Pero, también existen otros tipos de violencia de género en las que incluyen los insultos, maltrato tanto verbal como físico, la esclavitud sexual, la trata de personas, las mutilaciones físicas y la negación de los alimentos, que en algunas culturas llegan al punto de originarles la muerte.
Una de las principales causas de estos actos tiene como fin castigarlas. Asesinar a mujeres como castigo, se remonta a tiempos bíblicos, ya que si se la consideraba adultera era lapidada hasta originarle la muerte, dado que en esos tiempos, la mujer era una pertenencia de su marido, desde el momento en que se celebraba el matrimonio. En la historia, encontramos entre otros los casos como el de Juana de Arco y Ana Bolena.
Juana de Arco, fue juzgada por un tribunal eclesiástico que la acusó de brujería, argumentando que las voces que ella oía, eran emitidas por el diablo. Se la responsabilizaba por intentar desprestigiar al monarca Carlos VII.
Luego de tres meses de juicio llevado adelante por el tribunal de la Inquisición, se la declaró hereje y se la culpo por practicar hechicería. Pese a sus continuos reclamos de inocencia fue condenada a la hoguera. Años después, se la consideró una mártir, siendo canonizada y se la nombra Patrona de Francia.
Ana Bolena , esposa de Enrique VIII, rey de Inglaterra, fue decapitada acusada de adulterio, incesto y traición, ninguno de todos estos cargos pudo ser comprobado. Después de mucho tiempo, se la reconoció como una mártir de la cultura protestante inglesa.
En la literatura Williams Shakespeare, nos presenta a Otelo, el moro, que por causa de sus terribles celos, calumnias e injurias mata a su amada esposa Desdémona.
Ciego por el dolor de sentirse traicionado, con furia y sed de venganza provoca una tragedia. De este modo, podemos ver que en todas las épocas, la mujer fue injustamente maltratada por distintos motivos, con diferentes métodos y considerada maligna.
Se las intentó callar, dominar y hasta domesticar, algo de la condición femenina, el enigma que representa una mujer, se torna incomprensible, insoportable
y hasta amenazante, implementándose en todos los tiempos, diversas formas para justificar la muerte. Durante Siglos la sociedad aceptaba estas condenas, que en muchos casos eran ejemplificadoras, ya que si no respetaban las normas de los hombres merecían castigo.
En la actualidad, la sociedad está implementando herramientas para denunciar estas muertes, intentando poner palabras al horror, tratando de limitar lo mortífero. Se tratan de modificar algunos patro- nes culturales y se le otorgan centros de protección y lugares en los que se pueden denunciar los malos tratos. La propuesta es no darle la espalda al sufrimiento, a la impunidad y reclamar justicia bajo
el lema de ni una menos.
NOTA: Para cualquier consulta o comentario sobre
la columna, contactarse con Claudia Méndez Del
Carpio al correo claudiamen@hotmail.com
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