Este punto y otros de importancia se tocaron ayer en el encuentro de vicecancilleres, embajadores y otros delegados de los 12 países miembros, realizado en el hotel Casablanca, donde priorizaron tres agendas: la social, que busca disminuir las desigualdades entre sus habitantes; la económica, que pregona una mayor competitividad con valor agregado de los productos; y la política, para profundizar la democracia en la región.
El canciller de Bolivia, David Choquehuanca, que inauguró el cónclave ante la inesperada ausencia del presidente Evo Morales, manifestó que el intercambio de ideas y opiniones está dirigido a armonizar una estrategia de integración del subcontinente en función de la vida del ser humano y de lo que lo rodea.
Estos temas se expondrán en la cumbre de presidentes de la Unasur a desarrollarse el 4 y 5 de diciembre en Quito y Guayaquil (Ecuador).
Los ejes temáticos
En la agenda social, según Samper, más allá de la tarea de reducción de la pobreza, hay que atacar el problema de la desigualdad. En educación no se han superado las diferencias entre el sector público y privado. Asimismo, la informalidad laboral en el continente asciende al 56%.
En lo económico el desafío es la competitividad, lo que significa dotarse de más infraestructura, más conectividad, más ciencia y tecnología y más desarrollo productivo.
En la agenda política, además de profundizar la democracia, Unasur tiene el reto de fortalecer la seguridad ciudadana, pues en criterio de Samper, en este campo “no hay nadie más amenazado en el planeta que el ciudadano sudamericano”. “Está amenazado por las patologías globales, como el narcotráfico, la corrupción, el armamentismo, el tráfico de órganos”, dijo el secretario, que propuso ir de la visión a la acción
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