"Es que hablar del tema de violencia es doloroso, el maltrato a la mujer está muy extendido y la violencia sexual muchas veces se mantiene en secreto”, contó Luis Mamani, responsable del SLIM.
En declaraciones a ANF dijo que el 2015 los casos de violación representaron el 20 por ciento del total de Denuncias, "pero ese porcentaje no demuestra la realidad, muchas violaciones no son denunciadas, por la idiosincrasia estos temas se mantienen en total reserva”.
El 2015 el SLIM registró un total de 113 denuncias de violencia de las cuales 24 eran de violencia sexual y el resto violencia física y psicológica. Los agresores son esposos, cónyuges, concubinos y enamorados, y en el caso de violencia sexual, vecinos y conocidos de las víctimas.
Según Mamani muchas violaciones terminan en embarazo, "es entonces que se comprueba la violencia sexual, en los embarazos no deseados, y es entonces que debemos proceder a esclarecer las circunstancias del hecho para tomar acciones contra el agresor”.
En medio de ese complejo panorama el SLIM cumple una labor importante, pero enfrenta serias restricciones. Tiene un presupuesto limitado y cuenta con un solo funcionario para atender a una población dispersa en cuatro cantones y 22 comunidades.
La falta de dinero y de personal se resuelve con voluntad de trabajo y mucha creatividad, "lo que es difícil se enfrentar son los llamados usos y costumbres, la gente dice ‘siempre ha sido así no hay para que cambiar’ y de esa manera justifican la violencia y la discriminación histórica hacia las mujeres”.
El municipio de Chua Cocani está ubicado en los márgenes del lago Titicaca, a 56 kilómetros de la ciudad de La Paz, sede de gobierno, y un alto porcentaje de su población tiene doble residencia.
"Muchos viven en El Alto o en la ciudad de La Paz, pero cuando vuelven al pueblo se aferran a sus tradiciones, tienen arraigadas costumbres, y hay un fuerte machismo. Los hombres creen que deben dominar a las mujeres”
El responsable del SLIM opinó que como consecuencia del machismo las mujeres desisten de denunciar, tienen temor a la desintegración de sus familias y saben que más allá del espacio institucional –policía, SLIM y juzgados–no tienen protección, cuando vuelven a sus hogares están en el total desamparo, "para que denunciar si nada va a cambiar, es mejor soportar, dicen las mujeres”.
A pesar de las condiciones adversas, Mamani aseguró que no se desalienta, desde el SLIM promueve la realización de ferias, campañas de información, visitas a las comunidades, todo con la finalidad de difundir los derechos de las mujeres y la normativa para promover una vida libre de violencia.
"Hay que dar batalla, no debemos desalentarnos, hacerlo será como admitir que hemos perdido la batalla y creo que se puede avanzar, poco a poco, para cambiar la situación de violencia en la que viven muchas mujeres, adolescentes y niñas”, puntualizó Miranda.
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