Sin embargo, si se trata de darle en números un valor al trabajo de las madres, el economista calcula que aportan cerca de un 14 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB).
El PIB actual de Bolivia se estima en alrededor de 34 mil millones de dólares y el aporte de las mujeres madres sería de 4.760 millones de dólares.
Cuba analizó, desde el punto de vista económico, el aporte que realizan las madres con su trabajo cotidiano en el hogar.
P: ¿Es posible medir económicamente el trabajo de las madres?
R: Actualmente no existe esta información estadística, aunque se están desarrollando intentos académicos para avanzar en ese sentido.
No obstante, se cuentan con estadísticas que analizan las categorías ocupacionales y el rol de las mujeres. Así por ejemplo, según un informe del Consejo Económico para América Latina (CEPAL), las mujeres ocupan lugares más precarios y con menores retribuciones. Este grupo constituye una menor proporción en el trabajo asalariado y más de una de cada diez (11.6 por ciento ) trabaja en el servicio doméstico, que en la región continúa siendo precario y poco regulado (CEPAL, 2013).
P: ¿Cuál es el aporte económico de las madres al Producto Interno Bruto (PIB) de un país? ¿Es posible medir el impacto que tiene en su economía?
R: El Producto Interno Bruto (PIB) mide solo la producción final y no la denominada producción intermedia, para evitar así la doble contabilización.
Al hacer referencia a bienes y servicios finales se quiere significar que no han de ser tenidos en cuenta aquellos bienes elaborados en el periodo para su utilización como materia prima para la fabricación de otros bienes y servicios. Esto hace muy difícil medir el aporte económico de las madres al PIB, pero si tratamos de darle un valor y tomamos en cuenta al número de mujeres que son parte de la población activa en Bolivia (1.985.770), ellas deben aportar con el 32 por ciento del PIB y las madres bolivianas cerca de un 14 por ciento .
Esto muestra la importancia del trabajo de la mujer boliviana y de las madres en la creación de bienes y servicios.
P: ¿Algún país del mundo incluye en su PIB u otro indicador el trabajo de las madres?
R: No, por las razones explicadas anteriormente, no existe un detalle del trabajo de las madres a la economía a través del PIB.
Sería importante tener un índice a nivel mundial que permitiera medir ese importante aporte a la economía. Actualmente existen indicadores como el Índice de Desarrollo Humano (Human Development Index) de la Organización de las Naciones Unidas, que combina el análisis de los criterios de longevidad y educación de la población con la producción material de una nación.
Otro Índice, el denominado una Vida Mejor (Better Life Index) considera once variables sobre bienestar que son: empleo, ingresos y vivienda, que miden condiciones materiales de vida, y comunidad, educación, equilibrio laboral-personal, medio ambiente, participación ciudadana, salud, satisfacción ante la vida y seguridad, que miden calidad de vida.
Es posible que se pueda incorporar, en el futuro, el aporte de una madre, desde sus actividades domésticas, en esos índices.
P: Se afirma que la madre es una economista innata...
R: Por lo general administra la economía del hogar, ayuda a equilibrar las finanzas, es muy consciente de las responsabilidades de ingresos y gastos. Tiene un conocimiento importante sobre la variación diaria de los precios de los productos de primera necesidad por su participación más directa en los mercados de abasto o tiendas de barrio. Eso le permite conocer cómo están variando los precios diariamente y saber si se da una inflación en una economía.
P: ¿Por qué entonces no se valora en su exacta dimensión el trabajo de las madres?
R: Considero que esta idea ha ido cambiando desde la década de los años 90. Las diversas acciones de mujeres y organismos internacionales han permitido adquirir y valorar la importancia del trabajo de las madres en las diferentes tareas que se realizan, lo que incluye además una perspectiva de género.
P: ¿En qué ámbitos de la economía influye el trabajo de las madres?
R: En los distintos sectores de la economía, tanto productivo como servicios. Su presencia es importante para coordinar las diferentes tareas de las empresas, bancos y restaurantes. En el sector rural su trabajo es fundamental al participar desde lo doméstico hasta las actividades agrícolas, donde interviene activamente.
POBLACIÓN
P: ¿Cómo afecta a la economía o desarrollo de un país, el número de hijos que pueda tener una familia?
R: La medición de la pobreza de ingresos no constituye un buen indicador de la situación diferencial de hombres y mujeres, ya que se basa en el supuesto de que el ingreso total del hogar se distribuye en forma equitativa entre sus integrantes. Por lo tanto, resulta más ilustrativo medir la proporción de mujeres sin ingresos propios.
De acuerdo con un informe de la CEPAL (2014), en la mayoría de los países latinoamericanos, las mujeres constituyen una porción importante de los grupos con menores ingresos. En la región, una de cada tres mujeres no posee ingresos propios, mientras que uno de cada diez hombres se encuentra en esa condición. Dimensiones como la edad y el estado civil también tienen implicancias sobre la pobreza.
P: ¿Influye la situación económica de las familias para que decidan tener más o menos hijos?
R: La información estadística, en general, muestra que no necesariamente la situación económica ha sido determinante para tener más o menos hijos.
Un estudio realizado el año 2013, en el marco del Foro Regional en Cochabamba, pudo determinar que las mujeres están más afectadas por la falta de trabajo. Un dato que refleja las faltas de oportunidad laboral o que las mismas tienen un carácter eventual.
De la misma forma, el número de mujeres en la categoría jubilación es mucho más bajo en comparación con los hombres, lo que refleja una alta dependencia de los hogares en términos de la presencia del hombre que tiene más posibilidades de jubilación.
Contribuye a la producción
P: ¿Cuáles son las ventajas o desventajas de tener una tasa de natalidad elevada o baja?
R: Europa tiene una tasa de natalidad baja y hoy se impulsa para mejorar esa tendencia.
Una tasa de natalidad elevada puede ser importante para aportar a la producción de un país, pero cuando no existen suficientes condiciones laborales o mejores oportunidades de empleo se van creando cinturones de pobreza y marginalidad que generan más desventajas, principalmente a las economías con menor desarrollo relativo.
Si a eso se suma la migración rural-urbana, se agudiza el problema en los centros urbanos por temas de hacinamiento. Las afectadas con esas desigualdades son, principalmente, las mujeres que no logran acceder a empleos estables o deben concentrarse en las actividades domésticas.
A pesar de esos datos, pienso que el índice de natalidad en Cochabamba en bastante alto considerando la situación económica de las familias.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de fecundidad es de tres hijos por mujer.
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