En Tarija el 31% de las madres de familia son jefas de hogar y por ende, de ellas depende la subsistencia del mismo, especialmente en el plano económico.
La migración interna o externa del esposo o concubino, el abandono durante la gestación, el divorcio, la viudez o porque ella es la única que puede generar ingresos para al hogar debido a que su pareja no encuentra trabajo o presenta una enfermedad, son las probables causas.
Es por eso que en este Departamento, más de 35 mil madres tendrán un día de fuerte actividad económica, pero no así de agasajo como se espera en la fecha. A continuación te damos una mínima muestra de cómo estas mujeres esperan pasar su día.
Las principales calles de la ciudad se vieron invadidas de personas que caminaban con obsequios y flores en mano, para recibir este 27 de mayo de la mejor forma con el ser más querido de la casa.
El Mercado Campesino es un claro referente sobre la realidad de las mujeres que desde la madrugada comercializan sus productos como ser verduras, abarrotes, frutas, ropa, calzados, entre otros. Por lo general, este centro de abasto es habitado por mujeres, que caminan de un lado al otro para vender.
Loyda Calisaya se dedica a la venta de velas por mayor y menor, quien afirma que desde las 5:00 de la mañana se encuentra en el mercado para realizar la comercialización respectiva, asegurando que la falta de oportunidades la llevó a establecer un puesto ambulatorio para contribuir a la economía familiar. “El dinero no alcanza, todo sube”.
Mientras empieza a amanecer, se escuchan pasos apresurados de personas transitando por las calles de los barrios periurbanos, grupos de 4, 5 hasta de 8 integrantes para trasladarse a su fuente laboral, la mayoría presta servicios al Plan de Empleo Urgente Productivo PEUP.
Nilda Oquendo, afirma que el trabajo es algo sacrificado, porque implica “abandonar” a sus hijos, dejando de compartir el desayuno y almuerzo.
“Antes los despachaba al colegio, ahora ellos son los que me esperan después del almuerzo”. También dio a conocer que el Día de la Madre para ella es una jornada “común y corriente”.
No se puede dejar de lado aquellas “mamás” que cumplen diferentes roles dentro de un hogar, como levantarse horas antes que los demás para realizar la limpieza y preparar la primera comida del día, arreglar a sus hijos para trasladarlos a una guardería o al colegio, asistir al trabajo, retornar apresuradas para tener listo el almuerzo y por la tarde, continuar con la labor.
A pala y pico
La necesidad económica hizo que las mujeres trabajen al mismo ritmo que los hombres, no es raro ver a las damas con las manos llenas de cemento, mismas que laburan en la construcción como albañiles.
La pala y picota no son un impedimento para las madres, quienes se ven en la necesidad de aceptar estos dignos pero difícil trabajos considerados generalmente para hombres por la fuerza física que se requiere, para conseguir recursos extras.
L.P (por sus iniciales) trabajaba concentrada preparando la “mezcla” para empezar a construir una pared, lo que llamó la atención, fue que mientras realizaba su labor, le cantaba a su hijo, al que lo cargaba en la espalda, sujeto a una manta.
L.P dio a conocer que trabaja “hombro a hombro” con su esposo, porque deben mantener 5 hijos. “En el establecimiento piden libros, una y otra cosa y con 5 resulta imposible que la plata alcance”.
Trabajo dentro del hogar
Un sinnúmero de “mamás” no realizan un trabajo fuera de casa y con remuneración económica; sin embargo, tienen la ardua tarea de realizar la limpieza, cocinar, lavar, ordenar, cuidar a sus hijos, entre otras.
Pero en diferentes ocasiones, esta labor no es reconocida por los integrantes de la familia, quienes toman estas tareas como un trabajo “simple”, restándole valor a la dura entrega.
Doble responsabilidad
Por otro lado, existen mujeres que cumplen dos responsabilidades, ser padre y madre para sus hijos. Estas mujeres buscan diferentes estrategias para llevar el sustento económico hasta sus hogares.
Ana (nombre ficticio) tiene dos niños de 2 y 4 años, lamentablemente es madre soltera; el padre de sus hijos la abandonó dejándola a su suerte, ella relata que no es una tarea fácil, pues debe dejar a sus hijos en una guardería de su barrio para trabajar y conseguir el “pan” del día. “La recompensa es mirar a mis hijos crecer”.
Madres zapateras, secretarias, amas de casa, abogadas, contadoras, periodistas, albañiles, choferes, cocineras, arquitectas, son mujeres que merecen la admiración y respeto de la sociedad, pues todas aportan con la educación y formación de sus hijos.
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