, la sana crítica es un mecanismo para la correcta apreciación de las pruebas porque permite que el juzgador no solo valore el caso con base en la letra muerta de las leyes o la rigidez de los elementos probatorios o la influencia de prejuicios de externos. Sin embargo, un estudio que analiza la sana crítica en seis casos de violencia contra las mujeres, ejecutada por hombres, muestra que los jueces anteponen sus propias visiones patriarcales y coloniales en contra de las mujeres.
Martha Noya, una de las investigadoras y miembro del Centro Juana Azurduy de Sucre, explica que la sana crítica implica que los juzgadores deben analizar la prueba material, pero además deben aportar a ese análisis un razonamiento lógico, su formación, su experiencia, su manera de pensar y mirar a la sociedad.
Hay casos puntuales que apoyan el estudio. Los resultados muestran que “en el momento en que los juzgadores aplican la sentencia, sus criterios permean de manera evidente su formación androcéntrica, patriarcal, machista y los prejuicios que tienen sobre las relaciones de género”. Así lo reflejan los seis casos estudiados: tres en la ciudad de Sucre, uno en Santa Cruz, otro en Cochabamba, y uno en El Alto. En todos los casos hubo jueces hombres y en todos los casos hubo víctimas mujeres y/o niños, señala el informe.
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