La falta de una institución que fiscalice las estadísticas reales, que de acuerdo a la Ley 348 debería ser el Ministerio de Justicia, causa que el fenómeno de la violencia basada en género sea invisibilizado, minimizado de su real dimensión ante la sociedad y las autoridades que incumplen su deber de dotar recursos suficientes a la prevención.
OPINIÓN cuenta con 23 casos de feminicidio, con nombre y apellido, esclarecidos por la FELCC y la FELCV. Gracias a una estadística lograda en alianza con ¿Cuántas Más?, de La Pública, se concluye que de estos 23 casos registrados hasta el 17 de septiembre, en 14 casos que equivalen al 61 por ciento del total, los feminicidas convivían con sus víctimas. Eran esposos o concubinos.
En dos casos, equivalentes al 9 por ciento , los autores eran novios de las asesinadas, en un caso, los feminicidas fueron el yerno, la hija y otro familiar.
En 4 casos, equivalentes al 17 por ciento del total, los feminicidas eran desconocidos y su objetivo al matar a sus víctimas era consolidar la violencia sexual.
El feminicidio es el asesinato de una mujer cometido por una persona que se siente superior a ella y que cree tener el derecho de terminar con su vida, por suponer que es de su propiedad o para ejercer poder sobre esa víctima.
La psicóloga clínica forense del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), Lorena Cox, explicó que el feminicidio de tipo íntimo, el más común en Cochabamba, puede ser cometido por la pareja, expareja, hermano, padre o cualquier familiar de la víctima. El feminicida no íntimo acecha en las calles y su fin es la violación o el ejercer poder sobre alguien más débil.
El más común.
El feminicidio íntimo es el más común en Cochabamba y en Bolivia. Un feminicida íntimo puede ser la pareja, u otro familiar.
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