miércoles, 26 de agosto de 2015

William Kushner Dávalos: “No sé si pudo lastimarse con mi auto; no vi ni sentí nada”

Cómo se encuentra?
Demasiado triste, consternado e impotente.

¿Cómo surgió el romance entre usted y Andrea?
La conocí cuando empezó a trabajar en una sucursal del negocio que administro y del que soy representante legal. Ella era alegre, divertida, entusiasta, cariñosa y sencilla. Me enamoré.
No trabajábamos juntos y comenzamos a salir.

¿Hubo relación violenta?
Fue una relación de pareja común y corriente. Buscábamos siempre la mejor forma de resolver las diferencias.
Una vez me contó que cuando sus abuelos, con los que dijo que se crio, se enfadaban entre ellos, no se hablaban, pero se comunicaban con notas que colgaban en el refrigerador. Me pareció romántico.

¿Cuánto tiempo duró la relación y vivían juntos?
Estuvimos juntos cuatro meses, no vivimos juntos. Ella compartía un departamento con una amiga, vivía en el piso ocho de un edificio en la Fernando Guachalla. No con su mamá, que tiene un departamento en el primer piso del mismo edificio. Andrea se quedaba con su hija para llevarla al colegio.

¿Sus hijos se conocían?
Los domingos salíamos los cuatro. Ella y su hijita. Mis dos hijos y yo. Era una linda convivencia.

¿Un incentivo que generó el problema?, ¿es así?
Como política de empresa se pagan incentivos en la venta horizontal , una estrategia que permite que los trabajadores se enfoquen en el cliente y no en su rutina administrativa. Andrea, en julio, no llegó al objetivo completo pese a que hizo un buen trabajo. A partir de entonces, se me quejaba por no comisionar. Yo no cedí a hacer un perdonazo, pagarle algo que al resto del equipo no percibiría.

¿Cree que ella comenzó la relación por interés?
No lo creía y si hubiera sido así me costaría creerlo. Prefería no verlo. Yo la quería y mucho.

¿Cuándo terminaron?
El sábado antes de su muerte.

¿Por qué?
La manera que ella buscaba resolver alguna diferencia de opiniones era inmadura. Yo prefiero tomarme mi tiempo para pensar, reflexionar y darle a cada cosa su importancia, pero con calma. Ella no tenía la misma paciencia. Ese sábado yo debía ir a almorzar a casa de mi madre y ella me lo impedía. Según ella, debíamos resolver todas nuestras diferencias en ese momento. Me repitió lo de las comisiones.

¿Qué pasó luego?
Se puso frente a la puerta de mi auto, en la puerta del restaurante Flannigans, y por más de media hora no me dejaba irme. Una pareja de comensales salieron del local, y me sugirieron, al notar que ella no me dejaba ir, que me retire en un taxi.

Cuando logré cerrar el vehículo se aferró a mi brazo diciendo “no me vas a dejar”, ya habíamos terminado. Logré ingresar al local y pedí ayuda a la pareja. La señora se quedó con ella, mientras yo di una vuelta y los camareros me abrieron la puerta lateral. La semana antes de terminar, en el Outlet de Tropical Tours, compré dos pasajes y la invité a pasar Año Nuevo en México. Eso no es pensar en matarla, ¿o sí?

¿No hablaron luego?
Chateamos, no nos vimos. El martes, cuando ocurrió todo, se comunicó conmigo para recoger de mi casa abrigos, llaves y DVD. Yo le dejé todo en portería.

¿Qué pasó en Mongo’s?
Encontrarnos fue coincidencia. Era cumpleaños de una amiga. Cenamos en un restaurante con un amigo más y otra amiga. Luego él se retiró . Las dos chicas y yo fuimos a Mongo’s.

¿Qué sintió al ver a Andrea?
Me dolió verla. Pero, en las reglas del amor, éramos libres.

¿Por qué se quedó?
Mongo’s tiene tres ambientes. Al verla, la saludé de lejos, y luego nos fuimos a otro salón. Nos sentamos lejos, en una mesa pequeña. Pero, se acercó pidiendo hablar conmigo cinco minutos.

¿Qué le dijo?, ¿estaba mal?
Se notaba que bebió. Me reclamaba por esas dos chicas. Pidió que nos fuésemos juntos. Los 5 minutos se convirtieron en 45 minutos o una hora. Le sugerí almorzar el jueves y charlar. Ella se negó. Me pidió dos veces que la abrace, y lo hice con amor.

¿Por qué no decidió usted irse con ella?
No me parecía que se pusiera celosa de esa forma ya que el sábado habíamos terminado. Fui al baño y regresé a mi mesa.

¿Usted bebió?
Brindamos con mis amigas cuando volví a mi mesa, me tomé un shot de Jagger, mi vaso de fernet estaba casi lleno en la mesa y así se quedó. Decidimos irnos y cuando estábamos casi en la puerta, Andrea me sujetó rodeándome los brazos por la espalda. Yo no quería liberarme para no hacerle daño.

Pedí al seguridad que me ayudara diciéndole que ella no me quería dejar salir. Andrea se resistía, cuando el funcionario intentaba soltarme. Y ahí gritaba a mis amigas que le reclamaban su actitud. “¡quién eres tú¡” les decía ella. Cuando me soltó me fui al auto.

Mis amigas iban tras de mí, yo subí al vehículo lo llevé hasta la esquina donde las esperé. Ellas se subieron y partí. Andrea venía por detrás, si el guardia la sujetaba diez segundos más otra sería la historia... No pensé que ella iba a intentar subir o colgarse, 20 o 30 metros más abajo miré al retrovisor esperando verla resignada, pero lo que vi fue su cuerpo en el piso. Frené, exclamé impotente ¿Por qué, por qué esto a mí?” y tiré el teléfono sobre la bandeja del parabrisas

¿Pudo lastimarse con su auto, usted sintió un impacto?
No sé si pudo lastimarse con mi auto, no vi nada, tampoco sentí ningún impacto.

¿Usted intentó escapar?
Me acerqué y vi que respiraba, estaba ensangrentada. Quería llamar a mi hermano, y por eso volví al auto. Con el aparato en mano se me acercó su amigo, que me golpeó e insultó. Se me abalanzó y me dio varios golpes. Me levanté, y grité que me deje en paz, que había que socorrer a Andrea.

Llamé a mi madre, a mi hermano, quien es médico y me dijo que había que llevarla a la Clínica del Sur para hacerle una tomografía.

Tardaba el auxilio, moví el auto y lo acerqué para llevarla personalmente. Apareció la camilla de la Clínica Santa María, yo ayudé a llevarla y en ese gabinete médico no vi condiciones para atenderla.

Pedí a su amiga Bohorquez el teléfono de su madre, no lo tenía. Llamé a otras dos personas, no lo tenían. Llegó la prensa y el muchacho declaraba que yo era un asesino. Los policías se me acercaron y me detuvieron. Yo reaccioné con impotencia porque no podría acompañarla

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