Un feminicida no íntimo es una persona que no conoce a sus víctimas, no pertenece al entorno de ellas. No existe una relación de afinidad ni de sentimientos. Puede ser el desconocido que acecha en una calle, en un taxi, en una fiesta o un evento público. Este tipo de personalidad es psicopática.
La perito en Psicología Clínica Forense, Lorena Cox, asevera que estos agresores han crecido en hogares donde, por lo general, existió una ausencia de control familiar.
SIN LÍMITES Desde pequeños, no se les fijó límites; no se les enseñó lo que es bueno, lo que es malo, lo que está permitido y lo que está prohibido. No se les enseñó a respetar las normas sociales, legales ni los derechos de las otras personas. “Su personalidad se fue formando mientras transgredían las normas”.
Al no tener conciencia ni conocimiento de las leyes y los derechos de los otros, estos niños y adolescentes comenzaron teniendo conductas que afectaban a su entorno y descubrieron que ello les producía satisfacción, precisamente porque no tuvieron una corrección apropiada. “Empezaron a sentir placer al causarle daño a otra persona”, describe Cox.
EXTREMOS Algunos de los feminicidas no íntimos crecieron con un modelo de crianza polarizado que alternaba entre el solapamiento de sus transgresiones y la rigidez excesiva.
Tuvieron padres que oscilaban entre los castigos más severos y la permisividad más inexplicable. Esta ambivalencia hizo que estas personas internalicen este modelo de crianza disfrutando del daño. En otras palabras, “no sienten empatía por los derechos de las otras personas y violarlos, les produce placer”.
CERO CULPA A diferencia del primero, el feminicida no íntimo no siente culpabilidad por nada. “Tienen una afectividad plana. Ya sea que cuenten un evento triste o uno alegre, lo hacen con el mismo tono de voz porque nada les produce emociones”, amplía la perito.
Pueden sufrir algún grado de dificultad sexual que los hace sentir inseguridad y la forma de reafirmarse en poder es transgrediendo normas.
A medida que crecen, experimentan golpeando a personas más vulnerables, robando, violando y terminan matando con un objetivo de placer sexual, aunque no lleguen a consumar la violación.
INTELIGENTES Los feminicidas no íntimos son personas que tienen un alto coeficiente intelectual y planifican sus crímenes con detalle para no cometer errores, pero los cometen. Y lo único que los enoja es la vergüenza de que sus errores salgan a la luz. Empero, tienen una gran capacidad de manipular a otras personas. Los feminicidas no íntimos han tenido un estilo de vida “parásito” porque suelen beneficiarse del trabajo de otros.
Si bien no conocen a sus víctimas, hay un vínculo con ellas en sus mentes. Este feminicida fantasea con situaciones sexuales con personas que no lo han visto antes, pero las escoge por alguna característica en particular que le recuerda situaciones vividas en su infancia. Delinquen entre los 17 y los 35 años.
Estos delincuentes han tenido un vínculo muy estrecho con sus madres porque ellas los han protegido, pero de manera insana. No los corrigieron, pero sí evitaban que sus transgresiones fueran conocidas por otros y de esa manera los solaparon. Estas madres, con esa actitud, ayudaron a que sus hijos no sientan culpabilidad por sus actos.
Estos feminicidas dependen mucho de la aprobación materna. Son inseguros en el ámbito sexual. Se cuidan de transgredir las normas cuando no son vistos por otros.
Casi no mencionan a su familia. Generalmente les afecta la imagen de su padre porque maltrataba a su madre, la engañaba o la abandonaron. La relación simbiótica madre e hijo, es fuerte.
“Son chicos que han resuelto el complejo de Edipo a través de la renegación del padre”. El padre encarna la ley y los psicópatas detestan las leyes establecidas, por eso las violan. Empero, cuando la ley no ha logrado que cada uno tome su lugar dentro de la familia, surgen las perversiones.
A temprana edad tuvieron experiencias genitales y comportamientos sexuales. Y generalmente son personas que han sido víctimas de tocamientos u otros delitos sexuales. Buscan reproducir y satisfacer su sexualidad de forma activa, a través de pornografía, desviaciones y parafilias. El móvil de ataque a una víctima, son sus fantasías sexuales. Quienes han tenido experiencias pregenitales perversas buscan relacionarse de esa forma con la gente. Todo es sexual para ellos.
La atrocidad en sus crímenes busca incrementar su placer o satisfacción. Y las particularidades de cada asesinato van a depender del tipo de desviación sexual del feminicida.
Cox: “Es un psicópata y no tiene cura”
Los feminicidas no íntimos son psicópatas y quienes padecen una psicopatía, no tienen cura. Es más, el someterlos a un tratamiento podría “perfeccionar” su forma de delinquir, advierte la psicóloga del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), Lorena Cox.
“La rehabilitación no es posible en ellos. Es más, las terapias o tratamientos son contraproducentes en estos casos porque solo les aportan más herramientas para que la próxima vez que cometan un delito cuiden mejor cada detalle para no ser atrapados”. Son capaces de fingir locura para librarse de las consecuencias legales de sus actos y son peligrosos para la sociedad porque pueden reincidir en el mismo delito y con mayor intensidad, precisamente porque no sienten culpa ni arrepentimiento. Los feminicidas de este tipo “solo sienten rabia cuando los pescan y los investigadores desbaratan sus teorías. Lo único que le afecta a un psicópata es la vergüenza, porque ésta toca su narcisismo, su egocentrismo. Quieren demostrar que no se equivocaron y si lo hicieron, no soportan quedar en vergüenza”. Son personas que han tenido muchas parejas sexuales a lo largo de su vida, pero no siempre le proporcinaron placer en relacionaes normales, por lo que atacan a sus víctimas con mordiscos y laceraciones. La mayoría de los feminicidas no íntimos mata asfixiando a su víctima mientras la viola. Algunos las vejan después de muertas.
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