Dos mujeres harán el viernes historia en EEUU cuando se conviertan en las primeras en graduarse como integrantes de los “Rangers”, las famosas fuerzas de despliegue rápido del Ejército estadounidense, informó ayer el Pentágono.
Las dos mujeres, cuyas identidades no se han divulgado, han superado el exigente curso de entrenamiento de esas fuerzas, y ponen al Pentágono ante la necesidad de anunciar un cambio en la cultura militar que permita cuerpos de élite mixtos.
La Escuela de Rangers es uno de los centros de entrenamiento militar más exigentes del planeta: 62 días de preparación para el combate extremo que finalizaron ayer, en pleno y caluroso agosto, en Florida.
“Los hombres y mujeres que han completado las fases han probado su determinación, física y fortaleza mental”, explicó el Pentágono en un comunicado. Por primera vez, entre los 96 afortunados que se graduarán en una ceremonia el próximo viernes había dos mujeres.
Se trata de un hito histórico incompleto, ya que no incluye, por el momento, una vía hacia cuerpos de fuerzas especiales, pero pone al Pentágono ante la evidencia de que las mujeres pueden ocupar puestos que hasta ahora tienen vetados.
“Este curso de entrenamiento prueba que cada soldado, independientemente de su género, puede alcanzar su más alto potencial”, explicó ayer en un comunicado el secretario del Ejército, John McHugh. En enero de 2013, el entonces secretario de Defensa, Leon Panetta, anunció el levantamiento de las prohibiciones que impedían que las mujeres adopten roles de combate en las Fuerzas Armadas, algo esperado debido a la cada vez mayor presencia de mujeres uniformadas.
Desde entonces, hasta 71.000 puestos que antes eran solo ofrecidos a hombres pueden ser ocupados por mujeres que demuestren que satisfacen los requisitos necesarios. Esta primavera, 19 mujeres y 381 hombres ingresaron a la Escuela de Rangers, que impone las mismas duras exigencias físicas y mentales a todos los reclutas.
Sin embargo, ninguna de las dos mujeres graduadas podrá, de momento, acceder al Regimiento 75 de los Rangers, cuerpo de élite dentro del Mando de Operaciones Especiales. Antes de que finalice el año, el Pentágono y todas las ramas de las Fuerzas Armadas deberán decidir sobre qué rol de combate reservan a las mujeres, que siguen sin ser bienvenidas especialmente entre las menos numerosas fuerzas de élite.
A comienzos del año, la directora de personal del Departamento de Defensa, Juliet Beyler, aseguró que, durante el proceso de revisión del papel de la mujer en las Fuerzas Armadas, “hemos determinado que ya es hora de cambiar las normas de combate y abrir todas las posiciones a mujeres”.
El Pentágono parece decidido a que las mujeres vistan el uniforme y el rango que se merezcan basado en sus cualificaciones y no en su género, pero algunos puestos en fuerzas especiales quedarán a discreción de sus mandos, que deberán justificar las excepciones “rigurosamente”.
200 muertes en Irak y Afganistán
En las guerras de Irak y Afganistán han servido en uniforme 280.000 mujeres, de las que alrededor de 200 fallecieron, sacrificios que dejan claro que se llevaban años dejando la piel en el campo de batalla pese a no ser reconocidas para ciertas vías.
Según aseguró ayer en una conferencia de prensa, Janine Davidson, experta del Council for Foreign Relations, el hito de las dos mujeres “Rangers”, que pasaron por la Academia de West Point, “será clave para acelerar el proceso de revisión del rol de combate de la mujer” y acabar con la oposición entre algunos oficiales.
Gayle Tzemach, experta en el papel de la mujer en las Fuerzas Armadas, añadió que este tipo de noticias animará a que otras mujeres den el paso para acceder a cuerpos militares de élite.
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