En muchos escenarios, especialmente en el entorno global de la economía capitalista, el aumento de poder de unos significa la pérdida de poder de otros. Pero en el núcleo de la doctrina filosófica del Cooperativismo poder significa “asociarse con otros y actuar en consenso”. El término que por un lado puede aludir a la supresión, para nosotros incluye el sentido de resistencia, de poder decidir y una fuente de emancipación como eje del empoderamiento.
Con motivo de la conmemoración internacional del Día de la Mujer, las Naciones Unidas este 2015, invitan a empoderar a las mujeres y a imaginar el alcance del empoderamiento a toda la humanidad. Nos llaman a recrear un mundo en el que cada mujer pueda escoger sus decisiones, tales como participar en la política, el desarrollo económico, educarse, crear empresa, disfrutar de la democratización de las riquezas y vivir en sociedades sin violencia ni discriminación.
Esta invitación llega en un año histórico en el que se conmemora el 20º aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer realizada en Beijing y en el que el mundo se prepara para definir una agenda de acción global para el desarrollo sostenible.
La Alianza estuvo presente en este escenario mundial de Beijing y lo estamos hoy en Beijing+20, asumiendo nuestros compromisos como organismo líder del desarrollo cooperativo en el mundo. Imaginarnos un mundo en el que la mujer viva en igualdad de derechos y con justicia social plena que garantice y extienda sus libertades es una invitación que en el movimiento cooperativo y desde el Comité Mundial de Equidad de Género de la Alianza aceptamos con beneplácito.
Estamos convencidos, como en Beijing, de que “la potenciación del papel de la mujer y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas las esferas de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz”.
Sabemos que el empoderamiento femenino es un imperativo previo y necesario para la equidad de género.
Este alcance dependerá de la capacidad para transformar nuestras relaciones de poder entre hombres y mujeres y como sociedad. Pero a su vez, generar equidad de género es un determinante para procesos de empoderamiento femenino sostenibles.
El empoderamiento es la fuerza original que da al cooperativismo su potencial transformador.
La cooperación en sí misma y por definición incluye empoderamiento. Asumir que somos capaces; que podemos desarrollar y desplegar recursos que nos permitan tomar el control de nuestro destino y ser protagonistas activas del mismo; con capacidad para enfrentar, confrontar y afrontar las decisiones para nuestro futuro y desarrollo.
Compromiso cooperativo
El potencial femenino
Por nuestra naturaleza y principios cooperativos estamos conminados a replantear permanentemente las relaciones jerárquicas, de poder y de subordinación impuestas como naturales en la sociedad.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer en este año da a la Alianza Cooperativa Internacional y a sus organizaciones miembros el escenario propicio no solo para “imaginar” el empoderamiento de la mujer sino también para actuar. Es una nueva oportunidad para reconocer nuestras potencialidades y aciertos como agentes promotores del cambio y la transformación de mujeres y de hombres en una sociedad con mayor equidad. También es el momento para reflexionar sobre las brechas, los desafíos y las nuevas oportunidades a las que aún debemos responder en esta apuesta por el liderazgo y la reivindicación propia y genuina del poder de la mujer.
Estamos llamados a promover el empoderamiento femenino desde las múltiples alternativas que ofrece nuestro modelo de desarrollo cooperativo: en lo personal, en lo social, lo económico, desde el empleo y el emprendimiento empresarial, desde las diferentes opciones para alcanzar una vida digna y expandir sus opciones de libertad. Y aún más desde lo que algunos recientemente han llamado empoderamiento “espacial” de la mujer; es decir, desde sus posibilidades de protagonismo, voz y legitimidad en el espacio público.
Desde el movimiento cooperativo mundial rechazamos los modelos tradicionales de poder liderazgo y autoridad, y apoyamos los modelos de autonomía social y de liderazgo compartido.
Las cooperativistas asumimos la autoridad no como poder sobre otros o como mecanismo de subyugación y segregación, sino como capacidad de influencia, de gestión empática y flexible para el enlace solidario con otros grupos sociales o con equipos de trabajo, donde priman la innovación social, la creatividad, la acción participativa y democrática y la solidaridad.
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