Estos hechos que han adquirido matices de novela melodramática aún gira en torno a dimes y diretes, pues mientras unos salen a decir "su verdad", otros la desmienten y señalan todo lo contrario. Lo que nos muestran los hechos es que cuando una mujer decide usar sus encantos es capaz de hacer tambalear cualquier sistema, sea político, religioso o de otra índole, por muy cuidado y bien cimentado que esté.
Ya lo demostró Cleopatra, quien sin ser la panacea logró conquistar a los dos hombres más influyentes de uno de los imperios más poderosos del mundo, y alcanzar beneficios a favor de su pueblo.
En la antigüedad las mujeres fueron vistas como seres inferiores, algunos llegaron a creer que no tenían alma y las trataban peor que a los animales; la historia está llena de mártires que por uno u otro motivo perdieron la vida ante la violenta arremetida de los hombres contra ellas. Es por eso que nacieron los movimientos feministas y se hizo fuerte la lucha por la igualdad, también por ese motivo las mujeres tienen ciertos días en el año señalados para rendirles homenaje, verbigracia, el que se cumplirá este martes 8 de marzo, reconocido como Día Internacional de la Mujer, que "se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre... La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales", según datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas.
"La Carta de las Naciones Unidas, firmada en 1945, fue el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Desde entonces, la ONU ha ayudado a crear un legado histórico de estrategias, normas, programas y objetivos acordados internacionalmente para mejorar la condición de las mujeres en todo el mundo".
No obstante, por hallar la igualdad de oportunidades, algunas personas confundieron esa lid en la búsqueda de una paridad con los hombres en todos los sentidos, a tal punto de perder su identidad y su femineidad, entonces comenzó la conocida "guerra de los sexos", en la que ellas intentaron demostrar que podían ser superiores a los varones.
Pero si Dios nos puso en esta Tierra como hombre y mujer, cada uno con sus características propias, que nos diferencian y a la vez nos acercan, es por alguna razón, de lo contario habría creado sólo varones o solamente féminas, nos hizo distintos no para someternos unos a los otros sino para complementarnos.
No, aquí no vamos a dar una cátedra de lo que significa ser mujer ya que si necesitáramos un manual para comprender todo lo que hace a su naturaleza tendríamos que escribir un tratado de miles de páginas, pues las féminas son tan distintas y complejas como seres de este género hay en el mundo.
Pero a partir de la experiencia que tiene la autora al ser mujer vamos a reflejar algo de lo aprendido en el camino de la vida.
En primer lugar, señalar que muchas personas pertenecientes a este mal llamado sexo débil, aún no se dan cuenta del poder que poseen y no lo utilizan a su favor, pues se nos ha enseñado a ser siempre sumisas y a pensar en los demás antes de pensar en sí, aunque las corrientes ideológicas más recientes han comenzado a orientar a las mujeres por un camino distinto y se nos ha dicho que el tomarse en cuenta a una misma no es egoísmo sino amor propio y autoestima, además de la autonomía para autorregularse en pos de su independencia moral y económica, tan necesario para tener relaciones humanas saludables.
Muchas se quejan por tener que quedarse en casa cuidando y criando a sus hijos, no deberían hacerlo, ya que nuestro Creador ha visto en nosotras algo especial y nos ha confiado la responsabilidad de formar a las personas que habitarán el mundo por lo que es nuestra obligación educarlos en valores buscando la tan ansiada equidad de género. Dios, además comparte con nosotras el don de la creación, es decir, nos ha elegido para que llevemos en nuestro seno a criaturas de nuestra misma condición humana y seamos capaces de dar vida al igual que lo hace Él, como alerta Miguel Ángel Cornejo, por tanto, debemos ver esto como un don divino y un honor que se nos ha concedido.
La psicóloga chilena Pilar Sordo, señala que hombres y mujeres tenemos propiedades distintas, ellos poseen una naturaleza soltadora, es decir, que si no expulsan no habrá procreación, por eso no les cuesta tanto superar una separación o pérdida; en cambio ellas son, además de soñadoras, de naturaleza retentiva, tienden a retener y guardar en su seno la vida, lo contrario significaría también que no se pueda procrear. Sordo recomienda que ambos hallen un equilibrio entre ambas particularidades, que los varones aprendan a retener y las damas a soltar, de esa manera se podrían construir relaciones más duraderas y armónicas.
Hay mujeres que tienen que salir a trabajar y por ese afán de parecerse a los hombres muchas se han puesto en la espalda una carga muy pesada, llegan a sus hogares cansadas y tienen que continuar trabajando, y en el momento de la intimidad ya no tienen ánimo sino para poner la cabeza en la almohada y dormir. Por eso es necesario que exista cooperación de su compañero, que las labores sean repartidas, pues un varón no se va a morir por tener que cocinar o lavar trastos alguna vez en su vida, y pues, los beneficios para ese hogar y para la pareja serán invaluables.
Sin embargo, a ellas también les tocará cumplir con lo mejor que tienen, es decir, sacar a relucir su lado más femenino y seductor, arreglarse y disfrutar con su pareja momentos a solas en los que puedan hablar, reconocerse y volver a enamorarse. No es necesario que ambos sexos continúen enfrentados, sino que cumplan su misión de complementarse para construir un mundo armónico y lleno de amor.
Vanessa de Oliveira, autora de numerosos best sellers, ex dama de compañía, llama a las mujeres a reencontrarse con su poder femenino y a utilizarlo por el bien de la humanidad.
A William Golding se le atribuye la siguiente frase: "No sé por qué las mujeres pretenden ser iguales a los hombres, cuando en realidad son mucho mejores e incluso superiores a nosotros", la verdad es que no somos ni inferiores ni superiores, tampoco somos iguales, precisamente en esa diversidad está la clave para que nos gustemos, nos queramos y nos amemos; pero para que esto ocurra es necesario que cada uno, hombre o mujer, en su fuero interior comience a amarse, a valorarse, a respetarse, y cultivando esos valores en su ser íntimo será lo que proyecten hacia fuera y para los demás.
Si damos un vistazo a la historia, hallaremos que también ese afán de lucha por la equidad, muchas féminas han brillado con luz propia y han hecho de éste un mundo mejor, es por eso que se ve con ojos de reproche el hecho de que se las humille y maltrate por su condición de género, desde el mundo masculino y desde todo punto de vista. Nuestro columnista José Luis Bolívar lo expresó de la siguiente manera: "Cuando una estúpida muchedumbre, decide castigar a una autoridad vistiéndola de mujer, como si este castigo mereciera la humillación de portar las prendas de la noble mujer de pollera, muchos de nosotros no sólo sentimos asco de semejantes decisiones, sino que además vergüenza ajena de pertenecer a un género que se siente superior sin poder siquiera llegar a los talones de tantas honorables féminas".
De esta manera queremos honrar a tantas y tantas mujeres que por mérito propio han alcanzado sitiales de importancia, brindando con su ejemplo las mejores enseñanzas para un mundo mejor, armónico, lleno de amor, y solidaridad, por eso, a través de estas líneas las felicitamos y que disfruten un nuevo Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo.
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