Así es como D.S., de 27 años, recuerda el episodio más oscuro de su juventud, hace más de un mes, cuando su entonces enamorado, Ronald R.M., de 36 años, le propinó una golpiza luego de una discusión.
Todo se desarrolla en Cochabamba. El 2 de mayo, cuando D.S. llegó al departamento de su pareja, él, con el afán de revisar su celular, comenzó a agredirla hasta dejarla en el piso. Los golpes dejaron a la joven mal herida, pero también le dieron el impulso para denunciarlo a la Fiscalía y comenzar una cruzada para que se haga justicia.
Después de una audiencia cautelar, un juez decidió arresto domiciliario para Ronald R.M. "Yo no tengo ningún antecedente, quieren manipular por el lado mediático”, dice escuetamente. Asegura que está restringido de hablar con los medios y que se hable con su abogada.
Pero D.S. descubrió que no fue la única víctima de su exenamorado. Cuando aún estaba con él escuchaba rumores de violencia, pero no prestó atención. "Luego de que me golpeó, comencé a investigar, me contacté con las chicas de las que había esos rumores y me confirmaron”, cuenta la joven.
Una de las muchachas es María (nombre ficticio), que estuvo con él desde 2012. La relación duró dos años, tiempo en el cual fue golpeada seis veces.
"Es un manipulador, en esa época yo tenía la autoestima sumamente baja porque él me metía en la cabeza que yo era fea, que estaba gorda, que nadie me iba a mirar después de él”, dice.
María se fue a vivir con él. En esa convivencia conoció lo peor de su pareja. "Estaba enfermo de celos, el alcohol era otro factor, muchas de las peleas fueron con tragos encima”.
El departamento de Ronald R.M. está encima del que pertenece a su madre. "Me dio un puñete en la boca del estómago, yo lloraba y me decía ‘así te quería ver’. Las veces que me pegaba yo pensaba que me iba a morir. su madre me ha escuchado gritar, pero nunca hizo nada. Él me paraba botando de su casa, varias veces fui a parar a un hotel”.
Pero después de cada pelea, el novio aparecía "arrepentido”, pedía perdón y prometía cambiar. "Una vez que él viajó, yo decidí dejarlo, tuve que cambiar de celular porque me mandaba mensajes que decían que se iba a matar, que no iba a aguantar y que ojalá Dios lo ayude. No lo denuncié porque hasta ahora le tengo miedo”, relata.
Otra de las víctimas es Teresa (nombre ficticio). Entre 2010 y 2011 él comenzó una relación con la joven que duró más de un año.
Una noche la pareja estaba en una discoteca, cuando ella decidió irse. Él le dio alcance y le dijo que seguro iba a encontrarse con alguien. A tanta insistencia, Teresa accedió a ir a su casa con un mal presentimiento.
"Me encerré en el baño para que se calme, salí y fue como un ataque de celos que le dio, me gritó, me empezó a ahorcar, no podía respirar, lo separé y me apretó más, se descontroló, me pateaba en el piso, me insultaba, me escupía. Me dislocó el codo, yo no entendía nada”, recuerda la joven con la voz quebrada.
Teresa terminó con el jean y el abrigo completamente rotos. El sueño venció a Ronald R.M. y ella buscó las llaves del departamento que él las había ocultado. Se marchó con la decisión de no verlo nunca más.
Teresa cuenta que mientras era golpeada, le decía a su pareja que piense en su madre, que a ella no le gustaría verlo en la cárcel si algo le pasaba y él le respondió: "Por la plata baila el mono, yo puedo hacer lo que me dé la gana”. La joven presentó una denuncia en la Policía, pero no prosperó.
Fue la muchacha que ayudó a D.S. a encontrar a una cuarta víctima: Ana (nombre ficticio), que tuvo una relación con Ronald R.M. en 2008.
"La relación duró un año y medio. Las peleas empezaban cuando él intentaba ver el celular de mi hija. Le dio un puñete en la cara, la tiró al piso. Yo me enteré y le pedí que nunca más se acerque a ella y lo que hacía él era llorar y pedir perdón”, afirma el padre de la joven que actualmente vive en Buenos Aires, Argentina.
Al conocer el caso de D.S., los padres de Ana fueron a declarar a la Policía. Lo mismo hizo Teresa. Ambos testimonios fueron antes de la audiencia de mayo. Se espera el de María.
Sin embargo, hay dos mujeres más que presuntamente fueron también víctimas de Ronald R.M. Una ciudadana alemana, a quien el sindicado le habría fracturado ambas piernas y su exesposa, que fue lanzada por él desde un segundo piso. Ambos casos aún no fueron confirmados.
Cynthia Escóbar, la abogada del denunciado, afirma que no hay ningún antecedente de su cliente ni en el REJAP ni en la FELCC. Que en 2011 hubo una denuncia pero no avanzó porque no se individualizó al agresor. "Usted se preguntará cómo es que una mujer defiende a un agresor. Créame que si no hubiera visto los antecedentes y no estaría convencida de su inocencia, no lo estaría defendiendo”.
A las cuatro jóvenes las unió el deseo de que nadie más sea víctima del acusado. D.S. logró que las otras tres muchachas testifiquen y ahora está en busca de otras afectadas. "Este hombre debe ir a la cárcel”, demanda.
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