En las últimas décadas hemos visto muchos programas públicos orientados a la mujer que incluyen acciones de “empoderamiento”, capacitación en temas técnicos e incentivos para que las mujeres trabajen en oficios no tradicionales. Más recientemente, muchos programas incluyen ayuda para cubrir los costos del cuidado infantil, y se han hecho reformas para mejorar las regulaciones laborales de maternidad y paternidad en varios países de la región (Elborgh-Woytek et al, 2013). Sin embargo, pocos programas incluyen acciones de concientización dirigidas a hombres y mujeres.
La literatura reciente indica que el contexto cultural importa. La revista American Economic Review ha publicado un estudio de Raquel Fernández (profesora en Economía por la Universidad de Nueva York), que muestra el efecto de la cultura en la evolución de la participación laboral femenina en EEUU en el último siglo.
A través de un modelo complejo, Fernández (2013) encuentra evidencia del rol del aprendizaje intergeneracional que se produce cuando una mujer con hijos trabaja: indirectamente, les está enseñando a sus hijos que es aceptable que una mujer trabaje. Algo similar dice Sheryl Sandberg (jefa de Operaciones de Facebook) en su exitoso libro Lean in. Entre varias anécdotas, explica cómo tener una madre que trabaja y/o un padre que ayuda en tareas del hogar influye en la percepción que los hijos luego tendrán a la hora de formar sus familias.
Ni el estudio de Raquel Fernández ni el libro de Sherly Sandberg informan sobre cómo la política pública puede influir en estos temas. Pero está claro que es un aspecto importante que debe tenerse en cuenta a la hora de diseñar políticas públicas con equidad de género. Sin embargo, varios proyectos en la región están incluyendo acciones de concientización de equidad de género a nivel de las comunidades, con el objetivo de contribuir a que los hombres estén permeables a que las mujeres de sus familias se sumen al mercado laboral./ http://blogs.iadb.org
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